39) Te quiero para mi.

102 15 2
                                    

(______)

Sentía su mirada en mi cuerpo, caminaba alrededor mío inspeccionando cada parte de mi, sentía incomodidad y miedo al tenerlo cerca otra vez, el simple echo de recordar todo lo sucedido me hervía la sangre pero no era capaz de demostrarlo en este momento.

Cuando regresó delante mío sonrió jugando con mi cabello.
- Sigues siendo tan hermosa.

Tragué saliva de forma nerviosa.
- ¿Dónde estoy?.

Él suspiró sin dejar de mirarme.
- Estás en donde deberías estar...estás en mi mundo.

Mi mente empezaba a trabajar y recordé los famosos "mundos paralelos" una vez más estaba en algún lugar desconocido y que los mortales no sabríamos dar alguna explicación lógica de ello, supuse que sería complicado averiguar dónde estaba pero tenía seguro que era un mundo diferente al mío y que sería imposible no regresar jamás.

- ¿Porqué estoy aquí?.- dije tratando de verlo.

Él sonrío como si adivinara la pregunta clave de la situación. Se acercó a mi colocando nuevamente la capucha de la túnica que llevaba puesta cubriendo gran parte de mi rostro.

- Ven conmigo.- dijo estirando su brazo hacia mi para cruzar el mío pero retrocedí un paso negándome.

Este, solo dió una risa pequeña y me dió la espalda. Con su cetro dió tres golpes en el suelo haciendo eco escuché la puerta abrirse y con ello la gente entrar y murmurar a mis espaldas. Zalgo comenzó a caminar y yo seguí detrás de él caminando de forma silenciosa. La gente empezaba a entrar, cruzamos una especie de habitación rústica donde había fogones y chimeneas donde el fuego ardía como el mismo infierno.

Miré a mi alrededor y parecía una cocina además de que el aroma de comida invadió mis fosas nasales haciéndome suspirar. Había una mesa larga hecha de madera que parecía ser roble y algunos saternes y cazuelas colgadas de las paredes, había tazas, vasos y demás en sus respectivos muebles que parecían estar tallados en madera y con ligeros toques de oro, las mujeres que estaban ahí dejaron de hacer lo que estaban haciendo y bajaban la mirada al ver que Zalgo pasaba delante de ellas.

Sentía el miedo de ellas en la habitación incluso algunas se tomaban de las manos apretandolas como si estuvieran rogando al cielo para que no les hiciera algo. Aquellas mujeres nos miraban y sentía sus miradas a mis espaldas, Zalgo caminó a una puerta que a una puerta que al abrirla daba a un jardín extenso y tranquilo no había nadie ahí. El pastizal era verde pero era un color hermoso e intenso, había flores de todo tipo a las orillas del jardín y el cielo hacia juego con el lugar. Las nubes cubrían gran parte de este pero eran de color grisáceo con rojo y a la vez naranja, era imposible describirlo pero el cielo era hermoso.

Bajamos unos cuantos escalones y caminamos a un costado de la enorme edificación para llegar a una especie de choza. Por fuera parecía la casa de una bruja, no tenía mucho color ya que los pilares eran grises y la casa era de madera, la chimenea humeaba dando a entender que había alguien en su interior.

Nos acercamos y Zalgo me miró deteniendo mi paso.
- Quédate aquí.- ordenó.

Se acercó y tocó la puerta mientras yo esperaba a unos cuantos pasos detrás de él. Escuchamos unos pasos cortos aproximarse y la puerta se abrió dejando ver a una anciana de cabello platinado, piel arrugada, parecía estar ligeramente jorobada, ojos negros y su vestimenta consistía en un chal de color rojo y falda larga hasta los tobillos. Calculaba en qué tenía unos 70 años más o menos. Era muchísimo más baja que Zalgo y yo.

Un Pedacito De Ti. [Jason The Toymaker].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora