Prólogo

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Las pinturas dibujadas en las paredes del palacio acompañan mi nerviosismo interior que pasa completamente desapercibido debido a mi semblante aparentemente tranquilo, ese que siempre suelo mostrar.

- Deja de caminar de un lado a otro, Rosie - Me ordena mi hermano Charles con semblante serio - Se que estás nerviosa aun cuando tratas de demostrar lo contrario. Debo halagar tu expresión de indiferencia, pero te conozco y es completamente falsa.

Me mantengo con expresión serena aun cuando mi interior es un torbellino de emociones para nada agradables, camino hacia la gran ventana que me permite ver nuestro inmenso jardín. Luego de unos minutos dirijo mi vista hacia Charles con seriedad - Para ser el futuro rey no eres muy listo.

- ¿A qué te refieres? - Pregunta imperturbable.

- Nuestro padre ha estado encerrado en su oficina desde hace más de dos horas con el rey enemigo tratando de llegar a un acuerdo de paz entre nuestras naciones.

- Esa es una buena señal, deben de estarlo logrando - Asegura con indiferencia.

- ¿Lo ves? Para ser parte de la monarquía eres demasiado lilipendo.

Sus labios dejan salir una risa burlona - Tus insultos son demasiado anticuados, actualmente esa palabra se conoce como imbécil.

Niego con la cabeza y me dirijo a él quien está sentado despreocupadamente en uno de los sillones de la sala con su pierna izquierda apoyada en la derecha, pero sin llegar a cruzarse. Su camisa azul esta desabrochada de los primeros tres botones superiores, su corbata esta deshecha y cada extremo cuelga de un lado de su cuello, su pantalón negro esta arrugado debido a la posición de sus piernas - No me interesan tus clases de modernidad - Le digo antes de tomar su pie y bajarlo con agresividad del otro tomándolo desprevenido - Eres el futuro rey, Charles, compórtate como tal.

Se pone de pie quedando frente a mí, solo me gana con unos centímetros ya que ambos somos demasiado altos, él de 1.82 y yo de 1.78

- Te aseguro que, si fuera por mí, hermanita, te dejaría ser la reina, y también estoy seguro que nuestros padres lo aceptarían, pero por desgracia también necesitan el permiso del consejo real y ellos no están de acuerdo en lo más mínimo, ya que son aún más anticuados que tú y unos malditos retrógradas y machistas.

Su cabello carmesí es idéntico al mío y ambos brillan debido a la luz del sol de la ventana junto a nosotros. Es innegable que somos hermanos, de hecho, sé que nos creerían si dijéramos que somos gemelos a no ser porque sus ojos son cafés como los de mamá y los míos azules como los de papá, y claro, porque somos de la realeza y todos están al tanto de nuestras fechas de nacimiento.

- Liderarás toda una nación - Le recuerdo.

- No quiero liderarla - Me dice antes de suspirar y pasar por mi lado posicionándose en la ventana, justo donde yo estaba segundos atrás - Pero ese no es el punto, ¿Por qué me consideras un lilipendo? - Me cuestiona con burla.

Yo ruedo los ojos y me siento donde él estaba anteriormente - Si no logran conseguir el tratado de paz entre nuestra nación y Salvatore entonces seguiremos en guerra y ahora con mayor potencia y rencor. Y si llegan a un trato no lo harán con simpleza, Charles, siempre se busca algo a cambio, siempre.

Esta vez su seriedad es inmediata y oscura - ¿Estás sugiriendo...?

- Que habrá un matrimonio a cambio del tratado de paz - Completo por el - Tú eres el futuro rey de Lennox, pero yo estoy destinada a ser una simple princesa siempre. Tú tienes un futuro prometedor, yo solo estoy destinada a ser la linda hija de los reyes y la hermana menor del futuro rey. Es obvio que la que tendrá que tomar la responsabilidad de este matrimonio seré yo. Tú ya tienes tu obligación para esta familia impuesta, esta será la mía.

Supremacía [Poder #1].Where stories live. Discover now