Birth of a monster

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La cabeza le estallaba al momento de abrir los ojos. Parpadeó un par de veces hasta que sus dilatadas pupilas se acostumbraron a la brillante luz que se colaba entre sus pestañas.

¿Dónde estaba?, lo último que su mente lograba recordar era a Deku, el maldito hijo de puta, golpeando su rostro y luego inyectarle una mierda dolorosa en el cuello.

Llevó una mano hacia el lugar y se sentó tratando de estabilizarse, aún sintiendo las pulsaciones del más crudo dolor viajando por todos los músculos de su cuerpo.

Observó el lugar con detenimiento, era una pequeña habitación. El piso era de madera, las paredes estaban perfectamente pintadas de un crema suave y lo único que existía dentro era la cama en donde estaba sentado.

Miró en dirección a la única ventana en el lugar, deduciendo por la luminosidad en el cuarto que todavía era medio día, lo que significaba que durmió toda la noche anterior. ¿Qué demonios le inyectó ese idiota?

Quiso gritar de frustración y furia cuando entendió la situación en la que se encontraba. Él, Bakugou Katsuki, había sido secuestrado, y por nadie más ni nadie menos que por Deku.

El maldito inútil Deku

¿Quién se creía esa estúpida mierda para golpearlo y traerlo a este horrible lugar como si fuera un jodido juguete?

Lo mataría, cuando el imbécil cruzara por esa puerta lo volaría en pedazos. Se bañaría en sus vísceras.

El sonido de pasos lo pusieron en alerta. Apretó las sábanas entre sus puños cuando la puerta hizo un chillido al ser abierta y lentamente le daba paso al causante de sus problemas. En el pasado, presente y futuro, Deku no sería más que una piedra en su zapato.

—¡Buenos días Kacchan! ¿dormiste bien?—su estúpido rostro se deformó en una sonrisa, actuando como si no pasara nada, como si no hubiera drogado y secuestrado a quien hace algunos años se atrevía a llamar su mejor amigo.

—¿¡Cómo que buen día!? ¡Donde demonios estoy maldita mierda!—le gritó antes de lanzarse sobre él y pegar su cuerpo contra la pared con violencia, sujetándolo por el cuello de su camiseta. No pudo evitar recordar como Deku lo había sometido con pura fuerza bruta, pero asumió que se salió con la suya solo porque lo había agarrado desprevenido. Hoy lo destrozaría.

—Cálmate Kac...—

—¡No me llames así! ¡Responde la maldita pregunta!

A este punto Katsuki quería matarlo a explosiones, pero primero necesitaba una respuesta.

—Estás en mi casa, Kacchan.

Katsuki se burló cuando escuchó sus palabras.

—¿Crees que soy estúpido Deku? Esta no es tu maldita casa, lamentablemente conozco como se ve... y no recuerdo esta horrible habitación.

—¡Oh! Eso es porque esta es la casa de mis abuelos—Deku sonrió cuando vio el rostro burlón de Katsuki cambiar a uno confundido—ahora me pertenece.

Y tú también. Pensó mientras sentía las manos de Katsuki vacilar alrededor de su cuello.

—¡Eres un pedazo de escoria! ¿¡Por qué me trajiste aquí Deku!?—Katsuki presionó su palma en la cara de Izuku, tal y como hacía siempre para intimidarlo, esta vez dispuesto a destruir su asqueroso rostro de verdad. Su odio hacia él había sobrepasado la cima, haciéndole imposible pensar que hace apenas un día se había sentido arrepentido por todo. Ahora su ira resurgía más fuerte que nunca—¡Te mataré!

—Hazlo Kacchan... mátame—Izuku seguía sonriendo mientras echaba la cabeza hacia atrás, exponiendo su cuello—eso no cambiará nada...

—¿¡De qué demonios hablas!? ¡Maldito fenómeno!—Katsuki puso una sonrisa maniaca y sus ojos vieron rojo, sintió sus palmas arder presagiando una devastadora explosión, una que estaba siendo creada para asesinar y calcinar—¡Muere!

𝐇𝐀𝐔𝐍𝐓𝐄𝐃 |Kiribaku/Dekukatsu|Where stories live. Discover now