Dia 3

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Colombia se levantó maldiciendo a URSS y su mínima amistad

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Colombia se levantó maldiciendo a URSS y su mínima amistad.

Había soñado que se lo encontraba y tenía que ir con el y algunos de sus hijos, incluído Rusia, a comer algo.

(...)

Vida catre hijueputa, ¿Por qué PUTAS me pasa esto a MÍ? — Dijo, alzando la voz en ciertas palabras, mientras prepara su desayuno y el de su hermano.

¿Que pasa, Col? — Pregunta el venezolano desde la mesa.

Colombia lleva los desayunos para la mesa con cara de querer que lo trague la tierra. Venezuela ríe y mira a su hermano.

Me voy a sobar el cuello con un machete... — Dijo mientras apoyaba su cabeza en la mesa.

(...)

Con la "historia de los sueños" terminada, Venezuela miro con una sonrisa al colombiano.

Entonces, ¿Te ayudo a esconderte de la URSS? — Suelta una carcajada burlona, recibiendo una mirada asesina por parte de Colombia.

Si papi, ¿Me va a ayudar si o no? — Pregunta enojado y nervioso.

Si, si, pero chamo, ¿Por qué el miedo de estar con Rusia? — Pregunta pícaro, Colombia abre los ojos y niega con la cabeza — ¿Te gusta el ruso?

Con esta pregunta el lugar quedó en silencio. Colombia estaba rojo, ni el sabía el porque de sus nervios, antes no se lo había preguntado. Venezuela se levanta y se estira, da unas pequeñas palmadas en el hombro de Colombia y se va.

Colombia suspira.

Colombia sale casi que corriendo cuando la reunión da por terminada

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Colombia sale casi que corriendo cuando la reunión da por terminada. Rusia anhela un momento con Colombia en el que le pueda preguntar sobre sus un poco obvios sentimientos.

Venezuela va tras Colombia asegurándose de ver por todo el lugar. No hay señales de URSS.

Colombia decide ir a algún parque, el solo, pues duda de encontrarse a URSS en un parque, debido a que en su sueño el encuentro se da en un lugar cerrado. Se despide de Venezuela y baja en el ascensor; en el corto tiempo que tiene en el ascensor piensa en Rusia y en sus sentimientos. No es amor a primera vista, puesto que no era la primera vez que se veían; quizás un amarre, pero como tal no tenía algunos de los "síntomas" más comunes de uno de estos; pensó, por último, que quizás es el destino, no cree que esos sueños sean muy normales y mucho menos piensa que sean una casualidad.

Seis sueños. Ruscol TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora