Es viernes por la noche, hace dos semanas iniciaron las clases. Después de la cena, Harry me acompañó a la torre de Ravenclaw, Alison estaba allí, hablando con Anthony Goldstein y la hermana menor de este. Cuando nos sentamos en unos sillones, alejados del resto, Harry confesó que solo había venido porque necesitaba unos apuntes de la última clase de astronomía.
Reí ante sus palabras, porque cuando me negué por primera vez, intentó sobornarme con comprarme dulces de Honeydukes en la próxima visita a Hogsmeade. Me negué una segunda vez, solo por ver qué tanto subía su nivel de soborno (tal vez, consigo que me compre un libro).
Pero es mi hermano, y siempre será mi debilidad, nunca podría darle un no por respuesta.>>>
Es media noche, mis compañeras de cuarto están dormidas y yo tengo insomnio. No consigo dormir, entonces medito en mi cabeza la opción de bajar e ir a las cocinas del colegio para tomar leche con chocolate, o tomar un baño de agua caliente. Lo que sea, con tal de dormir. Es entonces cuando pienso en Remus, mi padrino. Y lo recuerdo: anoche hubo luna llena. Mierda. ¿Dónde estará? ¿Estará solo? ¿Tendrá heridas profundas? Y es entonces cuando mi mente viaja hasta el momento en que lo conocí, en el día que él me dijo que era su ahijada...>>>
Era la primera clase que tenía con él siendo profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras, había sido con Gryffindor un viernes por la tarde, casi la última clase de la semana. Fue algo muy fuerte, lloré; Remus había hecho que nos enfrentemos a nuestros peores miedos, y efectivamente, ví la imagen muerta de mi hermano mellizo.
Cuando la clase terminó Harry, Ron y Hermione habían estado hablándome de ir al día siguiente a Las Tres Escobas, accedí. Entonces, antes de salir por la puerta, el profesor Lupin nos llamó a mí y a mi hermano.-¿Si, profesor Lupin? -pregunté, dándome la vuelta para regresar sobre mis pasos.
-Por favor, hermanos Potter, me gustaría hablar con ustedes.
Harry y yo obedecimos, nos mirábamos entre nosotros dudando.
-¿Es por los boggarts, profesor? -pregunté-. Perdón, pero fue muy difícil para mí.
-Lauren, no... No es por eso... Es solo que... Conocí a tus padres. Éramos amigos, de hecho.
-¿De verdad? -preguntamos con ilusión Harry y yo, mi cerebro ya estaba creando un montón de preguntas.
-Sí, y hay algo que me gustaría que sepas, Lauren... Soy tu padrino. Tus padres me nombraron como tú padrino cuando naciste. Cuentenme, ¿que les gusta? Lauren, ¿Te digo algo? Tu padre apostó a que irías a Ravenclaw. -luego miró a Harry y dijo-: y también dijo que tú, Harry, serías jugador de Quidditch.
No había notado que una lágrima caía por mi mejilla hasta que Harry la limpió, Remus sonrío al notarlo.
-Pues, a mí me gusta la literatura y la astronomía. -comenté con una sonrisa tímida.
-Yo... Soy parte del equipo de Quidditch de Gryffindor -dijo Harry.
-Oh, chicos... -Remus nos miraba a ambos con un aire de melancolía-. La última vez que los ví, los dos usaban pañales.
-¿Cuándo fue la última vez que nos vió? -preguntó Harry.
Entonces Remus usó su varita para traer una silla, y se sentó frente a nosotros. Recuerdo haber estado nerviosa, pues nunca antes nos habían hablado de cómo era nuestra vida cuando... Cuando pertenecíamos a una familia de verdad. Una familia que nos quería.
>>>
-¡Vamos, Lauren! ¡Deja que el recuerdo te invada! - animaba Remus en su oficina.Harry había conseguido emitir un rayo azul marino, y pese a que no hayamos usado dementores reales (que son terriblemente peores) se me hacía imposible. Pensé en muchas cosas, en mi primera vez en Hogwarts, en cuando Harry gana sus partidos de Quidditch o también en cuando visité por primera vez la biblioteca del castillo.
Nada. Imposible. Me siento débil.-Ten, come. -Remus me dió un trozo de chocolate y nos sentamos en unos escalones.
-Gracias.
-Lo lograrás, yo sé que puedes.
-Dices eso porque eres mi padrino. -susurré.
-Lo digo porque sé que eres fuerte y valiente al igual que tus padres, Lauren.
-Si soy tan fuerte, ¿Por qué no lo logro? -Harry se sentó junto a mí y puso su mano sobre la mía en forma de apoyo.
-Vamos, lo intentaremos mañana, ¿Si? Ahora vamos al Gran Comedor a cenar.
-Claro.
>>> Fred:
Una mañana de octubre, cuando George y yo estábamos buscando la forma de burlar la seguridad de Dumbledore para entrar al Torneo De Los Tres Magos, Lauren dijo algo que llamó mi atención.-Si pudieses mezclar ébano con veneno de un dragón noruego y mantener mezclandose, podrías crear una poción para un escudo indestructible -miré en su dirección, estaba hablando con Harry-. Al menos, esa es mi teoría.
-¿Qué has dicho, Lauren? -pregunté, haciendo que la pelirroja mirara en mi dirección.
-Oh, hola gemelo Weasley que me cuesta trabajo diferenciar. Adivinaré, ¿George?
-Noup, respuesta incorrecta. -contesté y ella soltó una carcajada. Era aún más linda cuando sonreía, hacía que se marcaran sus hoyuelos.
-Hola, Fred. Le hablaba a mi hermano de cómo podría crear un escudo super-indestructible.
Entonces el resto del desayuno Lauren y yo lo pasamos charlando sobre ese escudo super-indestructible que creía podría crear... Pensé en Charlie, mi hermano mayor, ¿cuánto me costaría que ese tonto me enviase veneno de dragón desde Rumanía?
>>> Lauren:
A la mañana siguiente, llegaron las lechuzas del colegio y extrañamente Hedwing (la lechuza que compartimos Harry y yo), me trajo un paquete.-¿De parte de quién es? -preguntaron Ron y Harry al mismo tiempo.
-Es de Remus. -dije sonriendo y abrí rápido el paquete. Adentro había un libro de un color azul intenso y una pequeña carta.
Abrí el libro, es algo... Perfecto. Son fotos, de mis padres y sus amigos durante sus años en Hogwarts, también fotos mías y de Harry de cuando éramos solo unos bebés. Una en particular llamó mi atención: Harry y yo con no más de un año de vida, sentados sobre una alfombra, dándonos un abrazo.
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La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]
FanfictionEsta historia trata sobre dos almas destinadas a amarse, pero aún no lo saben. Trata también sobre la hermandad y la familia, de magia y de libros. Una historia de amor que irá más allá del tiempo o circunstancia y toda barrera que la vida les impon...