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Caminando hacia la cocina Amelia vió a Dylan y Morena riendo juntos. Ella se aclaró la garganta y ellos se dieron vuelta, Morena con una expresión victoriosa y Dylan con una culpable.
– Eh, perdón por interrumpir, pero vengo por agua.
– No te preocupes, gordi. Es tu casa. Con dyl, ya nos vamos. – habló Morena haciendo énfasis al apodo que Amelia le decía a Dylan.
– Si, bueno. – se sirvió agua y vio como seguían cuchicheando de reojo, Dylan cada tanto miraba a Amelia verla viéndolos, pero ella se hacía la tonta mirando para otro lado.
– ¿Gorda, tenés algo para decirnos? Es que te veo ahí, viéndonos como una acosadora.
– No, no, ¿Qué les voy a decir?
– Bueno, yo me voy, ¿si? bye baby – le dijo a Dylan. El solo asintió perdido y Morena le tiró un beso, y se fue.
Amelia incómoda con la situación se iba a ir cuando Dylan le agarró el brazo suavemente. –¿P-podemos hablar?
– No. No tenemos nada de qué hablar. Me lo dejaste claro cuando me dijiste que se terminaba todo. Además te veo muy bien con Morena, ¿No?
– Yo no quise decirlo de esa manera.
– ¿Y como lo querías decir? ¿Con una canción? ¿Con cariño?
– No es así, Amelia, y lo sabes. Y-yo estaba enojado, enojado de que no me hayas dicho nada. ¿Cómo reaccionarías vos, eh?
– ¡No lo sé! Pero me pudieras haber esperado, no me quisiste escuchar.
– No es que no quise, es que no podía, estaba enojado, Amelia.
– Deja de excusarte. Ahora estás con Morena, ¿No?
– No.
– Bueno, decíselo a ella. – cuando se iba a ir se dio vuelta y miró a Dylan. – Y no la lastimes, no es que ella me caiga bien, pero no la lastimes.
– Lili…
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– Chicas no lo entiendo, ¿Por qué no me dice nada del vídeo? – les habló Jazmin a sus amigas.
– Bueno a lo mejor está procesando la noticia. – le dijo Amelia y antes de que Mar pueda hablar sonó su teléfono.
– ¿Hola?
– Hola Mar, soy Brenda, perdona que te joda, ¿pero Rama está ahí?
Rama apareció por el pasillo y les sonrió a las tres chicas, la morocha se sintió culpable y respondió. – No, no está. – Jaz le pregunto con la boca quién era y les dijo Brenda con los labios. – Eh, no… si, le digo…. Chau. – corto y las miro. – Era Brenda, Brenda me preguntó por Rama y le dije que no estaba. ¿Por qué hice eso, chicas?
