8. Invitación.

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-¿Y tú por qué estás en la enfermería? -preguntó Fred un rato después, ya había terminado de curar a su gemelo pero tuve que ir a buscar más ungüentos para él.

-Una pasantía, cuando termine mis estudios quiero ser medimaga y esto me servirá como experiencia a la hora de iniciar la carrera.

George se había ido, me tomé la libertad de darle el alta (espero que la señora Pomfrey no me descuente puntos por eso) aunque en mí opinión ya estaba bien.

-Aquí también -susurró Fred señalando su abdomen.

Traté de poner cara seria, profesional. Le desabroché la camisa y ahí ví unas dos o tres quemaduras justo en su abdomen ¿Por qué me ponía tan nerviosa? Me fui acercando más despacio, curándolo, no se quejó en ningún momento.

Por un momento mi mirada se desvió a su rostro e hicimos contacto visual, estaba algo nerviosa y sentía una extraña sensación recorriendo mi cuerpo. Como una corriente eléctrica. Él rodeó mi cintura con su brazo y me atrajo más a él, no puse objeción a sus movimientos y en cambio, me acerqué más. No tengo idea de por qué lo hacía, pero sentía la necesidad de hacerlo. Fue entonces cuando el pelirrojo se acercó lo suficiente como para que nuestras bocas se rozen.
Y justo en ese momento, Madame Pomfrey entró en la enfermería, seguida de la profesora Mcgonagall.

-¡Oh, por Merlín! -exclamó Mcgonagall. Automáticamente me aparté de Fred, estaba muy sonrojada. No me atreví a mirarlo-. ¡Parecen dos sacos de hormonas!

-Lo siento. -susurré y tomé la poción curativa para llevarla al despacho de Pomfrey.

-Diez puntos menos para Ravenclaw. -sentenció Madame Pomfrey-. Es algo inaceptable, Lauren; la pasantía es algo serio, ¿Comprendes?

-No, no, no. -se apresuró a decir Fred, quien estaba sentado sobre la camilla, abrochando su camisa-. Fue culpa mía, Madame Pomfrey, de verdad. Quitenle puntos a Gryffindor, después de todo, George y yo fuimos los que... Nos lastimamos.

Por un momento efímero, la profesora Mcgonagall se alarmó al oír quitenle puntos a Gryffindor, pero luego habló con voz tranquila.

-Señorita Potter, creo que ya puede retirarse. Señor Weasley, necesito hablar con usted.

Entonces dejé todo como estaba y me dispuse a irme, pero antes de salir, Madame Pomfrey se acercó hasta mí.

-Te espero mañana a las tres, hasta las cinco. No quiero robarte la posibilidad de divertirte con tus amigos un domingo.

-Creí que iban a quitarme la pasantía. -murmuré, sentí la mirada de Fred sobre mí.

-Solamente que no vuelva a pasar, es que me gusta tener compañía. -me sonrió con ternura, como lo hace la señora Weasley, como lo hace una madre.

>>>
Era de noche y me encontraba en la sala común de mi casa, leyendo un libro: "Medicina Mágica, nivel uno". Noté que alguien se sentaba junto a mí, entonces desvié mi mirada, para encontrarme con la de Oliver Jones; el prefecto de Ravenclaw.
Alto, tez blanca, cabello y ojos negros, lunares por toda la cara y labios finos que parecían llevar labial por ser tan rosados. No me había fijado en él, no lo había analizado, hasta ese momento.

-¿Qué sucede? -preguntó despacio, volví a mirarlo a los ojos. Estaba viendo que tenía el broche de prefecto algo torcido.

-Perdón, es que... -acerqué mi mano y acomodé el broche de prefecto.

-Oh, gracias. No lo había notado.

-Suelo ser algo perfeccionista. También suelo fijarme en los detalles.

-Yo también. -respondió sonriendo, haciendo que el oyuelo de su mejilla izquierda se note.

-¿Cómo has estado? No hemos hablado mucho últimamente.

-Bien, la verdad. Muchas tareas pendientes, además del trabajo que conlleva ser prefecto. ¿Tú?

-Genial... -entonces le conté que inicié la pasantía en la enfermería, Oliver Jones es bueno escuchando-. ¿Qué tal eso de ser prefecto?

-Ayudo a los estudiantes de primer año a entrar a la sala común unas cinco veces al día. Tenemos que asegurarnos que todos estén en la torre de Ravenclaw a la hora de dormir.

Los dos reímos, mis ojos se achican cada vez que rio.

-Oye, Lauren... -dijo cuando paramos de reír-. Quiero preguntarte algo.

-Claro.

-¿Irías al baile de navidad conmigo?

Esa pregunta me tomó desprevenida por completo.

-Emmm... Uf, Oliver, yo...

-Es un no, entiendo. -parecía algo apenado.

-No, no. Solo quiero pensarlo, ¿puedo responderte mañana?

-Claro, tranquila. Buenas noches, Lauren.

-Buenas noches, Oliver.

Fui hasta mi habitación, Luna estaba durmiendo y Alison ordenaba su ropa con ayuda de un hechizo que desconozco.

-Alison, quiero hablar contigo... -comencé, ella se sentó sobre su cama y yo la imité.

-¿Qué ocurre?

-¿Recuerdas a Oliver Jones? Prefecto de nuestra casa, un año mayor que nosotras... -asintió-. Pues me ha invitado al baile de navidad.

-Wow, Laur, es genial. ¿Verdad? Es bastante guapo.

-Si, lo es. -se me escapó una sonrisa-. Le dije que le daría mi respuesta mañana, ¿qué crees que debo hacer?

-Decirle que si, Laur. Tú misma has dicho que es guapo.

-Técnicamente, no lo he hecho.

-Pero coincidiste conmigo. Dí que si, Laur. ¿Quién sabe? Capaz es el inicio de algo.

-¿Noviazgo? No, no gracias.

Ella se rió, segundos después yo también comencé a hacerlo. Cuando paramos, ella habló.

—Un chico de Dumstrangs llamado Eikko me invitó al baile esta mañana. Le he dicho que si.

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Era un domingo por la tarde, después de mi pasantía, estaba yendo a la torre de Gryffindor para hablar con Harry sobre mi pasantía. No le había mencionado lo que ocurrió con Fred, pero tampoco planeaba hacerlo. Tampoco planeaba contarle que iría al baile de navidad con Oliver Jones, y que cuando acepté, besó mi mejilla.
Justo en ese momento, cuando estaba por cruzar el cuadro de la Dama Gorda, Fred vino hasta mí con una sonrisa despreocupada en su rostro.

—Hola, George. —saludé con el nombre incorrecto a propósito.

—¡Soy Fred! —exclamó con las cejas levantadas y eso hizo que riera.

—Lo sé, lo sé. ¿Qué ocurre?

—Tengo una propuesta para ti.

—Oh, sorprendeme con tu creatividad, Weasley...

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Perdón por andar desaparecida.
-BooksKim <3

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora