CAPÍTULO 19

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Matt

Habían pasado esos días de pesadillas, de estar toda la noche en vela o de no tener otra cosa en la cabeza que aquella noche. Esa noche se rompió todo, en la que mis ojos vieron sangre y esas caras de indiferencia. Esa noche mi cuerpo se paralizó a causa de tanto muerto y entendí que de allí no saldríamos vivos.Esa noche quise huir de aquí pero nadie me lo puso fácil.
Y fue cuando mi cabeza se fue al momento en que mi madre apareció. Volví a ver todo en mi cabeza. Y la verdad es que no quería volver a estar en un pozo tan hondo sin nada de luz. No quería volver a sentir oscuridad por ver esas imágenes que todavía me seguían persiguiendo...
Pasaron los días y mi madre entró,por la puerta principal con una sonrisa en la cara que no entendí. Llevaba días llamándola y nunca contestaba. Su móvil debería de estar hasta arriba de mensajes y aún así ella estaba feliz. La miré con cara de asco y me dijo algo que a día de hoy no entendí.
-Matt nos quedamos aquí a vivir. ¿Qué os parece?- preguntó. Fui a contestar. Abrí la boca y nada salió,ningún sonido o contestación. Ella ya no estaba a la vista. La escuché con Cam. Me di la vuelta por el ruido tan extraño que había dentro de mis oídos y descubrí un camión de la mudanza. Con todas nuestras cosas de nuestra casa. De nuestro hogar.
¿Cómo era capaz de decirnos que nos íbamos a quedar allí a vivir para siempre si solo eran unas vacaciones?
¿Qué es lo que tanto había cambiado?¿Porque estábamos todavía y ahora para siempre en esta casa?

Suspiré al ver que nada había cambiado que seguía sentada en el sillón con Cam a mi lado jugando a uno de esos juegos que tanto le gustaban tirado en el suelo con un montón de figuras de acción alrededor y con una sonrisa en la cara haciendo tantos sonidos diferentes que hacía gracia.
Había sido todo otra vez tan real en mi cabeza que me asusté no quería volver a esos días. Ya lo había superado. Ya estaba bien,había pasado un mes.

Llamaron a la puerta y al abrirla Il me sorprendió. Estaba distinto. Con una camiseta roja y unos pantalones cortos vaqueros. Cuando escuché su voz y su tos adrede me di cuenta de que mis ojos se estaban fijando demasiado en él y tuve mucha vergüenza. Mis mejillas se me ruborizarón y aparte la mirada además de mi cuerpo. Y así paso por la entrada. Cerré la puerta respirando hondo y al entrar al salón allí me los encontré a los dos.
Tirados en el suelo jugando con esos horribles muñecos.
Me senté en el sillón más alejado e Il hablo.
-Cam,¿qué te parece salir de este horrible pueblo e ir a tomar un batido y ver alguna peli? Tu eliges.- dijo. Mi hermano me miró esperando a que yo le hiciera un gesto o una mueca con la cara en señal de sí. Cuando sonreí se puso a gritar con un entusiasmo el cual nunca había visto diciendo que sí.Buscó con Il la cartelera y así ver la peli que quería ir a ver.
-Las tortugas ninjas- respondió mi hermano después de ver toda la cartelera y suspiré. ¿Quién dejaría a mi hermano elegir?Solo y digo absolutamente solo IL.

Subí a mi habitación a cambiarme y me encontré con que mi madre ese día tampoco estaba por allí. Lo dejé pasar y bajé trotando por las escaleras. Eran las cinco. La peli era a las ocho y todavía nos quedaba camino en coche. Para salir del pueblo.
Fui a preparar la mochila y ver si Cam ya estaba listo pero allí no estaban, miré por la ventana y le vi subido al coche cantando a pleno pulmón alguna canción.
Cerré la puerta de casa y abrí la del copiloto del coche. Al sentarme un calor recorrió mi cuerpo fuera hacía tanto frío que no me había dado cuenta ni de qué estaba nevando.
"¿Pero solo era octubre? Que extraño" pensé.
Me di la vuelta para ver a mi hermano. Estaba esperando impaciente a que empezara otra canción. Me fijé en si iba bien atado y sentado. Y cuando me di por convencida deje de mirarle.
Una canción retumbó en el coche. Estaban escuchando los Fito y los Fitipaldis seguro que lo había elegido Cam.
Me miró Il y al ver mi cara de sorpresa afirmó lo que acababa de pensar.
-No me mires ha sido elección de tu hermano.
Me reí y pasé todo el trayecto viendo el paisaje y escuchando una canción tras otra.

Llegamos. Al bajarnos sentí como allí en ese pueblo hacía una temperatura diferente. Hacía frío y corría el viento fuerte con mil hojas secas por el suelo y una sensación de lluvia. Era tan diferente a nuestro pueblo que me quedé procesando aquella información un rato. Parada en el parking de pie sin moverme y cogiendo frío.
Miré el reloj y me fijé en que habíamos tardado una hora en llegar hasta ese pueblo.
Al volver a mis caudales me fije en que estaba sola. Il y Cam iban más rápido de lo que pensaba y ya estaban entrando a uno de los edificios de la acera de enfrente. Me fijé en la fachada y me gustó con solo mirarla. Las paredes estaban pintadas con dibujos y palabras.
Ande con paso ligero y les alcancé cuando ya estaban pidiendo.
Entré y una sensación cálida me recorrió el cuerpo aquel sitio me gustaba y me empezó a aparecer un batido de esos con los que te subía el azúcar por las nubes.
Al terminar de pedir Il pidió a la camarera que todo se lo pusieran para llevar y cuando esta se fue dije:
-Creía que nos íbamos a quedar aquí un poco más-dije con un tono que ni yo misma había entendido. Pero quería quedarme allí más tiempo, aquel sitio me encantaba.
Negó con la cabeza y antes de poder decir alguna otra palabra teníamos una bolsa encima de la mesa.
El pedido ya estaba listo.
La cogió y salimos detrás de él.
Miré el reloj y eran casi las siete en punto, todavía quedaba una hora para la película.
Nos volvió a llevar hasta el coche y al subirnos nos dio a cada uno su comida. Cam llevaba entre las manos una hamburguesa con una botella de agua como bebida. Il llevaba un refresco simplemente y yo con mi batido entre las manos haciendo que se me congelaran.
Arrancó y volví a mirar a la ventana en busca de nuevos paisajes.
¿Estaría muy lejos el cine?

Miré el reloj mientras seguíamos avanzando en el coche y me fijé en lo tarde que se estaba haciendo, nos quedaban veinte minutos para llegar puntuales a la película.
-Ya estamos- dijo Il a la vez que le miraba. Aparcó y nos bajamos del coche. Me encontré con un centro comercial enorme ante mil carteles enormes, colgaban desde lo más alto del edificio, eran carteles de películas de cine. Había una entrada diferente al resto en la que ponía CINE en letras mayúsculas.
Nos dirigimos a la cola y al pararnos vi como todo el mundo se daba la vuelta para vernos. No había mucha gente pero aún así dejé de sentirme agusto.
Il asintió con la cabeza en forma de saludo y yo busqué la mano de mi hermano para sentirme más tranquila y a salvo.

Nos sentamos en las butacas al fondo del todo pero el cine o por lo menos nuestra sala estaba vacía.
Miré al frente fijándome solo en la pantalla e intentando callar todas esas voces de mi cabeza que solo gritaban peligro.
...

INSTINTOWhere stories live. Discover now