c u a t r o

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Estaba acostada en mi cama, miraba al techo, tenía una batalla interna, Dolores y Camilo estaban ahí conmigo, Camilo jugaba con mi cabello mientras que Dolores Intentaba animarme, pero es como si estuviera desconectada, mis sentimientos estaban apagados.

Era cierto que era un gran impacto saber que tu madre estaba Muerta, pero no podía llorar por alguien que no conocí, me dolía mas el hecho de no haber podido conocerla, me dolía que Papá me haya tenido que decir que ella viajaba por el mundo para justificar su ausencia, me dolía que nadie me había contado antes.

Mi ilusión estaba rota, pues aunque quería irme de casa, realmente quería conocerla, ver si me parecía a ella o me parecía mas a Papá, pero eso nunca lo sabré.

Pepa: ¿Puedo pasar?

No respondí y mi tía Pepa se sentó a un lado mío, yo no me inmute.

Pepa: Niños necesito hablar a solas con Tania.

Antes de salir Dolores plantó un beso en mi frente y ella y Camilo se fueron, yo mire a mi tía, estoy segura que me notaba cansada, y emocionalmente lo estaba.

Tania: ¿Me parezco a ella?

Pregunté en susurros, ella tan solo asintió con la cabeza y apartó mi cabello de mi cara.

Pepa: Yo esperaba a que Bruno estuviera aquí para explicártelo, pero supongo que tengo que hacerlo yo.

Se acomodo a mi lado, mirándome.

Pepa: Cuando tu Papá tenía tu edad conoció a una chica, tu madre, su nombre era María, el no dejaba de hablar sobre ella, nos pidió ayuda a mi y a tu Tía Julieta, nosotras siempre nos burlábamos de el.

Narrador Omisente:

Habían tres niños de quince años caminando hacia el pueblo, una pelirroja, una castaña y un pelinegro.

De la nada el único niño se detuvo, mirando embobado a otra chica, de cabello rizado.

Pepa: Bruno apúrate ¿Qué estas viendo?

Bruno: Nada.

Julieta: Yo se, esta viendo a la señorita María.

—Aaaaaaa.

Sus hermanas comenzaron a hacer ruidos de ambulancia, como los llamaba el.

Pepa: ¡María!

Bruno: ¡Pepa No!

A su mala suerte la pelirroja se giro ante el llamado de Pepa, mirándolos, ella sonrió y saludo con la mano.

Julieta y Pepa salieron a disparadas hacia María y cada una la tomo de los brazos, guiándola a su hermano Bruno, por otra parte el quería desaparecer, su cara era roja, sentía tanta pena en ese momento.

María: Hola Bruno.

Bruno: H-Hola María.

Julieta: ¡María deberías de pasar más tiempo con bruno!

Bruno: Yo me tengo que ir.

Sin despegar su mirada del suelo Bruno salió tropezándose con las pequeñas piedras del piso, dejando a Pepa y Julieta envueltas en risas.

Los años pasaron, ahora los trillizos tenían dieciocho años, su fiesta de cumpleaños se celebraba en Casita y todo Pueblo había ido a Felicitarlos, incluida María.

Para ese momento Pepa era novia de Félix y Julieta y Bruno estaban solteros, pero ante los ojos de Pepa y Julieta, Bruno era el novio no oficial de María, o la señora Madrigal como solían llamarla.

Hija de un Madrigal || Encanto Where stories live. Discover now