16| Todo iba a su lugar

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2/4 + Epilogo

ALEXANDRO

—¿Entonces esa es toda la información? — preguntó Aris mientras revisaba las dos carpetas que estaban en su escritorio.

—Ya conoces hasta de que hospital provino, así que si, supongo que es todo, rasqué más, pero ya solo hay basura innecesaria— dije mientras me levantaba listo para irme.

—Supongo que te vas a ir— susurró mientras me miraba con su típica sonrisita.

—Así es, es la única tarde libre que tengo con mi hijo y debo de llegar antes de que su día termine— enarcó una ceja y se mordió el labio.

—¿Y no tienes tiempo para mí? — dijo con voz juguetona mientras negaba.

—No juegues Aris, tu no tienes tiempo, si no me equivoco iras a cuidar más tarde a Mazlan, te veo por allá— le guiñe un ojo.

—Bueno, disfruta de la tarde con tu hijo— me saludo con la mano mientras comenzaba a revisar de nuevo las páginas de la carpeta.

Luego de salir de ahí, me despedí de sus guardaespaldas, si, ellos comenzaban a sospechar que Aris andaba metido en algo, pero ¿cuál fue su gran idea de desviar sospechas? Besándome frente a ellos.

Desviar la atención, lo llamó él.

Para cuando llegué a la casa en las que mis padres vivían y mi, próximamente ex esposa, mi hijo salió corriendo cuando detuve mi auto frente a la acera.

—Papi— corrió a mis brazos y lo cargue en cuanto llegó a mí.

—Hola niño lindo, ¿están tus abuelos? —asintió mientras caminábamos adentro.

—El abuelo está viendo un programa de cocina y la abuela esta haciendo galletas— asentí, antes de preguntar por su madre, él niño hablo —Mamá me dijo que necesitaba hablar contigo, que hoy no ibas a poder jugar conmigo— negué mientras lo bajaba en cuanto ingresamos a la casa.

La realidad era que yo desde hace semanas ya no vivía aquí, todo estaba terminando con ella.

—Alexandro— antes de siquiera dirigirme a la cocina o a la sala con uno de mis padres, apareció Mía, con un folder en mano.

—Necesitamos hablar— dijo apretando los labios.

—Hey amigo, porque no vas con el abuelo, tu madre y yo necesitamos hablar— asintió mientras con Mía nos dirigimos a la habitación que fue de nosotros por unos días.

—¿El divorcio Alexandro? ¿Es enserio? — negué mientras cerraba la puerta.

—Si Mía, mira, no lo hagamos más grande, como establecí ahí, puedes quedarte aquí en la casa todo el tiempo que quieras, pero quiero el divorcio — antes de que lo viera venir, sin pensarlo, me dio una bofetada.

—No te voy a dar el jodido divorcio, seguramente es para irte a revolcar con ese imbécil de Milán, o que ¿Ya hicieron estúpido a su jefe y ese hijo incluso es tuyo? Déjame decirte imbécil que no te voy a dar nada, no hay nada para firmar— luego de eso rompió los papeles.

—No me importa lo que digas de mi Mía, pero ni de mi jefe ni de Milán vas a estar hablando, ahora, si no quieres que mi jefe te meta una jodida demanda por difamación y decir tantas estupideces, vas a firmar, mañana te traeré unos nuevos papeles y a las buenas o a las malas firmas, ¿o qué?, ¿lo quieres hacer a las malas? Me llevaré al niño ahora y le haré una prueba de ADN, ¿Eso quieres? Dime si eso malditamente quieres— luego de que se quedó callada, simplemente apretó los labios y comenzó a llorar más.

PAPARAZZIWhere stories live. Discover now