R O J O| C A P 1

842 77 37
                                    

GUN

Provengo de una larga dinastía de brujas. Las brujas Attaphan Laikorn. Se decía que eran las más temidas en Los Antiguos Reinos pues eran las creaciones contrarias a La Reina de las Tinieblas Lilith. Lilith es la creadora de todos los malhechores de estas tierras. Por ejemplo, los hombres lobos, los hombres piraña, las bestias, etc. Según cuenta la leyenda Lilith estaba tan enfurecida con la dominación que otra especie a la suya habia logrado, que las cazó una a una.

Fui el único varón de la última Laikorn, mi madre Susanat, me escondió y se dice que los bosques se enaltecieron con colores sobrenaturales de rojo e azúl. Pues batallaron hasta la muerte con sus poderes... Afuera de lo que, supongo, era mi casa. Tan fuerte eran esos poderes aún no especificados que hasta los árboles retrocedían. No sacaban sus raíces de la Tierra por cuestión de naturaleza.

Ahora diecinueve años más tarde, he descubierto que...

-¿Eh? ¡¿Tengo una abuela?!- No pude contener mi sobresalto sentado en aquella taberna junto a mi mejor amigo y mejor amigo de la capital, Tay.

-Shh. Te van a escuchar.- Él toma un sorbo de su vaso.

-Sí. Perdón - Me encogí de hombros mirando al suelo con muchos nervios. Mis manos sobre las rodillas. A diferencia de Tay no se me permite tomar cerveza por mi edad. Y porque de todos modos el cantinero no me la dará. Ningún humano excepto Tay confía en que no soy el psicópata con poderes que todos creen que seré. En cierto punto desearía haber nacido con poderes. Hubiera convertido sus cabezas en lechugas.

De repente todos a mi alrededor pierden sus cabezas dejando crecer como flores lechugas de sus cuellos a excepción de Tay. Miré a mi alrededor dejando ir una pequeña risa por la loca capacidad de la imaginación con la que cargo. Se siente como si no conociera limites algunos.

Tay lo notó así que bajo su vaso mirándome con el entrecejo fruncido. -¿Qué imaginaste esta vez?

-¿Cómo?- Voltee hacia él alzando mis cejas.

Él alza las suyas con una sonrisa de labios.

-Imagine que todas sus cabezas eran lechugas.

Tay comienza a reírse. Se ríe tan y tan fuerte que puede hacer que cualquier cosa con gracia pierda su gracia. Incluso cubre su boca con su dorso cuando ha llegado al punto que menos me gusta: no puede parar de reírse. Golpea la mesa con su palma múltiples veces.

-Oye, ya~. Ya no parece divertido. ¿Me vas a contar de mi abuela o no?

-Bien, bien.- Deja de reír aún sin borrar su sonrisa a causa de lo previo y se acomoda para quedar con la espalda firme. -Tu abuela es Amanda Laikorn, la encontré ayer tras meterme en lo profundo del bosque.

-Amanda Laikorn... No sabía que pudiera tener una abuela.

-Bueno ahora ya lo sabes amigo.

-Dios, debo ir a verla--

-Es muy peligroso, Gun.

-Pero si me contaste sobre ella--

-No me tope con ninguna gracias a Dios, pero, ¿y si hay bestias?

-Entonces, - Tome una de sus manos con ambas de las mías. Él me mira al rostro como si no se esperase ese gesto de mi parte. Yo lo mire con el mejor rostro suplicante que pudiera hacer. -ven conmigo.- le pedí. Vamos, no me juzguen, algo debo intentar.

-Bien. Iré contigo.

Sonrío con demasiada emoción antes de bajarme con un brinco de mi silla e abrazarlo a pesar de sus repetitivos «No»s. A él no le gustan los abrazos. No tengo idea de por qué si son lo mejor en este mundo.

𝐑𝐎𝐉𝐎: ATADO AL LOBO (OFFGUN + TAY)Where stories live. Discover now