2|Al asecho

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ARIS

El fin de semana había llegado y con ello, el tener una cena con Zeus, no se había descartado de mi agenda.

No sabía siquiera que rayos íbamos a comer, así que simplemente pedí que cocinaran algo rápido y sencillo.

Solté un suspiro cuando el reloj marcaban las siete con treinta y dos, la señora que hacía mis comidas ya se había retirado, y solo dos guardaespaldas rodaban por la cocina, así que me senté a esperar pacientemente, Zeus tenía dos minutos de retraso, pero estaba bien, solo eran dos.

O al menos eso pensaba hasta que aquellos dos se convirtieron en cinco y luego en veinte. Cuando estaba por mandar todo al carajo, el timbre sonó, uno de los guardaespaldas abrió y prontamente Zeus apareció en mi campo de visión.

Miré mi reloj dándome cuenta que estábamos a dos minutos para que fueran las ocho de la noche.

Lo miré enarcando una ceja y él solo me sonrió.

—No me mires así mi ángel, el trabajo me retuvo por un tiempo y mi celular se apago en el proceso del día— sin más, se sentó sin preocupaciones en la mesa y antes de responder algo, miro a los dos guardaespaldas que se encontraban en la habitación con una mirada gélida y luego me miró a mí.

—No pueden retirarse, lo siento— como sistema de mecanismo de mi propio cuerpo, que sentía que ya era más un auto reflejo, apreté mis manos en mis rodillas, esperando darme fortaleza ante su mirada que no la despegaba de mí.

No dijo nada, su silencio fue tan... pesado, al igual que su mirada dirigida a mí, que me cohibí.

—Saori, Kendall, estaré bien, pueden ir a descansar— ambos me miraron, no sabía descifrar su mirada, pero la mirada de Zeus era más fría que la de ellos, un minuto después de silencio, asintieron derrotados al ver que no iba a retractarme.

—Estaremos fuera de la cocina, cualquier cosa solo llámenos— habló esta vez Kendall.

Cuando ambos se salieron, Zeus me sonrió y comenzó a servirse vino.

—Deberías de ser más independiente Aris, estas en tu casa, nada va a pasarte— rodó los ojos y me tendió la copa de vino.

No acostumbraba a tomar alcohol, pero la tome más que nada para disimular.

—¿Para que querías cenar conmigo? —pregunté tratando de cambiar un poco de la conversación, no era una persona de entera confianza como para abrirme a él y contarle que me da terror de estar solo en una habitación, por temor a que intenten raptarme, esta vez ya no para asesinarme, sino que para "convertirme" en el jefe de la mafia China, ya que la ultima vez atraparon al que supuestamente era mi "padre" y mi hermano, yo como único sucesor, quieren que suba "al trono".

Pero eso ya era tenerle mucha confianza, y como tal, confianza a Zeus no le tenía.

—Ya te lo he dicho Aris, me gustas, cada vez que te miro me vuelves loco— su mirada sobre mí, fue... como cuando un depredador miraba a su presa —No sé que diablos tienes, pero en ti, hay un no sé qué, que me incita a devorarte por completo de todas las formas posibles... ¿Será tu inocencia acaso? — enarqué una ceja y con la mano temblando, comencé a mover los vegetales de mi plato.

—Eso es una locura Zeus — traté de aligerar el ambiente, pero esté se volvió más pesado cuando sobre la mesa, estiro su mano y toco con total calma mis dedos.

Traté de retirarlos, pero sus reflejos fueron más rápidos, sujetando mi mano con fuerza.

—No sabes cuanto anhelo romper cada capa de inocencia que queda en ti, no sabes cuanto anhelo capturar cada una de tus facciones de cada minuto, no tienes ni puta idea de cuanto necesito mirarte una vez más a través de mi cámara y capturarte en cualquier pose— Su voz se volvió un poco más ronca, lo que me hizo pensar realmente en que forma estaba diciendo sus palabras.

PAPARAZZIWhere stories live. Discover now