~ 𝑹𝒆́𝒒𝒖𝒊𝒆𝒎 ~ 𝑶𝒇𝒇𝒆𝒓𝒕𝒐𝒓𝒊𝒖𝒎

936 87 81
                                    

(Recomendación de canciones: Yo recomiendo que le echéis un vistazo a la siguiente playlist y os la pongáis, como dije, algunas canciones las pondré de manera individual)

(Recomendación de canciones: Yo recomiendo que le echéis un vistazo a la siguiente playlist y os la pongáis, como dije, algunas canciones las pondré de manera individual)

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.


~ 3 de julio de 2019 ~

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

~ 3 de julio de 2019 ~

 —Parece mentira que ya te vayas mañana —La pequeña mujer que se sentaba frente a mí hablaba mientras terminaba de sorber un poco de caldo de su tazón.

 —¿Verdad? Parece que fue ayer cuando buscabas un sitio donde quedarte, menos mal que coincidimos aquel día ¿eh, hijo? —Su marido, un poco mayor que ella, me dio una palmada en la espalda que hizo que un poco de agua se vertiera del vaso que estaba bebiendo y, además, hizo que me atragantase.

 —Señor Kimura, aunque usted sea un viejo conserva la fuerza, ¿eh? —dije mientras tosía intentando aclararme la garganta. 

El hombre rió y se levantó para recoger los platos y tazones vacíos de la cena. Miré hacia su esposa y sonreí, apoyé mi codo en la mesa y mi mentón reposó en la palma de mi mano, mientras volvía a mirar, una noche más, por la ventana de aquella sala que daba al exterior y por la que no entraba ningún ruido aparte del de los grillos.

 —Sí... ¿Cuánto tiempo ha sido? ¿Seis meses? —suspiré. 

 —Sí, más o menos han sido seis meses. Esto va a quedarse bastante silencioso cuando te vayas. Pero oye, no es la primera vez que alguien ha pasado tanto tiempo aquí y se va, así que tú no te preocupes, ¿verdad, cariño? —La mujer miró hacia su marido, que asintió y salió al pequeño porche de la entrada a sentarse en una silla a fumar un cigarrillo, como solía hacer todas las noches antes de acostarse.

𝐇𝐄𝐀𝐕𝐄𝐍𝐒 || 𝐇𝐀𝐍𝐌𝐀 𝐒𝐇𝐔𝐉𝐈Where stories live. Discover now