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Mark estaba harto. Harto de pasar desapercibido con su crush. Harto de pretender que no quería ser algo más. Harto de fingir no querer besarlo y abrazarlo. Pero, ¿cómo es que siquiera podía pensar así? No cuando él sabía claramente que Johnny solo lo veía como un hermano pequeño al cual cuidar.

— ¿Entonces?

Haechan lucía emocionado. Nunca nadie se había interesado en sus cosas, más específico, en sus piedras.

— Yo no tengo nada que perder.

Jungwoo fue el primero en pedirle ayuda a Haechan. El rubio había querido llamar la atención de un chico de su clase desde hace mucho, pero nunca lo lograba. Así que, no le quedaba de otra más que confiar en el castaño.

— Pero, es seguro?

A Mark no le gustaba de todo la idea. Siempre decía que no era bueno meterse con esas cosas o podrían haber consecuencias. Aún así, estaba tan desesperado, que ya no le importaba.

— Marky, no es como que voy a usar magia negra. Lo que hago es solo con leyes de atracción, pedirle al universo unos cuantos favores y ya.

Haechan guiñó el ojo tratando de convencer a Mark.

— Mark, si no lo haces tú, tampoco yo.

Lo que Jungwoo decía era verdad. No solo por la amistad, pero si no funcionaba, no quería ser el único que quedara en ridículo.

— Okay, okay. Los veo en mi casa a las 8 pm.

Al decir eso, Mark agarró sus cosas y se marchó.

No sabía si era la mejor manera de hacer que Johnny volteara a verlo, pero tampoco tenía otras opciones.

A demás, ¿qué podría salir mal?

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El canadiense se dirigía a la cafetería para así poder comprar su latte. Siempre hacía lo mismo. Llegaba a la universidad, platicaba un rato con sus amigos y después, exactamente a las 10 am, se separaba para ir a ese lugar. Se había convertido en un hábito, y todos saben que es difícil dejarlos, así que no le quedaba de otra más que repetir la misma rutina cada día.

Abrió la puerta del café, recibiendo una mirada por parte uno de los empleados que ya lo conocía, Jaemin.

— ¿Lo mismo de siempre?

Preguntó Jaemin con una sonrisa. Mark asintió.

Le gustaba ese lugar. Era acogedor, nunca había ruido, y lo mejor, siempre estaba limpio. Mark tenía un problema con la limpieza y organización, todo tenía que estar perfecto o el pelinegro perdía la cabeza. Por suerte, ese lugar no tenía nada de imperfecto, todo lo contrario.

La puerta se abrió, pero Mark no le tomó atención, tendría que ser otro cliente. El canadiense optó por continuar usando su teléfono mientras esperaba su bebida.

De repente, el lugar ya se encontraba repleto de chicos. Todos hablaban al mismo tiempo y no precisamente en un tono bajo.

Mark ignoró lo sucedido y siguió con su teléfono. Solo quería tomar su café y salir de ahí, ya tenía demasiada tarea pendiente que hacer.

— Jaemin, mi chico! ¿Cómo has estado?!

La última voz fue la que resaltó en los oídos de Mark. No podía ser él... no. Imposible.

— Yuta! Bien, por fin regresaste.

Mark volteó disimuladamente a su derecha para ver si realmente se trataba de aquella persona. Lastimosamente, sí lo era.

dancing with magic [yumark]Where stories live. Discover now