Pasamos las dos primeras semanas en casa. Es el tiempo de permiso que me han dado mis profesores antes de volver a las clases, pero ha llegado el momento de volver a la universidad y no puedo alejarme de las dos mujeres más importantes de mi vida.
Los chicos intentan convencer a Nicky para que se quede más tiempo y yo los entiendo, aquí estará siempre acompañada, sin embargo, ya no concibo una vida sin ella, no puedo alejarme de nuevo después de todo el tiempo que hemos pasado separados y haber probado la felicidad de una vida juntos.
Afortunadamente, Nicky no me pide opinión porque está decidida a venirse conmigo y tengo que darle las gracias por eso. Ninguno de sus hermanos consigue convencerla y regresamos a Reno los tres juntos.
Sam es una niña muy buena y duerme bastante bien, pero no deja de ser un bebé que nos despierta varias veces en mitad de la noche.
No estaba equivocado cuando pensaba que Nicky sería una buena madre. Ella es la mejor madre del mundo. Cada vez que la veo con Sam me enamoro todavía más de ella y pensaba que eso no sería posible, pero lo es y es una sensación tan buena como mala.
Es buena porque me siento el hombre más afortunado del mundo cuando me mira, cuando la veo con nuestra hija, cuando duerme a mi lado e incluso cuando respira, pero no sé que, si algo de esto desapareciera, yo moriría.
Cada vez que tengo a Sam en mis brazos no hay nada más en el mundo y no voy a ser capaz de negarle nada, no podré tolerar que nadie le haga daño. Cada vez que llora, es como si me doliese a mí y necesito hacerla reír.
—Perdona, no quería despertarte. Tienes examen y deberías descansar —me dice Nicky mientras cambia a Sam.
Son las tres de la mañana y he notado que no estaba a mi lado. Al abrir los ojos la he visto observando como Sam mamaba medio dormida y su sonrisa soñolienta me ha hecho quedarme observando.
—Ya me lo sé y creo que no podré soportar un día más sin dormir —digo, sonriéndole.
Hace un par de semanas que comencé los últimos exámenes y creo que no he dormido más de tres horas seguidas desde entonces. Me quedo estudiando hasta tarde y la niña me despierta varias veces, a pesar de que Nicky intenta no hacer mucho ruido para que duerma.
Después de hacer mi examen, voy con algunos de mis compañeros a ver las notas de mis exámenes de la semana pasada y, aunque estoy convencido de que los he aprobado todos, nunca he estado tan nervioso por ver mis notas, ni siquiera cuando mi beca dependía de ellas, porque ahora sé que suspender una materia significa tener que quedarme aquí más tiempo y eso no me lo puedo permitir.
Me he quedado un poco atrás, mientras mis compañeros miran los listados. Tengo miedo de ver los resultados hasta que una de las chicas se gira a verme.
—¿Cómo puedes ser tan perfecto? No entiendo cómo puedes sacar estas notas, trabajar y tener un bebé —dice, haciéndome ojitos.
Sí, esto de la paternidad ayuda con las chicas y mucho. Por mucho que los chicos malos tengan la fama, al final las chicas lo que quieren es alguien tierno y no hay nada más tierno que un bebé, o un hombre con un bebé.
Creo que las chicas nunca me habían mirado tanto desde que empecé la universidad y, en las últimas semanas, prácticamente todas las chicas de mi clase se acercan a mí continuamente con la excusa de preguntar por la niña. Yo solo tengo ojos para Nicky, pero no se dan cuenta hasta que no nos ven juntos.
—Fácil, él nunca sale y nunca se divierte. Estás viendo a un señor de cuarenta años en un cuerpo de veinte —se burla uno de mis compañeros sin ocultar sus celos por mi éxito.
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Mi sitio en el mundo
Teen FictionJason llega a un nuevo barrio y comienza su vida junto a los Parker con los que encontrará su sitio en el mundo. Una historia más de la Saga Parker con uno de sus personajes más importantes.