3.

692 108 66
                                    

Ambos chicos llegaron al apartamento de Baji, que en ningún momento dejó de cargar al mayor. A medida que pasaba el tiempo y se acercaban más a su piso, el corazón de Hanemiya latía con fuerza y la ansiedad de lo que le iba a decir se lo comía por dentro; cuando finalmente entraron quiso salir corriendo a quien sabe dónde, solo sabe que no quería estar ahí, y mucho menos con él.

El pelinegro lo bajó con algo de fuerza al sillón más grande de la sala, haciendo que su espalda doliera un poco por el impacto, soltando un quejido molesto, ya sabía que iba a pasar, Baji estaba enojado con él.

—¿Me vas a decir qué carajos pasó ahí? —preguntó el menor con una voz demandante, parado frente a él con los brazos cruzados, sus ojos marrones lo miraban con enojo, ira, confusión, pero detrás de esa fachada dura había desesperación y tristeza, cosa que pasó desapercibida por el teñido, quien creyó que estaba a punto de recibir un regaño más en el día.

—Qué mierda te importa —respondió con la misma mala pinta, aunque estuviera reteniendo unas ganas enormes de llorar de la cólera, siempre ha sido así, tiene que aguantar sus lágrimas si no quiere que los castigos sean más fuertes.

—No me hables de esa forma, imbécil —dijo levantando la voz, agradeciendo que aún no era tan noche como para despertar a su madre, que seguía trabajando.

—Tú eres el que está alterado, simplemente te estoy respondiendo igual, así que deja de quejarte, estúpido.

—¿¡Y cómo quieres que no ande alterado!? —gritó el de colmillos, provocando que Kazutora diera un saltito en su lugar—. ¡Te has puesto al borde de un puto edificio! ¿¡Vas a negar lo que dijiste, Kazutora!? ¡Si ahí admitiste que te ibas a suici-!

—¡Cerra la boca, Keisuke! —le devolvió en un chillido, tirandole una de las almohadas que había en el sillón—. ¿¡Acaso quieres que tus vecinos se enteren de esta mierda!?

—No me voy a callar, Kazutora —amenazó entrecerrando la mirada, cosa que le recordó a su papá cuando lo analizaba para sacarle alguna cosa en cara; esto le hizo asustarse aún más si era posible, sus manos empezaron a sudarle, por lo que apretó sus muslos con estas intentando limpiarlas y calmarse—. Ya, explícame ¿qué te pasaba por la maldita cabeza?

El ojiamarillo solo le frunció el ceño queriendo intimidarlo, pero su labio que temblaba por las palabras hirientes del contrario delataban su nerviosismo, porque si, tanta mala suerte tenía que la luz reflejada de la luna iluminaba lo suficiente la sala como para que puedan verse bien, ahora necesita que pase alguna desgracia diferente a esta para desviar su atención, el de verdad no quiere decirle nada a Baji, podrá ser su mejor amigo y todo lo que quiera, pero no soporta la idea de preocuparlo de más, dándole la imagen que el podría solo con los problemas que se permite contar.

—Estoy esperando —interrumpió el impaciente pelinegro, quien cruzaba sus brazos deseoso de una respuesta.

—Me pelee con mi papá ¿sí? —habló nuevamente, ocultando su mirada dorada detrás de su flequillo para no verlo, claro que era verdad, pero Keisuke sabe que ese chico discute con su viejo todas las malditas semanas, una simple pelea no lo pondría a ese límite, o al menos esa era la imagen que el tatuado creó para él.

—¿Qué te dijo? ¿Que te fueras a matar por ahí? ¿Le vas a obedecer a ese infeliz acaso? —escupió incrédulo con sarcasmo, pero lo que no sabía era que esas palabras si tenían relación con lo que pasó, cuando el de lentes le gritó que si no fuera por su presencia él no tendría que maltratar a su mujer, aunque casi siempre se mostrara apático con su madre no soporta la idea de ser el causante de todo su dolor, y como su autoestima está destrozada se lo terminó creyendo.

Friend, Please - BajitoraWhere stories live. Discover now