32. Dolor y más dolor.

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- ¡Vamos, para conjurar un patronus debes pensar en el recuerdo más feliz que tengas! - le alenté a Hermione.

- ¡Expectro Patronum! - y de la punta de su varita salió una nutria.

- ¡Genial, Herms!

Seguí caminando por la sala, llegué hasta donde estaba Ron, había logrado invocar a su patronus; un perro. Me acerqué más al patronus.

- Es un Jack Rusell Terrier - le dije a Ron sonriendo.

- Conocidos por perseguir nutrias - murmuró Alison por lo bajo y yo reí, Ron no nos escuchó, estaba demasiado concentrado mirando a su patronus.

- ¿Te refieres a...? - le pregunté a Alison mientras me acercaba a ella, en un intento de que nadie más escuche nuestra conversación.

- A Hermione - contestó riendo, mirando en la dirección de la castaña.

Hermione no nos prestaba atención, estaba ayudando a una niña de primer año de Gryffindor con un hechizo básico de defensa.

- Bueno -dijo Ernie, de Hufflepuff, mirándonos a mi hermano y a mí - ahora nosotros queremos ver sus patronus.

Harry y yo nos miramos, entonces di un paso atrás para darle espacio a él. Harry caminó hasta el centro de la habitación y exclamó: ¡EXPECTRO PATRONUM! De la punta de su varita salió su ciervo con astas, paseó por el lugar un poco y luego desapareció. Un patronus imponente, sin dudas.

- Tu turno -dijeron los gemelos al mismo tiempo, ambos mirándome a mí.

Pensé en mamá y papá, en Sirius y Remus, pensé en las navidades en la casa de los Black con los Weasley, más precisamente en Fred y su risa, pensé en nuestras tardes con Harry jugando a las cartas en Privet Drive y también en las veces que fuimos juntos a La Madriguera, pensé en tardes de estudio con Alison y todo lo que viví en Hogwarts. Un montón de recuerdos felices que guardo siempre en mi corazón.

-¡EXPECTRO PATRONUM! - Grité.

El león paso corriendo a mi alrededor, dió un rugido haciendo que unos alumnos de grados más bajos dieran un respingo. Los gemelos aplaudían y algunas chicas de Gryffindor miraban a mi patronus con fascinación, claro, es el animal de su casa.

- Creo que eso es todo por esta semana - dijo Harry.

- Quien tenga alguna duda o consulta, puede acercarse conmigo en la sala común de Ravenclaw -dije para todos-. Siempre siendo cuidadosos de guardar el secreto, por favor.

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Estaba con Alison y Luna cenando, cuando Harry vino corriendo hasta mi, atrayendo la atención de todo Hogwarts.

- Lauren, lo ví.

Es un poco extraño, porque cualquiera que lo escuchase decir eso no lo hubiese entendido. Pero yo sí, entiendo a mi hermano a la perfección.

- ¿Ahora? - pregunté levantándome de mi lugar.

- Sí, bueno, lo soñé. Eso no importa...

- ¿Cómo que no importa, Harry?

- ¡No importa porque yo quiero saber si tú lo viste, Lauren!

Su grito resonó en todo el lugar, hasta en la mesa de profesores; todos se habían quedado callados.

- Hhm, Hhm, - tosió Umbridge, levantándose de su silla -. Señor y señorita Potter, acompañenme por favor.

- No, será peor - susurré cuando ví que Harry estaba por protestar.

Seguimos a la profesora Umbridge por el Gran Comedor hasta la puerta, todos nos miraban con temor sabiendo lo cruel que es esta mujer. Cuando mi mirada se cruzó con la de Fred me apresuré a negar con la cabeza, ya que él se estaba levantando de la mesa seguramente dispuesto a defenderme.

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- Bien - dijo Umbridge cerrando la puerta de su despacho.

- Profesora... - comenzó Harry pero ella le cortó.

- Señor Potter, silencio porfavor.

Se acomodó su falda y se sentó en el escritorio.

-Los dejaré ir solo si me cuentan qué es lo que estaban hablando.

Miré a Harry rápidamente, él negó lentamente pero de forma decidida.

- Bien - repitió Umbrigde - como veo que ninguno hablará, tal vez un cruccio les afloje la lengua a los hermanos Potter

- Pero eso está prohibido - murmuré por lo bajo.

- ¡Cruccio!

Caí de rodillas al suelo, mi hermano también.

Sentí como si un montón de cuchillos atravesaban mi piel, como alambres con púas se enrollan al rededor de mis muñecas fuertemente, como una daga trazaba líneas profundas en mis piernas.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, pero tal parece que con Harry terminó antes pues escuché a lo lejos como gritaba mi nombre, como le reclamaba a Umbridge que pare. Cuando lo hizo, casi no podía mantenerme en pie, Harry había llorado al verme así y me sostuvo hasta llegar a la sala común de mi casa, él respondió la pregunta por mí y me sentó en un sillón, no había nadie más en la sala común.

-Hey, ¿Cómo te sientes? ¿Quieres ir a la enfermería? ¿Quieres que me quede contigo esta noche?

Estaba débil. Cada parte de mi cuerpo me dolía. Y pese a eso, tomé su cara entre mis manos.

- A ti también te ha lastimado, Harry. -dije aquellas palabras casi en un susurro, sentía que si levantaba más mi voz, iba a dolerme peor.

Tomé la cara de Harry entre mis manos, afortunadamente no tenía ningún rasguño.

-Me ha lastimado, pero me importa más mi hermana.

Sonreí débilmente pero fué más una mueca de dolor, comencé a sentir que mi uniforme estaba empapado de sangre.

-Tienes que descansar, Potter.

-Te acompaño a tu habitación.

Y a pesar de que Harry es mi hermano mellizo, él siempre fue muy protector conmigo, desde que fuimos niños y nuestros tíos nos trataban mal, él me cuidó. Entonces no puse ningún tipo de oposición cuando Harry me cargó en brazos hasta mi habitación, cuando tomó de entre mis cosas un botiquín de primeros auxilios e intentó curar mis heridas de la forma más cuidadosa posible.
Umbrigde me había lastimado todo el cuerpo, sentía que las heridas de mis brazos no dejaban de sangrar y no podía dormirme.
No sé en qué punto Harry se fué, o en qué punto mis heridas dejaron de doler. Aún escuchaba dentro de mi cabeza la voz de Umbrigde cuando me lanzó el cruccio y el llanto de mi hermano que suplicaba que me soltara.

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Quizás no tengo el mismo talento que hace cuatro años atrás, pero quiero terminar esta historia, siento que se los debo.
-BooksKim <3

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora