Capítulo 39

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El infierno del parto le devolvió a los angustiosos momentos en donde creyó que solo era un pedazo de cerebro con patas, inútil e insignificante, recordó como se había convertido en un manojo de nervios cuando se avecinó el momento de Ian, y la absoluta emoción que le golpeó con fuerza cuando escuchó su grito, el llanto y comprobó que lo más valioso de toda su miserable vida estaban a salvo.

Con Naiara fue diferente, una complicación en el canal obligaron a los médicos a intervenir con una cesárea. Y debilitada por la anemia crónica, Amaia se fue perdiendo en silencio mientras Patrick no podía hacer nada en su encierro.

—Felicidades.

Al mirar de frente al tigre lleno de orgullo y cansancio, Patrick se acercó para darle su apoyo, mientras veía a los dos bebés durmiendo en los brazos de Talinda, la fuerza de la leona no concebía un tamaño fijo, y aunque sabía desde lo profundo que ella podía tomar el desafío, todavía se mantenía vigilando por cualquier cosa.

De todas formas, ella tomaría de su energía por las próximas semanas.

—Nicholas y Harding —habló Nolan desde la silla que le había tomado “prestada” a un compañero león—. Serán un par de tigres hermosos.

Byron y Patrick compartieron una mirada, pero en el gesto silencioso, prefirieron que el único tío de los pequeños se diera cuenta dentro de un año, cuando llegara el momento de su primera transformación y ambos se convirtieran en la razón de múltiples locuras, cosas roídas y arañadas, y un montón de gruñidos adorables por toda la cosa.

—Van dos, faltan cuatro —Gala apareció desde la habitación contigua—. Y ustedes ya han cubierto la cuota del día, afuera.

—Pero...

—Ningún pero, tigre. —La enfermera puso los brazos en jarras y pisó firme—. Cuando crezcan ya no los querrás tener cerca.

—Ah no, ni creas —Byron agregó con un tinte divertido—. Su tío estará siempre para cuidarlos.

Nolan asintió sin dudarlo, y una protección feroz apareció en sus ojos dorados cuando bajó la mirada a los dos pequeños.

—Tú también Patrick, debes estar cansado, le diré a Alex que prepare algo extra para que no pierdas energía, aun no ha pasado lo más difícil.

—Estoy bien.

Gala no era una mujer a la que se le podía ocultar algo, y hasta estas alturas, ese rasgo todavía no se grababa en su mente.

—Lo veré en cuanto pueda —dijo, para que dejara de preocuparse—. Marshall pidió hablar conmigo, ¿donde está Tanya?

—Fue con Trent para la revisión a Ruth.

—Dile que me vea en cuanto se desocupe.

—Entendido.

Una vez afuera de la enfermería, se encontró con Marshall de pie en el balcón principal, al notar su presencia el otro león entró al pasillo y lo saludó formalmente con una inclinación.

—Vamos a mi oficina.

Marshall dudó un segundo.

—Si no te molesta, ¿podríamos hablar afuera? Una caminata a la laguna sería genial.

Patrick no estaba cómodo con la idea de dejar la casa Matriz teniendo a dos leonas a punto de dar a luz en cuestión de horas o días, pero Marshall se había visto inquieto desde que regresó, un paseo rápido no lo alejaría del núcleo por mucho tiempo.

Corazón de León [Serie Gold Pride 1]Where stories live. Discover now