« 𝘁𝗼𝗮𝘀𝘁 »

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Era un viernes por la tarde. De esos en los que te da pereza hacer cualquier cosa, respirar te aburre y los programas televisivos emitidos tienen una calidad dudosa, que no divierten a nadie que tenga un mínimo de sentido del humor. Por favor, aquellos chistes parecían sacados del repertorio de comedia mala que usaba su tío Alfred en cada reunión familiar.

Mientras estaba recostado en su sofá de gamusa beige, que amaba tanto por lo suave y cómodo que era, en el que podría pasar su vida entera, realmente toda su vida, reflexionaba sobre su existencia. Como un vago de esos que salen en las películas, comiendo frituras frente a la pantalla plana de su sala, pensando en nada y mirando el todo.

¿O era al revés?

Bueno, no importa realmente. Parecía un flojo de una adult comedy, a excepción de que él no estaba gordo, ni usaba ropa sucia, y su hogar no parecía una tétrica y lastimera habitación con luces bajas y desórden por doquier.

El rizado era muy organizado en lo que su departamento respecta, manteniéndolo lo más limpio posible, bonito y con un aroma a manzanas debido al ambientador que su primo le había regalo en una de sus visitas.

"Así tu departamento ya no tendrá olor a desesperación" había dicho el mocoso ese. Y aunque Harry quiso pegarle, se abstuvo a hacerlo porque sinceramente le había gustado mucho el regalo.

Colores armoniosos y vivos decoraban su residencia, siendo él mismo el que elegió las bonitas decoraciones que adornaban el lugar. Su madre se sorprendió de la notoria ausencia del negro, siendo que su pequeño había tenido su etapa de emo dark cuando rondaba los quince años.

Ahora con diecinueve primaveras estaba en la fase de friki amante de los videojuegos y arcoíris over1000. Y bueno, la mujer prefería eso a tener a su hijo pidiéndole zapatillas con calaveras, o pintándose las uñas de tonalidades oscuras mientras escucha música que en su opinión solo son gritos desquiciados de alfas y betas zafados de un tornillo.

Tenía un gusto muy bueno para la ropa, vistiendo y luciendo como uno de sus chicos sacados de las búsquedas de "ropa aesthetic" en Pinterest, mezclando el estilo grunge con un poco de todo. En ese aspecto, Harry era un omega muy exigente con respecto a la moda.

Y sí, tal vez los abdominales en los que trabajó por un tiempo en el gimnasio se habían tomado unas vacaciones temporales, y su tableta de chocolate ahora estaba algo derretida, una suave y pequeña pancita estaba en el lugar de sus cuadritos, pero no estaba gordo.

Incluso Liam le había preguntado en broma si estaba embarazado cuando el menor se estaba cambiando frente a él. Harry solo puchereó y le lanzó todas las almohadas de su cama, formando un berrinche y diciéndole al mayor que era un bobo.

El alfa rubio tuvo que ir hasta el supermercado a comprar las frituras picantes favoritas del menor para que lo perdonara, y Harry le agradeció permitiéndole verlo disfrutar de su chuchería preferida.

Oh, que privilegio. Gracias, eres lo máximo.

Así que, de cierta forma, Harry tenía la actitud de vago televisivo, sin la apariencia, sí. Decir que hasta el hecho de levantar el control remoto que se le había caído al suelo le daba pereza. Mano, que ladilla.

Pero bueno, todo aquello se debía a que estaba cansado por pasar toda la noche anterior estudiando para un maldito exámen de la universidad. Para su satisfacción y en recompensa por su desvelada, había sacado la nota máxima, superando las expectativas del insoportable profesor.

Profesor 564732

Harry 4

Con ese sueño que llevaba encima no deseaba ni siquiera prepararse una cena apropiada para alimentar su estómago hambriento, por lo que recurrir a una bolsa de cheetos había sido su primera opción.

𝗳𝗶𝗿𝗲𝗺𝗮𝗻Where stories live. Discover now