El diablo un día fue un ángel, pero cuando las circunstancias lo ameritan ese ángel puede volverse el diablo, así como unos simples niños pueden volverse demonios.
La vida le dio tantos golpes que la dejo trastornada y envuelta en un sadismo que int...
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Kurt
Dándole un beso en la cabeza a Aisha como despedida me regreso a la fiesta. Lo cierto es que ahora no tengo ánimos para celebrar algo, justo hace unos segundos acabo de perder al amor de mi vida y a mi hija, todo al mismo tiempo, porque aunque sé que Aisha no lo hizo por dañarme, ella jamás será completamente mía, porque para ella Dimitri es el amor de su vida.
Kira corre hacia mi cuando me ve y yo me agacho para cargarla y abrazarla con todo el amor que tengo por ella. Ella es una luz que llego a mi vida, una personita que se volvió mi todo, pero lamentablemente nunca seré completamente su padre, y no me refiero a la sangre o en lo biológico, más bien el hecho de que no la criare, no seré su padre porque Dimitri volvió y no creo que el permita que permanezca en su vida como una figura paterna.
— Papi, me apastas — dice Kira cuando la aprieto abrazándola.
— Perdóname, princesa — le digo a mi hija y contengo las lágrimas que avasallan con salir.
— ¿Qué tienes? — pregunta ella con sus ojos muy fijos en mí, como si no me comprendiera.
— Sabes que papi te ama mucho ¿verdad? — le digo dándole un intento de sonrisa.
— Lo sé, yo también te quiero mucho — asegura ella antes de envolverme el cuello en sus brazos y abrazarme con fuerza.
— Nunca lo olvides, aunque no este contigo, siempre serás mi pequeña princesa ¿de acuerdo? — le digo y ella asiente antes de que limpie la lagrima que se me sale.
Muchas veces piensan que un hombre no debe de llorar, pero son solo sentimientos y yo me permito ser débil por mi hija, por esta pequeña parte de mi vida que siempre querré.
Bajo a mi hija al suelo y ella se pega a mi cuando voltea a ver la imagen de su madre caminando a ella, detrás viene Dimitri y yo me permito sentir ese leve contacto en mi pierna de la cual se agarra fuerte Kira sin entender que ocurre.
El ambiente se vuelve un poco tenso y todos se quedan en silencio una vez que Dimitri esta a la vista de todos, nadie se mueve, no se atreven tampoco a hablar, solo observan a la persona que debería estar muerta, pero ahí está, parado frente a todos, como si siguiera siendo el dueño del mundo.
— ¿No me van a dar la bienvenida? — cuestiona el y es cuando veo a su hermana correr a él.
Veo a la mujer rubia a su lado, la cual comienza a caminar a mí y comienzo a prepararme para el golpe que va a soltar, pero cuando lo pienso bien en vez de eso, prefiero soltarle yo el golpe, estoy cansado de ser la segunda opción de Aisha y no vivir así hasta el final de mis días, asi que cuando se encuentra frente a mi me apresuro a hablar.
— ¿Podrías regresarme el anillo de mi madre? — le pregunto.
