4. Experimentando.

867 61 11
                                    

Entonces abrí el sobre que acompañaba el cuaderno y lo leí en voz alta para que Harry lo escuchara.

Laur, ¿cómo estás?
Envío un pequeño presente para ti y también para tu hermano. Lamento no haberte escrito antes, sé que prometí hacerlo al menos dos veces al mes. Te extraño muchísimo, querida ahijada. Y perdón por no haberte escrito el día de tu cumpleaños. Espero no estés molesta.
-Remus.

No estoy molesta, en lo absoluto.

-¿Alguien podría prestarme pluma y pergamino, por favor? -pregunté a nadie en particular, con mi mirada aún puesta en la carta de mi padrino.

-Ten, puedes devolverla durante el almuerzo. Si te sientas conmigo.

Harry arqueó una ceja mirando a Fred, pero no dijo nada y dicho pelirrojo no notó su mirada.

-Claro, gracias.

Harry me dió un trozo de pergamino y comencé a redactar mi respuesta.

Rem, estoy bien. ¿Cómo estás tú?
Gracias por ese regalo, de verdad, es perfecto. Gracias, gracias, gracias. No me molesta que no me hayas escrito, no te preocupes. Yo también te extraño muchísimo, Remus.
Saludos de parte de Lauren y de Harry, los dos te amamos muchísimo. Prometemos escribirte.

>>>
Llegó octubre y con ello también el comienzo del Torneo De Los Tres Magos. Oí a Cho comentar que Cedric pondría su nombre en el cáliz del fuego, también a dos chicas de Gryffindor: Alicia y Angelina.
Este año tengo la meta de llegar a leer 55 libros y solo me falta uno, el año que viene la meta ya será 60. En este momento estoy con Oliver en la biblioteca leyendo, resulta que él también cada año suele ponerse metas a si mismo de cuántos libros puede llegar a leer anualmente. Su meta este año es 70, va por el número 59.

-Lauren -susurró-. Tengo que terminar algo de Pociones, ¿te veo en la cena, está bien?

-Claro. -respondí con una sonrisa.

Entonces uno de los gemelos Weasley entró en la biblioteca (todavía me cuesta un poco de trabajo diferenciarlos), cuando me vió, vino corriendo hasta donde estaba.

-¡Lauren! ¡Por favor ven conmigo!

No esperó a que responda, me tomó del brazo y me sacó a paso rápido de la biblioteca (casi corriendo).

-¿Se puede saber qué ocurre, Weasley? -exclamé, ni siquiera se molestó en aminorar el ritmo.

-¡Es urgente, necesitamos tu ayuda! -gritó, algunos estudiantes de Slytherin lo miraron con desagrado-. Yo soy Fred, por cierto.

Entonces soltó mi brazo y abrió la puerta de un salón de clases que, según tenía entendido, estaba clausurado. George estaba ahí, miraba una caja de madera con suma concentración.

-Lauren... ¿Veneno de dragones noruegos, no? Lo tenemos. -dijeron los dos al mismo tiempo, luego George siguió hablando-: Pero necesitamos tu ayuda.

-¿Quieren... Qué, exactamente? ¿Y como es que consiguieron veneno de dragón? No de una forma legal, supongo.

-Nuestro hermano, Charlie. -dijo Fred-. Queremos que nos ayudes a poner nuestros nombres en el Cáliz del Fuego mañana, cuando lleguen los estudiantes de otros colegios.

-Y hemos pensado que podemos hacer una poción que nos haga un poco mayores... -comenzó George.

-...Y a la vez, un escudo, por si el Cáliz lanza algún hechizo dañino. -terminó Fred.

-¿Un Cáliz lanzando hechizos, de verdad, Fred? -se me escapó una risita y me tapé la boca para disimular.

-Es una teoría. Pero sabemos que eres buena en Pociones, Lauren, así que es por eso que necesitamos tu ayuda.

-Está bien. -accedí y ellos chocaron los cinco-. Pero, si algo sale mal, no quiero ser ni siquiera mencionada. Nada de culpa.

-Todo saldrá bien. -dijeron los dos al mismo tiempo, con una sonrisa en sus rostros. Y fue ahí cuando lo noté, noté las diferencias entre ellos. Eran pocas y casi indetectables, pero al fin y al cabo, eran reales.

Me acerqué a la mesa y ví el contenido de la caja de madera: doce frascos, todos sellados y etiquetados. En cada frasco no habían más de diez gotas de veneno, y había etiquetas color negro para los venenos más letales.
Cómo era domingo, no había clases, así que pasamos toda la tarde en aquel salón de clases clausurado, experimentando y creando.

>>>
Llegaron los estudiantes de Beauxbatons y Dumstrangs. Me cayeron muy bien las chicas estudiantes de Beauxbatons, quienes se sentaron en la mesa de Ravenclaw.

-Eges muy amagble -decía Fleur Delacour, quien siempre se sentaba junto a mí.

-No es nada, Fleur -sonreí y ella me devolvió el gesto.

Ese mismo día, Fred y George pondrían (o intentarían poner) su nombre en el Cáliz del fuego. Yo estaba ahí, había guardado las opciones creadas en dos de los frascos que antes contenían veneno de dragón. Según los cálculos que hizo George, la poción debía hacerlos tres años mayores. Pero algo salió mal, y cuando tomaron la poción yo me acerqué para tomar tomar los frascos vacíos un alumno me empujó dentro del círculo.

Y entonces mi cabello se tiñó de blanco canoso, y al tocarme el rostro sentí arrugas. A los gemelos les creció una barba blanca, y los tres fuimos foco de risas para todos los alumnos. Los tres nos levantamos del suelo al mismo tiempo, y (según creo) Fred vió mi incomodidad y tomó mi mano para sacarme corriendo de aquel lugar.

Él y George en ningún momento pararon de repetir la palabra perdóname en todo el camino hasta la enfermería.

>>>
Llegó el día. El día en el que el cáliz del fuego expulsará los nombres de los tres ganadores de cada colegio para competir en el torneo. Por parte de Hogwarts salió seleccionado Cedric Diggory, por parte de Dumstrangs Viktor Krum y luego la ganadora de Beauxbatons fue nada más ni nada menos que Fleur Delacour. Los tres ganadores fueron a una habitación apartada al lado del Gran Comedor y Dumbledore comenzó a dar un pequeño discurso. Pero Dumbledore se calló de repente, y fue evidente para todo el mundo por qué se había interrumpido a si mismo.

>>>
Me gustaría leer sus comentarios y teorías, me está gustando bastante esta reescritura.
-BooksKim. <3

La Chica De Ravenclaw - Fred Weasley Fanfiction.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora