Doctor pervertido ||Yoonmin x omegaverse||

20

El alfa tomó a JiMin en brazos y lo sentó en la camilla, para así posicionarse entre las piernas de este. JiMin enredó sus piernas en la cadera del alfa y lo atrajo a su cuerpo, mientras seguían con el beso.

Las manos del mayor bajaron hasta el trasero del menor, donde presionó con fuerza, logrando sacarle un gemido a JiMin, el cual salió ahogado entre la boca de YoonGi, quien con una sonrisa coqueta, bajó sus besos al cuello del menor.

JiMin ladeó su cabeza y cerró sus ojos disfrutando de los besos en su cuello, los cuales pasaron a ser pequeños mordiscos, mandando descargas eléctricas a todo su cuerpo.

Mordió su labio, evitando soltar algún tipo de sonido, pero es que YoonGi acariciaba su cuerpo expertamente.

JiMin bajó sus manos a la espalda del pelinegro, y tomó la bata de este mientras el cerraba sus ojos y mordía su labio, gimiendo por lo bajo.

Su cuello era un lugar sensible.

Y YoonGi notó eso.

Los besos pasaron de ser tiernos, a ser unos los cuales dejaban la piel marcada. El cuello de JiMin comenzaba a tener marcas rojas, las cuales en un tiempo comenzarían a notarse aún más.

JiMin solo llevó su mano hasta la bata de YoonGi y comenzó a quitársela, mientras que el mayor adentraba su mano a la bata del menor y se la sacaba de igual manera.

Las manos de JiMin bajaron por todo el pecho de YoonGi, hasta que quedó en el pantalón de este, el cual comenzaba a apretarlo. Tomó el cinturón del alfa y comenzó a desabrocharlo, hasta dejarlo por completo abierto.

YoonGi sonrió y tomó la mandíbula de JiMin, para así mantener el rostro del menor quiero. Comenzó con un camino de besos por toda la mandíbula del omega, hasta que llegó a los labios, los cuales se veían apetecibles.

JiMin sacó su lengua y la pasó por encima de los labios de YoonGi, quien solo volvió a juntar sus labios con los del contrario.

YoonGi iba a bajarle el pantalón a JiMin, pero justo la puerta fue tocada, provocando que ambos se sobresaltaran y se separaran del beso.

— ¿Quien?— Pregunta YoonGi.

— Soy yo— Se escucha la voz de Jungkook.

Ambos se miraron.

— Escóndete bajo el escritorio— Ordenó YoonGi, arreglando su ropa.

JiMin asintió y corrió hasta el escritorio, donde se escondió bajo este. YoonGi se puso su bata y fue a abrir la puerta.

— ¿Que sucede?— Pregunta.

Jungkook lo miró extrañado.

— ¿Que te sucede a ti? Nunca cierras la puerta con llave— Dijo, entrando a la oficina— ¿Con quien estabas?

— ¿Yo? Con nadie— Respondió, yendo a sentarse en la silla de su escritorio para así tapar a JiMin— ¿Que se te ofrece?

— Ah si. Bueno, el profesor de Taehyung y JiMin, quiere que estemos en un reunión, dijo que era importante.

YoonGi alzó una ceja, pero presionó sus labios, cuando sintió la mano de JiMin rn su pierna.

— ¿A que hora?— Pregunta.

— En una hora más.

— Esta bien— YoonGi tomó la mano del menor y presionó un poco.

— ¿Porque tienes los labios hinchados y rojos?— Pregunta.

YoonGi se relame los labios.

— Comí algo picante— Responde, mientras entrelazaba su mano con la de JiMin, quien tenía su cabeza recostada en las rodillas del mayor, y cerraba sus ojos cansado— Eso.

— Ajá— Dijo antes de darse la vuelta— Dile a JiMin que se ponga su bata, y no lo hagan en el hospital. Su aroma se siente de lejos— Dijo antes de salir.

YoonGi solo rió y se echó hacía atrás para así ver a JiMin, quien lo miraba con sus ojos cansado.

— Te diría que te vayas a tu casa a descansar, pero tenemos una reunión— Le dijo.

— Si escuché.

JiMin suspiró cansado, mientras se levantaba, con su mano aun entrelazada con la del alfa.

YoonGi lo observó unos segundos.

— ¿Dormiste anoche?

JiMin negó.

— Mañana tengo examen y me quedé estudiando.

YoonGi suspiró.

— Ve a dormir a la camilla, te despierto por cualquier cosa.

— Gracias.

JiMin sonrió y caminó hasta la camilla, donde se recostó y cerró sus ojos. YoonGi fue hasta un pequeño mueble y de este sacó una cobija, para ir a tapar a JiMin, quien le agradeció con una sonrisa.

— Descansa.

Fue a cerrar la puerta con llave y se fue a sentar a su silla, mientras escuchaba los pequeños y tiernos ronquidos del omega.