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— A ver, una pequeña recapitulación. El día de la atracción te distrajiste con un mensaje de Yuta, por lo que terminó afectándolo a él. Tuviste demasiadas oportunidades para decirle la verdad, pero por alguna razón siempre te interrumpían o simplemente no te atrevías a hacerlo. Poco a poco empezaste a sentir algún tipo de cariño hacia el chico y ahora no quieres decirle porque no quieres lastimarlo, hasta ahí vamos bien?

El canadiense solo observó a su amigo.
Ese había sido un simple y rápido resumen que desearía que hubiera pasado en la vida real.

— Sí.

El castaño movió su cabeza de lado a lado en respuesta.
Entendía que su amigo era estúpido, pero no a ese nivel.

— ¿Entonces? ¿Hay solución?

— Sí la hay.

El pelinegro sintió, por primera vez en mucho tiempo, algo de esperanza. Por fin el japonés podría volver a su vida normal, y por normal se refería a no estar obsesionado con él.

— Pero,

La felicidad del mayor desapareció. Demasiado bueno para ser verdad.

— Él tiene que estar aquí cuando rompa la atracción.

Bueno, eso sería un gran problema.
¿Con que excusa lo llevaría a con Haechan? Peor aún, ¿cómo le explicaría lo que harían?

— No, no puedo.

— ¿Cómo que no puedes?

El menor miró extrañado a Mark.
Podía notar que estaba desesperado por terminar con todo eso, especialmente con las mentirías.

Entonces si era así, ¿por qué ahora que le estaba dando la solución no quería tomarla?

El castaño ya no creía que solo se tratara de un simple cariño, sabía que era algo más. Lo más extraño era que el mismo Mark ni siquiera se había dado cuenta. Probablemente ya lo había pensado, pero no lo quería aceptar.

— Tendría que decirle, Haechan. ¿Cómo haré eso?

— En algún momento pasaría, este es ese momento.

Mark bajó la mirada.
Era imposible decirle, no solo por su reacción, pero porque ya ni siquiera hablaba con él.

Después de la cita, el japonés se tomó tan en serio el "Deberíamos dejar de vernos.", que desapareció de su vida de la noche a la mañana. Literalmente. No mensajes, no llamadas, y si lo veía en la universidad, pretendía ver hacia otro lado. A ese punto habían llegado.

Mark suponía que si le marcaba para citarlo, el japonés solo lo ignoraría. Y decirle por llamada no era una opción. Tendría que, de alguna manera u otra, volver a hablar con él en persona. Lo cual, para ser honestos, no era tan difícil de hacer dado que aún estaba bajo el hechizo.

;

— Ya no más Mark.

El pelirrojo se recargó en el respaldo de su silla y cruzó los brazos. Tenía la mirada enfocada en aquel japonés que mantenía la cabeza baja.

— ¿Verdad?

Era tan gracioso cómo los papeles se habían invertido. Ahora era él, el que no quería verlo. O bueno, si quería, pero no debía.

— Es fácil decirlo que hacerlo.

Yuta levantó la cabeza para poder tomar un sorbo de la limonada que había pedido hacia unos minutos.

— Literalmente me dijiste que te sentías obligado a quererlo, no es eso una señal para que te olvides de él?

— Lo es, pero me da curiosidad, okay?

Doyoung se inclinó para poder ver a su amigo desde más cerca. Realmente no lo entendía. Unos minutos atrás le había contado que estaba asustado de sus sentimientos, y ahora, no era capaz de prometerle que ya no lo buscaría mas.

— ¿Curiosidad?

— Todo esto es demasiado extraño que da miedo, Doyoung. De repente estoy bien y luego de la nada me siento obligado a llamarle o incluso ir a su casa.

— ¿Obligado?

— Sí, no lo quiero hacer pero lo termino haciendo, cómo si fuera una obligación. No se que me pasa.

— A lo mejor lo odiabas tanto que te empezó a gustar.

— No. Te dije que fue de un día a otro.

— Probablemente ya lo sentías desde hace mucho, solo que nunca te diste cuenta.

Yuta trató de recordar. Desde que lo conocía, siempre había querido superarlo, vencerlo, e incluso hacerlo sentir inferior, pero todo eso se debía a la presión de su padre por ser el mejor. Él no lo hacía para llamar la atención del canadiense o porque le gustase, lo hacía por obligación. Tal y cómo le estaba sucediendo en ese momento, solo que sin la presión de su padre, sino de algo más.

— No lo creo. Solo se que toda esta situación ya me está dando asustando. No puedo ni siquiera dejar de pensar en él, es como si estuviese enamorado a un punto obsesivo, pero sin realmente estarlo.

El pelirrojo pensó en que decirle, pero nada se le ocurrió. Era tan complicado y extraño a la vez. No obstante, sabía que si no fuese tan importante, el japonés ni siquiera se hubiera molestado en contarle. Así que, entendía que se trataba de algo que realmente aterraba y confundía a su amigo. Más porque era algo que no podía controlar.

— Creo que lo mejor es que sigas manteniéndote alejado de él. Tal vez así logres dejar de sentirte así.

Doyoung tenía razón. Lo mejor era separarse del canadiense para así poder olvidarlo. No tenía asegurado que iba a funcionar, pero valía la pena intentarlo. Solo tenía que simplemente pretender que no existía.

El japonés asintió a la propuesta del menor, para luego sacar su teléfono. Si quería evitar que sus ganas de marcarle o mandarle mensaje ganaran, la mejor opción era eliminar cualquier forma de comunicación con el canadiense. Por lo que buscó el nombre de Mark en sus contactos e hizo click en el pequeño signo de basura. La advertencia "Eliminar contacto" apareció en la pantalla, pero antes de que pudiese arrepentirse, hizo un click final en "Eliminar".

Con su contacto eliminado, lo único que quedaba era ignorarlo en persona. Y cómo ya faltaba poco para que el semestre terminara, sería más sencillo de lo que pensaba.

Desafortunadamente, también habría que dejar de pensar en él, lo cual era lo más difícil de hacer. Pero cómo siempre, el japonés tenía alguna que otra idea. Sólo había que distraerse, y que mejor que con sus mejores amigos.

;;;

Gracias por leer.

dancing with magic [yumark]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora