Peyton Henderson ha estado enamorada desde que tiene memoria del hijo de los mejores amigos de sus padres, sin embargo, él jamás le ha prestado la atención que a ella le gustaría.
Cansada de eso crea un plan para conquistarlo.
La gran competencia d...
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Lucas White.
Mamá pasó sus dedos por mi cabello, haciéndome sentir como un niño de nuevo y luego, se separó de mí con una sonrisa tranquilizadora.
Hice un amago de devolverle la sonrisa, sin embargo, no salió como esperaba.
—Ay, cariño —suspiró, buscando las palabras correctas—. Sé que adoras a Aileen, pero tal vez Peyton tenga razón y ella te esté mintiendo.
—Es que ella no es capaz de decir esas cosas en vano. Conozco a Aileen y siempre ha evitado los problemas. Además, tú la has visto, ella odia hablar mal de alguien más —hizo una mueca un tanto disgustada.
—Entonces, ¿dices que Peyton está mintiendo?
—Quiero decir que no, pero... —negué, rendido—. No sé, mamá.
—No creo que Peyton sea de las que mienten de esa manera. Ella... —chasqueó la lengua—. Es verdad que es un tanto directa y que ama llevarse la atención, pero, eso no la hace ni mentirosa ni mala persona, al contrario, siento que es una chica maravillosa, por lo que se me hace realmente extraño que Aileen diga que Peyton le hizo la vida imposible.
—Mamá, es que tú quieres que yo esté con Peyton, por eso mismo la defiendes tanto.
Negó—. Me gustaría que fuera tu pareja, no lo negaré, pero no por eso la defiendo. Peyton pasó por bastante y dudo que replique las cosas malas con alguien más cuando ella misma vivió eso.
—¿Y qué se supone que le diga a Aileen?
—No lo sé, tal vez dile que quieres hablar con la verdad.
—Pensará que la estoy tachando de mentirosa y tampoco quiero hacerla sentir mal.
El timbre sonó, interrumpiendo nuestra conversación y mi madre se levantó con una sonrisa cálida.
—Creo que podemos resolver esto de inmediato —la miré, confundido, no obstante, me ignoró.
Cansado, rebusqué en la cocina algo para comer e irme a mi habitación, pero mi madre me detuvo al llegar con Victoria y esta me sonrió en forma de saludo.
—Hola, cariño, ¿cómo estás? —intenté responder, sin embargo, la mujer con la que recién hablaba, lo hizo por mí.
—Está mal, Vicky, no tienes ni idea de que ocurrió —la observé alarmado y al tratar de frenar lo que iba a decir, alzó una ceja de manera amenazante, así que opté por guardar silencio.
—¿Qué pasó?
—Peyton le dio una cachetada a Lucas.
—¡¿Cómo?! —ahora fijó su mirada en mí con preocupación—. ¿Eso es verdad, Lucas?
—Yo... no sé... es que...
—Discutieron —volvió a cortarme mi mamá, ofreciéndole una silla para a su amiga para que se sentara, quien la aceptó, queriendo saber más—. Por una tal Aileen, ¿de casualidad la conoces?
