Cap. 1

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Era una noche fría acompañado con un pronóstico en donde las nubes amenazaban con llover; pero eso no impedía que las luces de la ciudad junto con la luna iluminaran a New York haciéndola lucir encantadora para los amantes y "alargaran" su noche.

En el departamento de Armando Mendoza, Marcela intentó seducir a Armando en su habitación con un intento de hacerle el amor. En esos días él se encontraba muy confundido ya que sentía realmente algo por Betty pero aún se lo negaba ya que era tan impactante e incluso imposible para él que le costaba creércelo a sí mismo; por ende, Armando trató de dejar a Betty a un lado de sus pensamientos y dedicarle tiempo y sus "atenciones" a Marcela, pero fue inútil. Cuando sentía el roce de Marcela, o sus besos atrevidos, cualquier caricia o movimiento que despertara su apetito sexual, Armando solo podía tener en mente a Betty, el recuerdo de su primera vez con ella lo abrazaba como el calor del fuego; él la quería a ella... necesitaba de ella, no de Marcela.

- Marce p-perdon, no puedo... (se la quita de encima saliendo de la cama y llendo por un trago)
- (Marcela se sienta en la cama y da un golpe de frustración a la misma, mientras se lleva una mano al cabello y llora en silencio)

Después de un rato.

Armando regresa a la habitación y ve que Marcela ya está dormida... lloró hasta que se durmió.
- (Armando se acomoda en la cama para intentar dormir).
Se sentía como una total basura, un ser despreciable, lastimando a dos mujeres que lo aman y él no lograba hacer totalmente feliz a ninguna... al contrario.

Los pensamientos de culpa llegaban y no dejaba de dar vueltas en la cama, agobiado decide salir a correr para calmar su mente trastornada y su cuerpo que aún estaba caliente por el "intento" de Marcela, y su "soldadito" ya estaba listo para el ataque pero no hubo guerra...

Armando corría sin rumbo, sumergido en esos mismos pensamientos y cómo es que Betty se a convertido poco a poco dueña de su empresa, de su mente, de su cuerpo y hasta de su libertad. Es la persona en la que más confía y a pesar de todo, no se arrepiente de estar tan cercano a Beatriz ya que a su lado se siente tan bien...

- (Suspira) aaayy... Betty, mi Betty - En ese momento se escuchan truenos acercándose y las gotas empiezan a empaparlo- Me lleva...Ugh... -(rodea los ojos/ los pone en blanco, al hacer este gesto se da cuenta que sus pensamientos y su instinto lo llevaron a parar en Jackson Haigts, justo en al otro lado de la calle de la casa de Betty. Su asombro y curiosidad aumentan al igual que los latidos de su corazón al ver que la luz de su ventana está prendida) -¿Betty?...

Betty En NYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora