Seremos tu familia

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La lluvia me recuerda a las tardes en casa, donde mamá preparaba chocolate caliente y papá leía un periódico en la sala

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La lluvia me recuerda a las tardes en casa, donde mamá preparaba chocolate caliente y papá leía un periódico en la sala. La chimenea se mantenía encendida brindándonos calor. Esos días eran especiales, eran dulces. No había peligros, no había monstruos caminando por los pasillos, la oscuridad se quedaba afuera con la lluvia.

En casa todo estaba bien.

Pero, yo no estaba en casa.

Aunque había un techo cubriéndome de la lluvia, no estaba a salvo. La oscuridad estaba adentro, era los cimientos del Royal Whishes, sus leyes se rigen por lo retorcido. No importa si me salvo del frío de la lluvia, si adentro de estas paredes corro el riesgo de morir por culpa de la oscuridad.

Las gotas caen con fuerza estrellándose contra el cristal de las ventanas. Las nubes grises decoran el cielo sin permitirle al sol calentar un poco el ambiente. Quizás el clima hizo un trato para refleja la tormenta en mi interior.

Yo no consideraba que podía odiar a alguien, cuando pensaba algo feo sobre una persona, sentía culpa porque creía que la bondad habitaba en los corazones de todos, creía que nadie era realmente malo y que una sonrisa brillante podía marcar la diferencia, tenía el pensamiento de una niña inocente. Sin embargo, ya no, la niña fue alcanzada por las sombras de la perversión y el dolor. El ser humano es un egoísta de mierda que al final del día decide si mostrar sus verdaderos colores o no.

<<No digas groserías. >>

Lo siento.

No, en realidad no lo sentía, decir groserías no era nada comparado a las depravaciones que se cometían a diario. Yo podía tomarme, al menos, el atrevimiento de decir malas palabras en mi mente.

Ese característico resonar de los tacones contra el suelo me causan mareos, anuncian que Amada está cerca. Yo la odio...

Los demonios son ángeles caídos, criaturas celestiales descarriadas, eso es Amada, un demonio, una especie abandonada por la cordura. Cada paso que da me eriza la piel, provoca que los escalofríos recorran con fuerza mi columna, paralizándome en ese sentimiento que comienzo a repudiar, el miedo. La odiaba porque ella me hace sentir como un condenado a muerte, una prisionera que solo está esperando la fecha de su ejecución.

Jamás sé lo que pasa por la monstruosa mente de Amada Bell, tal vez hoy por fin acabaría con mi vida por meterme en su oficina. Quizás únicamente había dejado pasar dos días para buscar la peor de sus torturas para mí. Se acerca sin apartar sus imponentes ojos azules de mis esferas oscuras. Ella me ve como una presa, un conejito asustado que está a punto de ser devorado por el zorro. Sus brazos se abren y puedo sentir la sangre helarse en mis venas. No obstante, no hay golpe, no hay ardor, no hay dolor. Al contrario, el calor me recibe y una extraña necesidad de unirme a ella me invade, sus brazos me rodean en un abrazo protector, me confunde dejándome como una estatua en sus extremidades.

La oscura y dramática historia de Amada BellWhere stories live. Discover now