Capítulo 1

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El lobo que tenía en frente chasqueaba los dientes lleno de ira asesina, por supuesto, estaba perdiendo una batalla. Ningún cambiante cuerdo consideraba siquiera obtener una victoria si su rival era uno de los grandes, como un león. Patrick siseó fuerte, de solo afirmar los puños hizo sonar los huesos de los dedos, se preparó, toda su fuerza la dirigió a sus puños ansiosos por golpear la cara del maldito.

El lobo saltó, era pesado, logró derribarlo al suelo, sin embargo, un golpe a las costillas le quitó el aire y entonces, tuvo la ventaja, Patrick giró sobre él, con fuerza aplastó la quijada del lobo gris con un certero golpe.

Agotado, recargó su peso contra el lobo y así obtuvo la sumisión de su rival, elevó su mirada alrededor la sangre manchaba el suelo del bosque, los cuerpos maltrechos estaban esparcidos por aquí y allá, era un completo desastre del que casi salen ilesos, miró alrededor, sus leones parecían en una pieza aunque sabía que estaban heridos, su energía ya se estaba drenando para sanarlos y casi ni se dio cuenta de eso.

Bajó la mirada al lobo gris, todavía le estaba aplastando la quijada con la rodilla.

-¿Qué tan desesperado tienes que estar para atacar una coalición de leones?

El lobo gruñó. Patrick tomó el aire que le faltaba, le dolía los pulmones, y parecía que el oxigeno quemaba por dentro. Así no se suponía que debía sentirse el rey de la selva.

Pero este rey... Se debilitaba. Patrick jadeó, aplicó más presión bajando un poco para mirar al lobo.

-Te perdonaré la vida si huyes de mi territorio y no vuelves nunca más, ¿entendido?

Esperó, su rival estaba analizando la oferta, pero Patrick quería despacharlo de inmediato porque su león ya había probado el olor de la sangre enemiga y era una bestia difícil de controlar.

Un león por sí solo no era el mejor diplomático del mundo...

-¿Entendido? -Repitió.

El lobo gris relajó la cabeza, la sumisión era definitiva, Patrick rugió al aire en señal de victoria y sus leonas se unieron al canto, los machos lo hicieron poco después. Tras esa necesaria muesrta de marcar su dominio, Patrick liberó lentamente la quijada del rival y retrocedió, sin relajar la postura y preparado por si volvía al ataque. Sin embargo, el debilitado Alfa lobo lanzó un quejido mientras buscaba a sus protegidos.

Cualquier otro habría esperado que sus fuertes leones masacraran a los intrusos, pero Patrick no era otro bastardo sanguinario, no, había entrenado a sus leones para que sometieran sin matar a sus oponentes. Someter y esperar la rendición era mucho mejor a mancharse las manos de muerte.

-Suelten a los lobos -ordenó.

Uno a uno, los fueron dejando libres para que siguieran al líder en el camino de la derrota, y solo hasta que el último desapareció de su alcance visual, Patrick buscó a los leones menos heridos del grupo defensor y les ordenó que siguieran a los intrusos hasta el límite del territorio.

-Los que estén más heridos deben ir con Gall.

-Usted también -mencionó Chazz-. Ese corte en el hombro no parece sanar muy rápido.

Patrick asintió, por dentro presentía que estaban a punto de saberlo. No era el momento.

-Damián, Ivette, Louis, vayan a ver a los cachorro, Danielle, Rick, Nolan, busquen a los guardianes de reserva y diganles que se distribuyan por todo el territorio. Extenderemos el alerta por los siguientes tres días.

-Sí, señor.

-Los demás, con Gall.

La pequeña mujer estaba quejándose de algo cuando irrumpieron en la enfermería, minutos antes del ataque Patrick le había puesto sobre aviso para que coordinara la evacuación de las tres madres y los siete cachorros. Gala, apodada cariñosamente como Gall, resopló fuerte al verlos, sabía que por dentro estaba feliz y agradecida por salir airosos de otra pelea más, sin embargo ella solo se puso las manos en las caderas y los miró con frustración al echarle un ojo a las heridas.

Corazón de León [Serie Gold Pride 1]Where stories live. Discover now