CAPÍTULO 35

30 6 0
                                    

Alicia
PRIMERA PARTE

Inseguridad, arrepentimiento, preocupación, incertidumbre, miedo y tristeza corrían por mis venas.
Los dientes no dejaban de chocar entre ellos, los labios temblaban y mi corazón se había enfriado. 
Me habían amenazado. Tenía que contarlo todo.
Esa familia iba a arrebatarme mi vida. Iba a quedarme sin nada.
Mis ojos estaban perdidos. Miraba fijamente el cielo.
No quería seguir luchando, no tenía fuerzas para seguir, llevaba meses sin descansar. Llevaba días sin moverme y sin respirar aire puro.
Había sufrido por todos los años que había arrebatado a Milai, mi hermana, de felicidad.
No estaba feliz con mis actos, me arrepentía pero aún así no cambiaría nada.
Lo hice por el bien de todos. Y el precio ya lo había pagado, me estaba quedando sola, me estaba volviendo loca, me habían quitado toda ilusión, esperanza y ganas de seguir existiendo.
Mi cuerpo estaba parado, mis manos sobre mis piernas, la vista perdida y la cabeza dolida.
Estaba sintiendo la sensación que todo el pueblo sentía.
Era un vegetal más.
Estaba sintiendo una caída libre sin ningún freno, sentía como la caída se acercaba, sentía mi pulso acelerado. Empecé a tiritar de frío y nervio. Nadie me podía salvar antes de sumergirme en la oscuridad, estaba perdiéndome entre mis recuerdos. estaba en un bucle que acababa de empezar.
Corríamos peligro, nuestra vida dependía de un hilo, pero mi cuerpo no pensaba reaccionar.
Ya no era yo.
Recordé.
Recordé toda mi vida en un abrir y cerrar de ojos, recordé cómo había huido toda mi vida de aquella familia, cómo había salvado tantas vidas.
Ví cómo iba a acabar todo aquello. No serviría de nada todo el esfuerzo.
Iba a acabar todo de la misma forma que empezó todo.
Con ellos. Con Cam, Il, Mia, Ethan y Marco.

Sentía a Matt a mi lado. Escuchaba como me llamaba pero mis sentidos no reaccionaban.
Estábamos maniatadas a un palo en medio de aquel terreno.

Sentía la piel de gallina.
Pensé en toda la sangre que se habría derramado allí, en todas las personas que habían perdido la vida a manos de Vector y su familia.
Mi hermana era culpable de todo aquello, su mente había empeorado y sus trastornos habían aumentado. Siempre había sido una carga, siempre había intentado sacarla de aquella oscuridad, había guiado sus movimientos hasta tal punto de convertirse en uno de ellos intentando que cambiase de objetivos, intentando que la necesidad de poder y sangre correr dejase de tener sentido para su visión de vida.
Había tapado mis heridas para sanar las de mi hermana pero no había valido de nada.
Yo había creado a mi propio demonio.
Era culpable de aquel desastre desde el principio.
Nunca pude hacer el bien para todos ellos. Fallé.

Las lágrimas cayeron por mis mejillas, el sol se escondía, pensé una vez más en cómo empezar el discurso que me hacían narrar.
Pensé en el daño que aquellas palabras supondría para cada uno de mis hijos.
Lloré la pérdida de todos ellos.
Lloré la pérdida de aquellos que no estaban vivos.

Milai entró a la plaza, sus botas con tacón resonaban sobre los adoquines.
Respiré hondo. La escuché gritar aquello que tanto había esperado escupir.
Milai había deseado gritarlo a los cuatro vientos desde que había llegado a aquel pueblo.
-¡DILO-gritó-DI QUE TU NO PUEDES TENER HIJOS!

INSTINTOWhere stories live. Discover now