Capitulo 5

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Una vez más Jisung se removió entre las suaves y sedosas sábanas de su cama. Movió su cabeza un poco, solo para checar la hora en su alarma.

2:43 A.M

Genial

"Llevo despierto más de 2 horas aquí como estúpido."

No pudo evitarlo, después de qué hubiese terminado aquella cena, Jisung huyó como un cobarde siendo el primero en salir del local, ChaeYoung pisándole los talones. Su cabeza no cooperaba, y por ello no dejaba de pensar en el pelinegro, debía haber perdido la razón.

ChaeYoung había insistido en preguntar que le sucedía. Para la peligris no había ningún filtro, ella sabía cuándo, dónde y a qué hora mentía, Jisung no podía ocultarle sus emociones. Quizás era porque conforme había crecido, ChaeYoung era su mayor soporte, alguien admirable sin duda, y a quién a veces Jisung hubiera preferido cómo su melliza.
Suspiro con frustración, se sentía patético al respecto, estaba mal pensar en el chico, pero le era tan inevitable.

De un momento a otro su ánimo paso de estar irritado a triste. Hacía más de dos años que no veía a Lee Minho.

Y es que le sorprendía el reciente cambio que había tenido, recordaba como sus brazos musculosos resaltaban y se marcaban a través de la camisa negra, resultado de un duro entrenamiento en el gimnasio, sus facciones eran más maduras y serias dignas para causar miles de orgasmos a cualquier chica hormonal, el azabache destilaba testosterona por donde pasara. Nada que ver con el chiquillo puberto de dieciséis. Él pelinegro ya era todo un hombre.

Jisung se puso de pie, y con pasos sigilosos se dirigió a su armario, rebuscó entre sus pertenencias, ropa, zapatos, cinturones, condo...

Eso no.

Se sonrojo con fuerza al recordar como su enano mejor amigo los había puesto dentro de su bolso antes de regresar a Corea.

Los necesitarás le había dicho. Y es que realmente no comprendía el porqué, si ni pretendientes tenía.
Movió su cabeza, continuando con su búsqueda.

Fue entonces cuando lo vio.

Él castaño tomó con anhelo la pequeña boina roja con perlitas y sonrió con nostalgia, ese era uno de sus preciados tesoros por obvias razones, los recuerdos y los momentos tan especiales se guardaban ahí como testigo de todo su caótico pasado, lo atrajo hacía el y lo apretó contra él, fue cuándo una lágrima solitaria bajo por su mejilla, sorprendido llevó su mano a esta, y la separó solo para mirar su pequeño dedo mojado, una sonrisa de tristeza apareciendo en su rostro.

Nunca había olvidado a Minho.

Y era aún más difícil aceptarlo.

Más al saber que ahora no podía hacer nada, era él prometido de su hermana, y lamentablemente muy pronto su esposo. Jisung se encontraría devastado para cuándo ese momento llegara. Pero si de algo estaba seguro es que nadie podía cambiar él destino, y todo podía pasar en cuatro meses.

Solo un milagro podía cambiar el rumbo de las cosas, y no tenía idea de cuan cerca estaba aquel destello de luz.

(...)

—Cariño, ayuda a Minho con sus maletas, por favor —Dijo SoYeon.

El castaño asintió dudoso volteándose y caminó hacia él jardín donde él auto de Minho se encontraba estacionado con muchas maletas dentro, pero sin presencia del pelinegro por los alrededores. Casi río cuándo vio sobresalir un bóxer por la ventana, avanzó negando lentamente aún con una mueca divertida en su rostro.

Se colocó cerca del automóvil extendió su brazo dispuesto a tomar una maleta cualquiera, pero no conto con que él azabache tuviera los planes de tomar él mismo bolso, sus manos se tocaron por unos segundos y una corriente eléctrica los recorrió. Ambos alzaron sus miradas y quedaron embelesados el uno con el otro, sin despegar su mirada, Jisung recorrió el guapo rostro de Lee, su corazón latiéndole furiosamente y sin detenerse.

Más sin embargo algo pareció hacer clic en el cerebro de Minho y apartó su mano rápidamente y casi con brusquedad haciendo sentir ligeramente mal al castaño quien puso una mueca, inmediatamente sonrió dejando a un lado la pequeña puñalada en su corazón.

—¿Jisung, no es así? —Pregunto lo primero que se le vino a la mente.

El mencionado asintió sin despegar su mirada de la acera.

No sabía la razón ni el porqué, pero el azabache sonrió ante él tímido comportamiento del hermano de MiYeon, se le hizo tierno y tuvo ganas de apretar esas esponjosas mejillas que solo hacían derretir su pecho desde que lo había visto en aquel restaurante.

—¿Mirar el piso es más interesante? —Dijo con diversión en su voz.

Jisung negó con rapidez, alzando su mirada y sonrojándose por la intensa mirada de Minho en su rostro, trató de calmar sus nervios —Y-yo-

—¡Mi amor! —La desagradable voz de MiYeon se hizo presente y Jisung deseo que su hermana no existiera por un momento, un sentimiento de enojo emano de su pecho.

La pelinegra llego y se colocó justo a lado de Lee, lanzándose a los brazos de su prometido. Jisung rodó los ojos, Minho tomando el firme cuerpo de MiYeon entre sus manos.

—¿Que hacían? —Pregunto con falso interés e inocencia. Obviamente lo había visto todo desde los ventanales de la casa, pero eso no lo tenían que saber.

—Nada cariño, tu hermano me ayudaba a bajar mi equipaje, es todo.

Los dos sonoros besos dados en la mejilla de Lee resonaron e hicieron que el castaño hiciera una mueca de incomodidad, MiYeon sonrió notando aquello.

—¿En serio? —Miro a Jisung y formo una sonrisa fingida —¡Gracias Sunggie!

El castaño la miró impasible, y se quedó de piedra ante el sombrío rostro de su hermana que lo miraba fulminante y con dejes de superioridad, rompiendo el tenso ambiente, hizo una reverencia despidiéndose rápido y con rapidez salió disparado dentro de la casa.

No dándose cuenta de los bellos orbes (reflejando una noche oscura) que lo veían alejarse. Y que ponían en juego sus sentimientos.

Porque inevitablemente, sus corazones comenzaban a latir con tan solo sentir la presencia del otro.

Porque inevitablemente, sus corazones comenzaban a latir con tan solo sentir la presencia del otro

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My Brother In Law ➸ Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora