Seis sueños. Ruscol Terminada

Día 6

Colombia se despierta cansado, durmió poco en la noche. Tal parece que el haber dormido mal le pasó factura; soño con Rusia nuevamente, pero no se acuerda de casi nada. Solo recuerda ver a Rusia en su casa junto a Venezuela. Eso le bastaría.

Se levantó directo al baño para lavarse la cara, eso quizá le quite un poco el sueño... O quizás deba tomarse cinco tintos; realmente ha tomado tantos que el café ya no le hace efecto, pero el tinto sabe delicioso y lo sigue tomando con la excusa de buscar energía en la cafeína.

(...)

No asistió a la reunión, se quedó a dormir. Lo necesitaba. Venezuela ya lo cubriría y le diría que paso en la reunión.

Estando en cama, somnoliento y con pereza, le escribe a México en busca de salir con el cuando terminara la reunión, así se aseguraría de no estar en casa para cuando Rusia apareciera. México le dijo que podían ir a dar una vuelta.

— ¡PARE, MALPARIDO! — Grita exasperado el sudamericano. A México le dieron ganas de joder.

— ¡Aguafiestas! No aguas nada wey, no mames. — Dice México mientras para de tirarle tierra de parque a Colombia.

— ¿¡Vos es que no ves que vengo de camisa blanca!? ¿¡Mamarsela a Estados Unidos lo dejo ciego o qué!? — Una cosa no tenía que ver con la otra, pero quería enojar al mexicano.

— ¡Cabrón! Venga le invito a un helado a ver si deja de llorar carnal. — Se voltea ofendido y comienza a caminar, Colombia suelta una risita.

Colombia no va a dejar las cosas así, el quiere venganza. Toma dos puñados de tierra y los tira directo al pelo de México, asustandolo.

— ¡QUÉ CHINGADOS TE PASA HIJO DE PUTA! — Exclama, sacándole una risa al contrario.

La guerra de tierra entre los latinos sería bien recibida en TikTok, hoy comen las personas que estaban en el parque.

Colombia llega exhausto a su casa. Ni siquiera saluda debidamente a Venezuela, solo tiene ganas de dormir y de bañarse, pues está lleno de tierra y quién sabe cuántas cosas más.

Venezuela se burla de él y va hacia la cocina para prepararle algo de comer. La única razón por la que aún no duerme es porque espera a Rusia; el eslavo debía haber ido a su casa en la tarde, pero por complicaciones le dijo que tardaría un poco más. Solo un poco, tan solo un poco.

Un poco que termina convirtiéndose en las 2:03 AM.

(...)

El latino sale del baño con una toalla amarrada en su cintura, el pelo mojado y gotas de agua esparcidas por su piel. Camina hasta su mesa de noche para sacar de uno de los cajones sus calzones, pero ve la carta de Corea del Norte encima de está.

Recuerda la situación. Mientras estaba con México se encontró a Corea del Norte y a sus amigos, estos alentaron al norcoreano a escribirle, en ese mismo lugar, una carta con sus sentimientos a Venezuela para que Colombia se la llevará. Fue tierno.

Toma la carta con sus manos mojandola un poco, decido a dársela ya mismo a Venezuela. Sale de su habitación y va directo a la sala de estar para buscar a su hermano. Grata sorpresa se lleva.

Rusia y Venezuela hablan, el eslavo se disculpa por la hora mientras Colombia aparece de repente en boxers, dejando desconcertado a Rusia; Venezuela hace caso omiso al hecho de que su hermano está semidesnudo. Rusia se pone rojo y mira hacía otra parte.

Por su parte Colombia se quiere morir. Está rojo hasta la conciencia, pero por su propio orgullo no sale corriendo, sino que se acerca a paso firme a Venezuela, le da la carta y se va. Se va temblando y nervioso.

— Ah, perdón por todo eso... ¿Rusia? — Pregunta al ver al ruso nervioso y extremadamente rojo.

— Какой? (¿Qué?) — Pregunta después de unos segundos de estar callado, intenta hacer que el sonrojo de su cara baje, pero la imagen de Colombia le puede.

— ¿Te gusta mi hermano? — Responde con otra pregunta el venezolano.

Rusia se queda callado, no responde, no lo hace porque ni el mismo lo sabe. Venezuela interpreta esto como un si y se ríe nervioso y alegre.

Mi gusto culposo es escribir con mayúsculas los gritos aunque se que los signos de exclamación lo reemplaza.

No sé porque actualizo en la madrugada lskskdjdk