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Un azabache de cabello largo iba junto a un trenzado con la cabeza tatuada, ambos salían de un local de comida rápida para hablar de algunas cosas sobre la pandilla, específicamente de cómo convenció a Mikey de aceptar a Kazutora de nuevo.

Draken era consciente que aquel chico salió de prisión hace algunos meses, lo había visto con Baji en el parque que quedaba cerca de su casa, sin embargo, notaba que el teñido evitaba a los demás fundadores cada vez que pasaban cerca de él, ya sea cambiándose de acera o saliendo de la tienda en la que se encontraran en ese momento.

Estaba preocupado por él, de todas formas fueron compañeros hace años, Keisuke le hablaba sobre el gran miedo que sentía por su amigo, obviamente no siendo tan específico sobre sus problemas por respetar su privacidad, pero si el pelinegro se encontraba así de inquieto es porque el de mechas era capaz de cometer una locura.

—¿Al final si accedió a traerlo de vuelta? —le preguntó Baji al del tatuaje de dragón, estaba impresionado por lo que había logrado hacer, ya que el más bajo era alguien con mucho resentimiento, y las veces que terminaba mencionando a Kazutora por accidente este le daba una mirada asesina, como diciendole que era prohibido mencionar su sola existencia.

—No creas que fue sencillo —habló el rubio, suspirando por todos los intentos fallidos que obtuvo antes—. Cuando le saqué el tema estuvo a punto de hacer un berrinche, pero justo apareció su hermano y nos empezó a interrogar.

—¿Entonces fue Shinichiro quien lo convenció de perdonarlo?

—Podría decirse que sí, es más, quiere que Mikey se lo presente, ya sabes cómo es él de amable, casi todo lo contrario al enano —dijo sonriendo al cielo, al fin logró sacarle una respuesta positiva a su querido amigo, ahora solo faltaba comentarle a Kazutora y la pandilla estaría unida de vuelta.

Pero la imagen que presenció al mirar la terraza de aquel apartamento lo dejó helado, porque ahí estaba aquel joven del que tanto pasaba hablando su amigo, parado en la esquina de la azotea, contemplando el cielo con una mirada perdida.

—Baji —habló el trenzado con temor, esperaba a que todo fuera un malentendido y no estuviera pensando lo que creía que iba a hacer.

—¿Qué pasa? —preguntó extrañado por el cambio de actitud en Draken.

—E-ese —señaló al techo de aquel edificio—. ¿No es Kazutora?

El menor miró a donde indicaba su dedo, encontrándose al teñido como se describió anteriormente. Su rostro palideció, su cabeza amenazaba con darle una mala jugada porque no podía reaccionar, acelerando su corazón con el choque de emociones que ocurrían en su cerebro, eso no estaba pasando, esa jodida mierda no podía estar pasando. Ese escenario por el que temía tanto apareció frente a él, su mejor amigo, su mayor confidente y la persona que más amaba estaba a punto de suicidarse.

—¡Baji! —le hizo reaccionar el rubio, tomandolo de los hombros con fuerza y sacudiendolo—. Idiota, no te quedes ahí parado ¡Mira la situación!

—Kazutora... ¡Kazutora! —exclamó gritando, la angustia pura se vio reflejada en aquellos ojos marrones, quería entrar en pánico pero eso sería hasta después, ahora necesitaba ver a aquel chico antes que cometiera ese grave error—. Mierda, quédate aquí, llama a una ambulancia si es necesario.

Y dicho esto el de colmillos empezó a correr lo más rápido que pudo, como el apartamento en el que vivía Tora se ubicaba al otro lado de la calle casi es atropellado en el proceso, ni siquiera se paró a maldecir a aquellos conductores porque perdería tiempo, y cada segundo que pasara era sumamente importante, porque se decidía entre la vida o la muerte de su mejor amigo.

Friend, Please - BajitoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora