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Una pequeña niña de cabello rojo y rizado caminaba por las escaleras de la casa, su familia la esperaban en la parte de arriba, mientras que mas gente la veía de abajo.

Al llegar se detuvo y miró a su padre, le sonrió y la animo a abrir aquella puerta brillante. La pequeña de cinco años asintió y tomó el pomo de la puerta, girándola.

—¡Tenemos un nuevo don!

Todos celebraron y gritaron esa noche, festejando a la pelirroja.

Diez años después

Desperté, la voz de Mirabel resonaba por la casa, lo cual me hizo reír. Me levante de la cama y le di los buenos días a casita como siempre lo hacía.

Casita abrió las ventanas Dejándome ver al pueblo, la vista era hermosa. Después los azotes en mi puerta me llamaron, era Mirabel.

Me cambié con rapidez y salí de mi habitación, los demás ya estaban afuera y sentí como alguien tiraba de mi cabello, me giré y era Camilo.

Camilo: Eres una floja.

Tania: De seguro te acabas de despertar también.

Sin dejarlo responder también tiré de su cabello, y comenzamos a tironearnos del cabello, entre risas corríamos por los pasillos.

Pepa: ¡Niños!

Ambos paramos mirando a mi tía Pepa, la cuál estaba enojada, la nube con truenos encima de ella lo decía todo.

Tania: Lo siento Tía

Caminé hacía ella y le tomé la mano tratando de tranquilizarla.

Camilo se transformó en mi y tomo la otra mano de mi tía, lo miré con ojos de asesina y el sonrió.

Camilo: ¿Qué? Eres la adoración de mi Mamá, siempre logras calmarla, si hay dos de ti se calmara más rápido.

Y lo peor es que Camilo tenía razón, La tía Pepa estaba como si nada, incluso salía un arcoíris afuera.

Pepa: Lo siento niños, solo es que estoy nerviosa por lo de hoy, mi Antonio recibe su don y nadie lo encuentra por la casa.

Tania: Tranquila Tía va a ver que lo vamos a encontrar muy pronto, se lo prometo.

Camilo: Si Mamá, por ahora vamos a comer, tal vez así salga Antonio.

Caminamos hacia afuera, la mesa ya estaba puesta y mi Tía Julieta terminaba de poner la comida. Me senté en medio de Mirabel e Isabela, siempre me sentaba en medio de ellas, ya que a la Abuela no le gustaba que pelearan por todo.

Alma: Cómo sabrán hoy es un día muy importante en la familia, Antonio recibe su don y todos esperamos que esta noche sea perfecta, la última vez la ceremonia no salió como lo planeábamos pero no debemos dejar que eso nos afecte.

Mi mirada se dirijo a Mirabel, la cual claramente trataba de hacer su esfuerzo de no notar que se sentía mal, puse mi mano en su hombro y lo frote con delicadeza, tratando de animarla.

Pero lo que nadie sabe es que la ceremonia del don también me afectaba, desde que Mirabel no recibió su don mi Padre desapareció sin dejar ningún rastro, me quedé sola en la casa y mi tía Pepa me crío como si yo fuera otro de sus hijos, pero aún así extrañaba a mi Papá.

Terminamos de comer y salimos a hacer nuestras tareas, excepto mi Tía Pepa y mi Tío Félix, ellos se quedaron para buscar a Antonio.

Al llegar al pueblo todos comenzaron a llamarnos.

—¡Tania! ¡El lago se esta desbordando otra vez!

Tania: ¡Ya voy!

Caminé hacia el lago, y estaba mas desbordado de lo normal, remangue mi vestido y comencé a alzar el agua, al alzarla me di cuenta que habían rocas en el fondo, pesadas, lo cual hacía que el lago se estuviera desbordando, con ayuda del agua logre sacar todas las piedras poniéndolas a un lado, para finalizar soltando el agua volviendo a su estado normal.

Hija de un Madrigal || Encanto Where stories live. Discover now