Capitulo 22

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Dimitri

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Dimitri

Aisha lleva más de una semana en USA y yo estoy aquí desquitando mi coraje mientras mato a cada persona que no hace las cosas como quiero. No es que lo que haga o no haga Aisha influya en mis emociones, si no el hecho de que mis hombres comienzan a preguntar por mi prometida; claro que siempre terminan insultados ya que no se deberían de meter en los asuntos de Boss.

Zoa a estado algo intranquila y queriendo viajar a USA para verla, pero cada que le llama le dicen que Aisha no quiere hablar con ella, cosa que se me hace muy extraño, ella nunca negaría una llamada a Zoa y supongo que esto es algo su gente queriendo que Aisha no tenga contacto con nadie por ahora.

No puedo borrar la mirada de enfado que me dio Aisha en el momento que la bese, yo se que nada justifica lo que hice, pero Kurt fue por ella, su relación no esta arruinada y ella debería de perdonarme.

Voy bajando las escaleras de la fortaleza para llegar a las mazmorras donde están dos de las personas que atrape estando en USA, con ellos he desquitado casi todo mi enojo a lo largo de estos días. Se encuentran débiles, con grilletes en pies y manos, tal como la hacían en la época medieval, intento torturarlos de la peor manera posible, ellos son el origen todos los problemas y hay que desgastarlos hasta que se decida su muerte.

Uno de mis hombres les tira una cubetada de agua con hielo para despertarlos a los que sus cuerpos responden levantándose, aunque ya no tengan la fuerza suficiente. Ellos sobreviven a base de una pequeña ración de pan y solo un poco de agua para mantenerlos vivos en lo que Aisha regresa.

— ¿Disfrutaron su descanso? — me burlo.

— Eres un malnacido — me grita uno.

— Claro que lo soy, por algo llegue a ser el Boss — les aclaro.

— Fue porque no había otra persona que obtuviera el puesto — dicho eso suelto una carcajada.

— Me gane mi puesto a diferencia de mi padre, te lo demostrare porque lo soy.

Indico que abran la puerta de la celda y al hacerlo uno se intenta poner de pie, pero rápido tomo el largo de una de las cadenas y la enrollo en el cuello de la persona, el otro intenta golpearme, pero yo muevo al que traigo agarrado y el golpe da directo en la cara de la persona.

— Que idiota — me rio.

— Estamos débiles, claro que podrás con notros.

— Oh – exclamó y suelto a quien tenía agarrado — te confundes, yo no quería pelear con ustedes, te sacare las uñas, por eso entre.

Su rostro se pone pálido y yo extiendo mi mano a mi hombre para que me de las pinzas, cuando las tengo en la mano me acerco y con una mirada pido que contengan a la persona y me entregan su mano.

Comienzo a sacar la uña apretando y jalando con fuerza para retirarla por completo, no deja de grita y eso solo me hace querer continuar, con una sonrisa en mi rostro sigo sacándolo mientras la otra persona pide que deje de hacerlo, pero no me detengo hasta que se vuelve insoportable su voz.

Sádica y trastornadaWhere stories live. Discover now