Protector

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El horario estaba terminando, al igual que el día. El centro comercial se estaba vaciando por la cercana hora del cierre. Pero aún había público que se quedaba tarde para seguir disfrutando de los servicios que ofrecía el centro comercial. Entre los juegos y comida, las familias agotaban sus energías entre la diversión del gigantesco local.

Y esta hora era la preferida de los animatronicos. El tiempo libre podía caer sobre sus hombros ya que no había tanto público infantil a esas horas, dándoles el paso para poder descansar o pasar entre estaciones libremente. Sus pasos de vez en cuando eran ruidosos, pero su andar era calmado, su presencia se hacía notar por cada saludo de algún fan, y eso no le molestaba, al contrario, le encantaba pasar el tiempo con su querido público. De todas formas, estaba creado para ello.

—¡Mira papi! ¡es Freddy!

Una voz infantil gritó, la criatura que estaba aferrada a su padre señalaba con mucha emoción a el gigante robot, quien se percató de ese fanatismo. Freddy se había acercado con mucha sutileza para no asustar a la pequeña, hincó su rodilla y con mucha educación le ofreció su dedo, ya que su mano era mucho más grande que ella. La niña aceptó y rio enternecida cuando Freddy le sonrió.

La escena terminó cuando la criatura se aferró a su padre nuevamente, despidiéndose de su estrella favorita. Freddy solo le devolvió la despedida, moviendo su brazo con suavidad. Después de ese momento, volvió a continuar su paseo vespertino, admirando por milésima vez su hogar entre los saludos hasta que se encontró con sus deseos.

La joven T/N estaba admirando un puesto de regalos, estantes con abundantes peluches de la banda glamrocks, juguetes, entre otros. Sus manos inspeccionaban cada objeto que le llamase la curiosidad y entre ellos, un lindo peluche del oso anaranjado. Sus dedos sostuvieron con cuidado el afelpado oso y sonrió enternecida por lo pequeño y lindo aspecto.

Los ojos de Freddy hacían un fuerte acercamiento, sin darse cuenta como sus orejas comenzaban a dar pequeños saltos al ver la escena. No entendía, pero en el fondo desearía ser ese peluche.

Sus manos aún sostenían el suave juguete, T/N jugaba en su mente, y se propuso que debería comprarse aquel hermoso objeto. —Hey, hola preciosa. — su cuerpo se espantó ante el saludo inesperado, ella volteó encontrándose con su nuevo acompañante. Eran jóvenes, al parecer mayores que ella. Adultos adolescentes que seguramente estaban ahí por un hermano o hermana pequeña. El tipo quien la había saludado, sonrió con motivos coquetos. —No sabía que habían bellezas en este basurero. — dijo sin más, mientras miraba a sus otros dos amigos quienes acordaban con su tonto líder.

—Al parecer estamos en el mismo basurero. — T/N respondió, algo molesta por la presencia del sujeto. ¿Qué se creía?

—Oye tienes carácter. — él joven rio. —Tan linda, pero una fiera. — sus amigos rieron ante la burla, y él se acercó, pasando su brazo por su espalda, provocando una fuerte reacción en la chica. —Tranquila, solo te queremos hacer compañía.

T/N sin darse cuenta, se había aferrado a el peluche de aquel oso. Consumiendo su coraje y miedo a la vez. Quiso pasar de largo, empujando a sus contrincantes, pero el chico principal alcanzó a tomarle del brazo de manera brusca, provocando que el peluche cayera sobre el suelo, soltando un pequeño sonido. —¡Suéltame cabron!

El joven le apretó aún más el agarre, provocando los gemidos de dolor por parte de T/N. —Deberías aprender modales, niñita.

La joven cerró sus ojos al sentir las raíces de su cabello tirar, la mano del sujeto sujetaba de su cabeza con fuerza. ¿Nadie estaba viendo aquella escena? Con el horario ya finalizando, el público era escaso y justo en esa zona no había ninguna alma rondando ese local. Ella apretó los dientes ante la rabia, pero unos leves temblores distrajeron sus emociones negativas.

El suelo comenzaba a temblar de manera intensa cada vez, T/N no sabía, pero abrió sus ojos cuando sintió ser liberada y que algo, o alguien la aferraba a su cuerpo.

El rostro de terror era una imagen digna de ver, aquellos tres adolescentes rebeldes estaban blancos del miedo. Los feroces dientes queriendo arrancar, las garras protegiendo con justicia y su mirada amenazante, terminaba con un fuerte gruñido. Freddy tenía a la joven en sus brazos, aguantando sus instintos hostiles hacia los tres jóvenes problemáticos. —Los niños malos no están permitidos aquí. — habló con autoridad, revelando un fuerte brillo rojo en sus ojos azules.

Los chicos corrieron despavoridos, era cierto, los animatronicos podían enterrar el miedo, sin importar la edad. Freddy frenó sus impulsos y volvió a su modo pacífico. Asegurándose de que aquellos sujetos se hubieran ido. Cuando todo se aseguró, estaba a punto de hablar, pero el inesperado abrazo de la joven detuvo sus intenciones. —¡Freddy! ¡me asusté mucho!

Sus tamaños eran tan diferentes que Freddy tuvo que arrodillarse para poder aceptar el abrazo, sus brazos acercaron el cuerpo de la chica a el suyo, brindándole el cálido gesto protector y cerró sus ojos un instante. Cuando vio toda esa escena, sus sistemas cambiaron bruscamente. Su visión se había vuelto roja, leyendo el aviso de “amenaza” sobre los tres adolescentes malcriados, pero sintió un fuerte sentimiento cuando el sufrimiento en el rostro de T/N se reflejó.

Proteger. Debo proteger.

Y era como si su modo pacifista se había esfumado, nunca se comportó de esa manera, pero cuando tocaron a la chica, sus circuitos gritaron la sangre de esos agresores. Pero debía contenerse, y no llamar a los accidentes. No otra vez.

El abrazo se había acabado por Freddy, quien aún sostenía las manos de T/N, pero con mucha delicadeza. —Ya todo está bien, superstar. Estoy aquí. — la reconfortó, acariciando su mejilla con su garra celeste.

Las caricias provocaron una tierna sonrisa en los labios de T/N y cerró sus ojos a modo de disfrutar la paz de su rescate. Freddy nuevamente lo sintió, esa extraña sensación cálida que se esparcía por todos sus sistemas y solo pasaba cuando ella estaba cerca, los niños también eran almas puras, pero ella era diferente. Podría ponerse a pensar toda la noche, pero no comprendería esa fuerte chispa que crecía cada vez que T/N le devolvía la mirada.

La joven volvió a abrir sus ojos, tomando por sorpresa al gigante oso animatronico, no pudo evitarlo, pero nuevamente sus orejas comenzaron a dar pequeños saltos suaves, como si se tratara de un perrito agitando su cola. Sus manos hicieron contacto con el plástico de su palma anaranjada, alimentando el afecto hacia ella. —Muchas gracias.

Sus orejas no paraban de saltar agitadas, las lindas expresiones que ella le brindaba, ponían sus sistemas fallar de algún modo. —Pastelito, es mi deber proteger a mi público. — Freddy se levantó, ofreciendo su mano como todo un caballero y T/N con gusto aceptó. Por accidente se le había escapado ese apodo, pero la pequeña risa de la joven calmaron sus nerviosos circuitos.

Comenzaron a caminar de la mano, y T/N no evitaba su curiosidad. —¿A dónde vamos?

Freddy le dedicó una dulce mirada. —Te escolto hacia la salida.

Si, así es. La estrella principal imponía su presencia y seguridad hacia la dama que tenía a su lado, solo para que llegara a salvo hacia las afueras. Freddy mantenía su agarre firme, pero sin dañar a su compañera, dejando escapar miradas hacia ella de vez en cuando.

Ahora un enorme sentimiento de protección había caído sobre T/N, ella no lo sabía, pero Freddy estaba dispuesto a cuidar de esa favorita presencia y solo esperaba a no toparse con esos mismos chicos, porque probablemente no les cantaría canciones lindas con micrófono en mano.

You Are My Superstar!Where stories live. Discover now