9. Las dos propuestas.

1.8K 256 43
                                    

Caminar por los pasillos del inmenso castillo con Edward es menos incomodo de los que pensé. Hemos estado hablando todo el camino y hemos llegado a una conclusión: No sé nada del cine clásico.

- ¿Heathers? - Me pregunta a punto de rendirse.

- ¿Perdón? - Le respondo estúpidamente.

- ¿Nunca has visto Heathers? Por Dios, Rose Aphrodite, esto es inaceptable. No me puedo casar contigo si no has visto Heathers. Ese es un requisito completamente necesario.

- Estas exigiendo demasiado - Me quejo.

- Claro que no, de hecho, te estoy haciendo un gran favor, me agradecerás por ello el resto de tu vida.

- Lo dudo mucho - Le respondo mientras bajamos las escaleras y caminamos a la puerta que nos llevará al jardín - Es solo una película, nada del otro mundo.

Él se detiene por un momento antes de salir y me dice:

- Dime por favor que no acabas de decir eso.

- Lo hice - Le digo inocentemente.

Él me mira con horror - Más te vale estar bromeando.

- Las películas están bien, es decir, son buenas y entretenidas, pero no son indispensables, podría vivir sin ver películas a la perfección.

- No dirás eso una vez que veas Heathers - Me asegura abriendo una puerta de cristal que nos lleva a un puente lleno de flores y pajarillos volando, un puente que guía a una segunda torre en el castillo y que permite ver el precioso jardín que espera por nosotros.

No puedo evitar sonreír - Edward, esto es hermoso - Le digo deteniéndome un momento para admirar la vista.

Él me sonríe de vuelta y se coloca a mi lado - Es mi jardín favorito.

Lo volteo a ver sin dejar de sonreír. Sus ojos miel brillan con un alegre estado de ánimo - Ahora será mi favorito también.

Nos miramos más de lo que deberíamos y sorpresivamente para ambos Edward coloca detrás de mi oreja un rebelde mechón de mi cabello que se había escapado. Su toque me deja estática por un momento y el hecho de que no baje la mano o la retire hace que mis sentidos se aceleren.

- ¿Qué me estás haciéndome, Rose? - Pregunta en un susurro más para él que para mí y finalmente baja su mano envolviendo lentamente el mechón entre uno de sus dedos y acariciándolo.

- No sé a qué te refieres.

- Ese vestido te queda más precioso de lo que me gustaría admitir.

No sé qué decir, me quedo estática, solo mirándolo. Él desenvuelve su dedo y deja caer libre el mechón de mi cabello que sostenía.

De manera inconsciente bajo la mirada para ver mi vestido dorado de escote corazón y tirantes. La luz del sol a punto de ponerse brilla resaltando de manera hermosa el color de esté.

Él parece en una especie de ensoñación, pero finalmente reacciona y toma mi mano - Vamos, el atardecer reflejado en el lago del jardín es digno de admirar.

Asiento y lo sigo. Sus músculos se marcan a través de su camisa blanca lo que me hace saber que suele ejercitarse, tal vez por el entrenamiento militar que requiere para aprender a combatir como rey.

Cuando cruzamos el puente entramos a una sala despejada con solo un piano en medio de ella y me detengo un momento.

- ¿Sabes tocar el piano? - Le cuestiono dirigiéndome al instrumento.

Edward asiente - A mamá le gusta mucho su melodía. La calma que produce.

- Charlie sabe tocarlo a la perfección. Le relaja bastante cuando las labores como heredero lo afligen mucho. Yo nunca he aprendido. Me gusta, pero soy pésima.

Supremacía [Poder #1].Where stories live. Discover now