Peyton Henderson ha estado enamorada desde que tiene memoria del hijo de los mejores amigos de sus padres, sin embargo, él jamás le ha prestado la atención que a ella le gustaría.
Cansada de eso crea un plan para conquistarlo.
La gran competencia d...
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Peyton Henderson.
Al día siguiente tengo un caos en mi cabeza, por lo que llamo a Genesis para buscar otras opiniones.
—Peyton, no te entiendo.
Suspiré—. Ni yo Genesis, ni yo.
—Es que por fin ocurrió lo que tanto querías, pero estás acá sufriendo porque te sientes culpable. ¿Por qué?
—No quiero hacerle daño a Lucas —murmuré.
—¿No se suponía que lo de ustedes era sin mezclar los sentimientos?, ¿acaso...
—¡No!, a él no le gusto, ya me lo dijo. Solo mantenemos una relación sexual y...
—Prima, iba a preguntarte sobre ti. ¿A ti te están pasando cosas con él? —me interrumpió, dejándome helada.
—No. Imposible. Me niego.
—¿Segura?, porque todo lo que me dices y por lo mal que te encuentras, es como si sintieras que le fuiste infiel a Lucas y eso te está carcomiendo por dentro.
—¡Aich!, no sé. Creo que me está gustando también. Es que me trata tan bonito y... tengo una confusión con mis sentimientos —me acosté en la cama, al lado de Dago, quien dormía plácidamente.
—Yo digo que él te gusta. Solo él, Pey. Nada de Maximilian y...
—¡Genesis, eso es absurdo!
—¿De verdad? —oí como chasqueó la lengua—. ¿Entonces por qué no estás feliz por el beso no beso que tuviste con Max?, ¿por qué lo único que haces es pensar en White? —me quedé en silencio, sin encontrar una respuesta en concreto—. Te gusta Lucas, Peyton.
No me di cuenta que estaba aguantando la respiración y que mi corazón latía más rápido de lo normal. Pensé en él, en su sonrisa lobuna, y su capacidad de ponerme como loca. Eso me aterró. No podía gustarme, no podía ser él, no...
—Me gusta Lucas, Genesis —repetí sin poder creérmelo. ¿Cómo fui tan ciega? —. Al final terminé yo mezclando las cosas —me quejé, lloriqueando—. Pero, ¿qué pasará con Maximilian?, no quiero hacerle daño, no después de como me ha tratado todo este tiempo y del beso de ayer.
—Antes de todo, ¿a Lucas le gustas?
—Creo que no —bufé y di unas patadas al aire—. Es que volví al inicio, Genesis y no me gusta la sensación de que alguien me guste y no sea correspondido.
—Pero, ¿por qué siempre asumes las cosas sin preguntar antes?
—¡¿Estás loca?! —chillé, sobresaltando a Dago—. Ay amor, lo siento, sigue durmiendo.
