Capítulo 25.

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Voy a cumplir mi promesa

Valentina

Macario Valdés volvió a mirar aquella nota en su oficina y a pesar de que sus ganas de matar a aquella jovencita se estaban apoderando de su cuerpo, el agradecimiento por estar cumpliendo la promesa de que no le haría daño era mucho más fuerte.

Salió de su oficina directo al comedor, una silla que normalmente debía estar ocupada por una chica de 17 años parecía que nunca hubiera sido utilizada, su familia no hablaba y sus dos hijos tenían rastros de lágrimas en su rostro.

Macario miró a su hija mayor, no había probado bocado alguno de su desayuno y su mirada era fría y distante, aun así, Macario Valdés le agradeció a esa chica por cumplir la promesa que noches atrás le había hecho.

Porque a pesar de que su hija estaba rota, con el paso del tiempo volvería a reconstruirse poco a poco.

Un mes después...

Valentina Carvajal apagó el último cigarrillo que fumaría en su vida, estaba cansada, cansada de ahogar sus penas fumando y bebiendo cuando nadie la veía.

Giró su cuerpo y miró por unos segundos la gran fotografía que tenía de ella y sus amigos felices como siempre lo habían sido.

Todo estaba solucionado, todo, menos una cosa.

Valentina miró un pequeño marco que descansaba en el escritorio al lado de su cama. Era una fotografía de ella y Juliana: Juliana sonreía y Valentina la miraba como si fuera la octava maravilla del mundo.

Juliana era la octava maravilla del mundo.

Sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas, pero no las dejó salir, ya había llorado tanto que temía que si dejaba salir más lágrimas ya no tendría por el resto de su vida.

―Señorita Carvajal, el auto la está esperando. ―una de las miles de empleadas que tenía la poderosa familia habló con voz suave.

―Ya te he dicho que me digas Valentina, Ashley. ―contestó Valentina colocándose su chaqueta café.

―Lo siento Valentina. El auto te está esperando. ―Ashley se corrigió y sonrió en cuanto su jefa lo hizo.

―Bajo en un minuto, Ashley. Gracias.

En cuanto Ashley abandonó la habitación, Valentina miró la fotografía por última vez y salió de su habitación.

―Buenos días, señorita Carvajal. ―el chofer de un lujoso Rolls ― Royce negro le abrió la puerta gentilmente a Valentina.

―Buenos días, Matt. ―la jefa entró en el lujoso auto y esperó pacientemente a que su chofer la llevara a la empresa de su familia.

Cuando menos se lo pensó, ya estaba saliendo del lujoso auto y dirigiéndose a las instalaciones de aquella enorme corporación. Fue recibida por una mujer de cabello negro y hermosas curvas quien la guio hasta la sala de juntas donde sus amigos y familia se encontraban esperando su llegada.

―Espero no haberlos hecho esperar demasiado. ―la chica de ojos azules se sentó al lado de sus padres y miró a todos los presentes esperando una respuesta.

―No te preocupes cariño, no hace mucho nos sentamos. ―Patrick el padre de Valentina acarició su mano por encima de la mesa.

―Creo que es momento de empezar. ―Aiden adoptó una postura seria pero aun así su rostro te decía lo mucho que se divertía.

―El helicóptero los llevará a la pista privada y allí embarcarán hasta Boston, el chofer los estará esperando en el aeropuerto y los llevará a uno de nuestros apartamentos.

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