CAPÍTULO 1

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Matt

-¡Vacaciones!- gritó Cam mientras entraba al coche cargando la mochila del colegio, era su último día de clase y estaba emocionado.

- Hola empollón -saludé, saliendo del aparcamiento.

-¿Sabes a dónde vamos? - preguntó mientras se abrochaba el cinturón.

- A un pueblo fantasmagórico - dije riéndome.

Nunca me gustaba irme de viaje, siempre estábamos mudándonos y odiaba esa sensación que se clavaba en el pecho. 

Ansiedad al cambio.

Pero, aquel verano íbamos a un pueblo tan pequeño que por mucho que mirase en Google Maps no llegaba a contar más de cinco calles.

Además de que solo había podido localizar una piscina en todo el vecindario y la sensación de soledad no abandonaba mi cuerpo.

Escuché a mi hermano quejarse e intenté animarlo, aunque en mi cabeza seguía repitiéndome que en aquel pueblo no había vida humana.

-Hey, esos ánimos! Hay montaña y una piscina gigante, no puede estar tan mal- intenté convencerle.

Suspiró pero vi su sonrisa a través del espejo. A Cam le encantaba lo nuevo.

...

Aparqué en el garaje.

Bajé del coche y esperé a que Cam saliese sujetándole la puerta. 

Subí directa a mi habitación. Escuché de fondo la conversación que mi hermano estaba manteniendo con nuestra madre. No me interesó  el planning del viaje, agarré los cascos y deje que la música inundara mis pensamientos. 

Empecé con la maleta, la llene de ropa sin pensar en lo que podría ponerme o el tiempo que haría, la llene hasta arriba y la cerré de golpe.

Bajé la maleta y esperé en el interior del coche, me esperaba un viaje demasiado largo y no tenía ganas de hablar con nadie. 

Apoyé la cabeza en el cristal del copiloto y me quede dormida con la música sonando en mi subconsciente.

...

El viaje se hizo interminable, aquel pueblo estaba perdido de la mano de dios. Pero, el paisaje me impresionó; el campo estaba inundado de árboles. Los árboles eran enormes, el aire que entraba por la ventana olía a naturaleza, a limpio, me sentí libre.

Entramos en el pueblo. Las casas eran de piedra, antiguas y enormes. El campo se expandía todo al rededor, las sombras abundaban y el aire corría entre las hojas. 

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, algo de todo aquello me daba miedo, no había vida a nuestro alrededor. Me fije en las persianas de cada casa, todas ellas estaban bajadas a cal y canto. Y la luz no filtraba entre las copas de los árboles, todo era oscuro, siniestro. 

...

Bajé las maletas, estaba sudando, el sol calentaba desde lo alto sin importar cuantos árboles pararan sus rayos. Estábamos en pleno verano y las olas de calor no iban a dar tregua fuéramos a donde fuéramos.

Entré en el salón, vi el ventilador y me tiré a encenderlo. Cam se sentó en la alfombra que cubría el suelo, sacó todos sus muñecos y empezó una batalla de ruidos y golpes entre ellos.

Me reí, era muy pequeño y aún así tenía un prodigio de cabeza. Muchas veces era más maduro que yo y otras jugaba como todos los niños de su edad.

Cam me paraba los pies, me hacía recapacitar, pero aquella vez tenía tantas ganas como yo de salir de aquel infierno de calor.

-Cam vamos a buscar esa increíble casa con piscina, nos colamos a bañarnos que hace demasiado calor...¿qué te parece? - pregunté.

-Matt no, estás loca, ¿y si hay alguien?

-No habrá nadie,confío en ello-respondí.- Venga prepárate.

Se levantó a regañadientes pero tenía la misma ilusión que yo en los ojos. No se cuantas veces le había metido en problemas solo por mi locura de cabeza, pero nos adorábamos, no podíamos estar separados por mucho tiempo.

Cuando salimos por la puerta escribí a mi madre. Se había ido a comprar, necesitábamos llenar la nevera. 

Pero en aquel momento el móvil dejó de ir, no había cobertura, imposible escribirla un mensaje. Abrí de nuevo la puerta y escribí una nota, la pegué en una mesa, a la única que vería si o si, aquella que era demasiado grande y estaba en medio de la entrada.

-Matt, y si buscamos un río o un lago por la montaña, debe de haber algo seguro.- ese comentario de mi hermano al salir a la calle me pareció impresionante pero aun así yo quería ir en busca de la casa, alomejor hacíamos amigos.

- Hmm ya mañana,¿vale?- contesté.

Callejeamos por todas las calles y miramos por cada valla pero no encontramos nada,hasta que les vi y esa sensación en el cuerpo volvió.

¿Que pasaba?¿Quiénes eran?

...

INSTINTOWhere stories live. Discover now