𝙏 𝙀 𝙉

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Un pequeño Minho de once años esperaba sentado en un banco frente a su instituto. Su autobús lo había dejado media hora antes, como cada mañana, y se disponía a esperar a que tocara el timbre de entrada. Pensó que llegar a la secundaria sería mejor para él, fuera de esos niños que se reían de él por su ropa o incluso su olor. Pero no fue así, la gente no lo miraba, no le hablaba, si estaban cerca de él se apartaban. Estaba completamente solo.

No pasaba un día en el que alguien soltara algún rumor sobre sus padres. Sí, eran drogadictos y alcohólicos, pero eso no era hereditario, como ellos decían. Minho quería tener una vida normal, un trabajo y una casa humilde, casarse con una bonita mujer y tener muchos hijos.

Pensó que sería diferente el segundo año, cuando su mejor amigo, Jeongin, llegara al instituto. Yang y él se habían visto casi todas las tardes desde que Minho acabó la escuela. Le contaba como era el instituto y Jeongin se emocionaba, le decía que tenía muchas ganas de pasar esa etapa con él y que crecieran juntos.

Sin embargo, Jeongin se alejó de él por otras influencias.

Minho alzó su mano, sacudiendola en el aire y una sonrisa en su abultado rostro, a pesar de su mala economía en casa, no entendía como tenía ese cuerpo tan flácido y con un poco de sobrepeso, sea como sea, pocas veces ha sido motivo de burla y era algo que agradecía. Jeongin le devolvió una media sonrisa incómoda pasando por su lado a unos metros y, después, agachó la cabeza.

Felix, Changbin y Bangchan iban con él. Los tres eran muy populares, Felix iba a su clase y los otros dos iban un curso por delante de ellos. Podían comerse el mundo si quisieran.

— ¿Por qué ese pobre te saluda, Innie? — preguntó Felix y Minho lo escuchó, al igual que las risotadas de los más mayores.

Seguidamente, el timbre sonó y se obligó a colgarse la mochila al hombro y caminar hacia dentro. Llevaba meses así de deprimido, Jeongin lo había olvidado tanto dentro como fuera del instituto, como si su amistad de años no hubiera sido nada.

Detuvo su paso al ver a una aglomeración de alumnos viendo algo en el tablón de anuncios. Tal fue su curiosidad que se quedó hasta que se disolvieron y pudo ver de qué se trataba: una excursión a un campamento un fin de semana. Se hacía todos los años para todos los cursos, era una tradición ir y despedir el curso antes del inicio de los exámenes.

El año anterior Minho no pudo ir porque era costoso, además, no tenía con quién ir. Y este año sería igual, por desgracia.

Escuchó como alguien corría apresurado hacia él, era Han Jisung, de la otra clase. Lo había visto muchas veces porque su amigo, Jiseok, estaba en su clase e iba a verlo. Era un chico muy energético y despistado, tanto que chocaron cuando Jisung se acercó.

— Disculpa, no quería quedarme sin plazas — dijo el castaño sonriente, cogiendo el bolígrafo y apuntando su nombre junto al de su amigo —. ¿Irás a la excursión? — aquello le pilló por sorpresa, nadie solía hablarle, pero a Jisung parecía no importarle.

— No puedo, es demasiado costoso.

— Oh, entiendo — suspiró. Miró al tablón y luego a Minho varias veces —. Mi padre es amigo del director, puedo pedirle que hagan una excepción contigo.

Minho abrió sus ojos sorprendido, nadie había tenido un detalle así con él. Quizá, si iba, podía demostrar que era digno de ser amigo de Jeongin y de todos los demás. Quizá así era aceptado por fin.

— ¿De verdad?

— Claro, ¿cómo te llamas? Se lo diré a mi padre.

— Minho, Lee Minho.

𝐇𝐀𝐏𝐏𝐘 𝐃𝐄𝐀𝐓𝐇 𝐃𝐀𝐘 ━━ 𝐒𝐊𝐙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora