R O J O| C A P 3

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Desperté

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Desperté. Me encontré en ese patio cubierto de nieve. Solo que el cielo esta diez veces más oscuro. Ya no puedo ver entremedio de todos los árboles. Sus ramas, cabezas de hojas, cubren todo lo que con ayuda del sol podía ser visto. Es un escenario escalofriante.

Dónde únicamente da la luz lunar es exactamente en dónde mi cuerpo yace acostado. Lentamente voy reincorporando mi espalda al apoyar mis manos sobre la nieve. —¿P'Tay?— Llame el nombre de aquel que me traiciono, con la esperanza de que toda la traición presenciada pudiese ser una terrible pesadilla. Que nada de eso realmente ocurrió. Que lo que acontecí fue mentira.

Sin embargo, la única respuesta a mi llamado fue una voz.

«¡Gun!»

Gritó-susurro una mujer dentro de las oscuridades de entremedio de algunos árboles. Estos ojos que ahora mismo no pueden ser controlados debido a los nervios, miran para todos lados. «¡Gun!» Vuelve a gritar-susurrar la mujer.

Decidí mirar enfrente de mí y tremenda fue la sorpresa que me lleve cuando me encontré con un rostro demasiado cerca del mío. Sus manos tomaron mis cachetes. Respingue con un temblor que castigaba mi cuerpo desde la cabeza a los pies.

Es Amanda Laikorn. Mi abuela. Aunque en estos momentos lucía aterrorizada, posaba de cuclillas y solo sostenía mis mejillas.

—¡No dejes! Que Lilith, — Habla pausadamente con la voz agitada. —se dé cuenta de tu existencia.— Sus ojos azules miran fijamente los míos.

—Abuela...— Susurré petrificado. Ella comienza a sonreír con sus labios de manera triste. A pesar del susto que me dio, acaricio una de mis mejillas con su pulgar de manera cariñosa.

De repente, en estos momentos tan cariñosos, ella es arrastrada por los aires a causa de unas fuerzas sobrenaturales que quizás son del más allá. Esas fuerzas no se muestran o el dueño de ellas tampoco, pero sí logro ver cómo la abuela no remueve sus gentiles ojos de mí incluso si es introducida a las oscuridades de los arboles.

Una vez más, despierto. Esta vez de verdad. A saber Dios de qué iba ese sueño que comenzó como una pesadilla luego se sintió como una advertencia de mi abuela. La única Laikorn con la que me he podido encontrar. No me encontré en un lugar muy diferente al de la pesadilla. Este tejado al cual estoy mirando es rocoso... Marrón y oscuro.

Jadeé un poco antes de pasar saliva por lo largo de mi garganta. Desvíe la mirada débilmente a mi derecha. Al mirar puedo ver al enorme lobo negro sentado a unos pasos. De espalda. Haciendo algo o comiendo algo.

Me desespere así que trate de levantarme del rocoso suelo, pero resulta que unas cuerdas me lo impiden. Tire mi cabeza hacia atrás y parece que este lobo no es uno descerebrado. El maldito ha atado mis muñecas con unas cuerdas rojas carmesí a una roca. Las ató justo a le medida pues dolía cada que tiraba de ellas.

𝐑𝐎𝐉𝐎: ATADO AL LOBO (OFFGUN + TAY)Where stories live. Discover now