Capítulo 25.1: Paso del tiempo

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[Maratón 1/3]

Hello mis bellxs!

Aquí parte la maratón que les había prometido hace un tiempo

Les pido que no se olviden de dejar sus estrellitas 🌟 y comentarios 💬 en las 3 partes que vienen.

Disfruten! ❤️

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20 de marzo, 2006

Diego entró al despacho de su papá y lo saludó con un gesto de cabeza, al ver que este hablaba por teléfono. Se acercó al escritorio y tomó asiento en una de las sillas frente a este mientras esperaba que su padre terminara la llamada.

—Que bueno que llegaste, Diegote.

—Hola, papá ¿Qué pasó, por qué me mandaste a llamar?

—Porque te quiero presentar a alguien.

León le hizo un gesto con la mano a Bracamontes, quien inmediatamente abrió la puerta. Por ella entró una chica muy guapa, alta y rubia, con unos ojos azules que llamaban tanto la atención como el largo de sus piernas, las cuales estaban descubiertas gracias a la minifalda que llevaba. La chica sonreía emocionada y traía consigo una libreta entre las manos, la que dejó sobre su regazo cuando se sentó en la silla que estaba junto a Diego.

—Hijo, te presento a Consuelo —esperó a que Diego le diera la mano a la ojiazul para continuar—. Ella será tu secretaria a partir de este momento.

—¿Secretaria? Para que me haga los deberes, ¿o qué? —bromeó.

—Sé que te encantaría, pero no. Ya solo te queda un año para terminar el colegio y quiero que te inmiscuyas más en los negocios de esta familia, por eso vas a venir todas las tardes a trabajar conmigo, ¿qué te parece?

—Muy mal —dijo inmediatamente—. A ver, papá, no te ofendas pero no me interesa saber sobre tus negocios. El año está por terminar y yo tengo muchas cosas que hacer en el colegio.

—Diego, si te estoy diciendo que vas a venir todas las tardes, vienes y punto. Es una orden. Y no salgas con la excusa del colegio, que bien sé que no tomas un cuaderno ni por si acaso. Así que vas a tener que dedicarle menos tiempo a tu noviecita y más a los asuntos importantes, ¿te quedó claro?

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28 de marzo, 2006

—¡No te vayas! —dijo Roberta tomándolo de la mano para acercarlo a ella.

Diego la abrazó por la cintura mientras se reía del puchero que le hacía.

—Me encantaría quedarme aquí contigo toda la tarde, mi amor, pero sabes que no puedo. Prometo compensártelo cuando vuelva.

—¿Ah, sí? ¿Y cómo lo vas a hacer? —preguntó con una ceja levantada y una sonrisa pícara.

—Puedo ir a buscarte a tu habitación y después podemos dar un paseo nocturno por el colegio —le susurró al oído, sintiendo como ella se estremecía entre sus brazos.

Los dos sabían perfectamente lo que "paseo nocturno" significaba. Desde que habían vuelto de Puerto Vallarta, aprovechaban las noches que podían para escaparse de sus amigos y entregarse en cuerpo y alma a ese amor desenfrenado que sentían el uno por el otro. Francamente quedaban pocos lugares en el Elite donde no hubiesen hecho el amor a escondidas.

Nunca recordé olvidarWhere stories live. Discover now