Un joven de cabellos rojos con mechas negras pintadas cantaba a todo pulmón mientras bailaba en el escenario siendo aclamado por sus fans, vestía una camisa negra ceñida a su cuerpo con una chaqueta de cuero negra y pantalones de mezclilla mientras unos guantes de cuero negro cubrían sus manos.
Él rubio que estaba observándolo desde atrás de los telones sonreía al sentir la vibra de alegría y emoción que transmitía todo eso, pasar de ser un fan más a su manager y mejor amigo no era algo que cualquiera lograba y él lo había hecho; él pelirrojo tomó una botella de agua para echarla en su cara y humedecer su pelo sonrojando al de ojos azules que guardaría aquella imagen en su corazón.
El concierto dio fin mientras su amigo reía corriendo por todo el lugar hasta llegar a su camerino chocando el puño con él rubio que lo animó y felicito por aquél espectáculo, esté lo abrazo para reír y agarrar una cerveza celebrando.
Minato, deja que me bañe y cambié para ir por unos tragos ¿Bien? — este asintió para tomar asiento en el sofá que se encontraba en la habitación, diez minutos después salió él joven con el pelo mojado y pegado a su cara mientras se acercaba al espejo; con cuidado quitó sus pupilentes dejando sus ojos ámbar que enloquecían a su amigo.
Minato, vamos por unas copas y tal vez podemos encontrar una chica Para ti— este asintió para poner su brazo por encima de los hombros del oji-ónix y caminar. Al llegar a un bar fueron directamente a una mesa mientras platicaban alegremente y en su propio mundo pero fueron interrumpidos por un camarero que al ver la belleza del pelirrojo no tardó en coquetearle.
Unas horas pasaron hasta que el pelirrojo se retiró con aquel camarero dejando solo al rubio que pago lo que él había consumido y se retiró con pasos pesados, llegó a su casa viendo a una pelirroja dormida y suspiro.
Estaba cansado de estar en una relación sin sentido para él, no la amaba y estaba decidido a terminar con ella, la quería pero no de esa forma. Soltó un suspiro cansado para acostarse en el sofá y quedarse dormido con un dolor en el pecho.
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Al día siguiente se despidió de la pelirroja y se marchó al apartamento de su amigo que lo recibió con alegría — Yuu, necesito contarte esto.
Esté alzó su ceja para acostarse en el sofá y hacerle un espacio al rubio que lo abrazó con felicidad — cuéntame pequeño relámpago, ¿Qué pasó?.
Es solo que… quiero terminar con Kushina — él pelirrojo lo miró con asombro para encogerse de hombros y abrazar más fuerte al contrario — Se que sonará cobarde lo que te diré pero hazlo ahora, te conozco y cuando la veas llorar le pedirás perdón y todo seguirá igual. Toma tu celular y márcale.
Esté lo miró con sorpresa para soltar un bufido y con coraje llamo a la chica que le contesto con alegría, volteó a ver al oji-ámbar y con la voz temblorosa soltó la verdad; escuchó los sollozos de la joven por lo que le pidió perdón varías veces para colgar. Abrazo a su amigo que lo veía con una sonrisa para soltar una leve sonrisa con esperanzas de que aquella pelirroja no lo odiar ahora.
