Viaje de luna de miel.

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***
Habían sido puntuales en su llegada a la estación de tren, por lo que no hubo problemas a la hora de subirse en el tren pues tuvieron tiempo de buscar su vía.

—Es aquí, Shōto.—Dijo el omega agarrando del brazo a su esposo.

El extritón no dijo nada y se limitó a observar su entorno una vez dentro del vagón mientras buscaban sus asientos. Tardaron un rato porque Katsuki tuvo que discutir con dos personas, o más bien gritarles; debido a que no se iban.

—Tchs, qué idiotas. ¿Por qué te metiste?—Cuestionó sentándose en el asiento de la ventanilla.

—Porque tenía miedo de que nuestros bebés y tú pudierais resultar heridos.—Respondió con tranquilidad sentándose junto a su amado.

—Yo no iba a permitir que nada les pasase, bobo.

—No lo dudo, pero es mejor ser precavidos.

El rubio cenizo apartó su mirada.

—Sí, claro. Cómo no. Siempre tienes que hacerte el héroe y pintarme a mí de irresponsable.—Afirmó cruzando sus brazos.

—No, no digo que seas irresponsable. Sólo un poco impulsivo.

—No lo soy, simplemente defiendo lo que es mío.—¿O qué crees que debería haber hecho? ¿Quedarme callado y dejar que se quedasen con nuestros asientos?

—Por supuesto que no, sin embargo, a partir de ahora; déjame manejar estas situaciones hasta que des a luz. ¿Vale, Mi Katsu?—Le suplicó tomando su barbilla y poniendo la mirada de cachorro.

El aludido apartó la mirada, un poco avergonzado, y dijo:

—Está bien.

—¡Gracias por entenderlo!—Le agradeció para luego besar una de sus manos.

Katsuki se avergonzó de nuevo y es que sus latidos se aceleraban cada vez que el bicolor tenía esa clase de gestos cariñosos hacia él.

"El muy maldito siempre saca de mí lo que quiere. Soy muy débil ante él."

***
Dos horas después, llegaron a Kioto, tomaron un taxi y fueron llevados al hotel.

—Wow, se ve mejor que en las fotos.—Comentó el más bajo.

El alfa, maravillado por la fachada lujosa del hotel, cuyo nombre era Amaoto.

—¿Shōto?

El mencionado salió de su ensoñación y le respondió:

—Eh, sí, se ve muy bien.

El de ojos rubí lo miró en silencio y luego dijo:

—Como sea. Vamos a entrar.

Agarraron su equipaje y pasaron al hotel. Donde los recibieron amablemente.

—¡Buenos días! ¡Bienvenidos al hotel Amaoto!—Exclamó una mujer recibiéndolos.

—Buenos días.—Saludó Shōto.—¿Podrían decirnos cuál es nuestra habitación?

—Sí, vamos a recepción.

Fueron al lugar dicho por la señora y allí, tras comprobar la reserva, les dieron las llaves y les dijeron donde estaba su dormitorio.

—El personal se encargará de sus maletas, así que no tienen de qué preocuparse.

—Vale.

—¿Alguna duda?

—Sí, quiero saber si hacen comida en cualquier momento del día.

—Eh... Bueno, nosotros tenemos un comedor en el que todos los clientes desayunan, comen y cenan pero también tenemos servicio de habitaciones.

—De cuerdo, gracias.

—¡A ustedes!

Los dos se alejaron de ella y subieron al ascensor, pues su cuarto se hallaba en el tercer piso.

—Me gusta este lugar. Estoy deseando probar la cama.—Dijo Katsuki.

—Yo también~—Dijo Shōto acercando a su marido de la cintura para comenzar un beso.

Su beso se volvió cada vez más candente, mas fueron interrumpidos.

—Siento molestarles pero ya les hemos subido el equipaje.

Se separaron y dieron las gracias para, inmediatamente, ir al dormitorio; el cual era el número 24.

Su habitación era bastante amplia, con las paredes de un color rosa pastel, grandes ventanas, balcón, una cama enorme, un baño con ducha y jacuzzi...

—¿Te gusta la habitación que elegí, Shōto?

—Sí, mucho.—Dijo para luego abrazar a su novio por detrás, dándole besos en el cuello.—¿Quieres que estrenemos la cama, Katsu~?

—Mm... De acuerdo~

El rubio cenizo volteó su rostro y besó a su amado.

—Házmelo, Shōto.

—Como Mi omega ordene~

Entonces cargó al más bajo y lo llevó hacia la cama. Donde, entre beso y beso; se quitaron las ropas mutuamente.

—Espera, Katsuki.—Hoy vamos a probar una posición nueva.

—Vale, date prisa.

El de ojos desiguales se sentó sobre la cama y luego le indicó que se sentase sobre sus piernas sobre las piernas a horcajadas.

—¿Estás cómodo así, Shō? ¿No peso mucho para ti?

—No, tranquilo.

Sabiendo eso, no hubo nada más qué decir y el extritón agarró las caderas de su esposo a la vez que movía sus caderas.

—Aah... Shōto...

—Katsuki...—Murmuró mirándolo a los ojos.

El alfa se movió más, sacando más gemidos de su destinado.

"Se ve tan irreal... Lo amo tanto..."

Continuaron besándose, gimiendo y jadeando sin parar hasta que ya no tuvieron más fuerzas.

—Qué pervertido, eres Shōto~—Acabamos de llegar y ya me has hecho probar la cama.

—¿Eh?—Pero si ha sido Mi omega el que me ha tentado~—Dijo para, a continuación darle un beso.—De todos modos tenemos dos semanas por delante, ¿no?

—Sí...—De todas formas, solamente bromeaba.

El bicolor se rio de manera tierna y dijo:

—Lo sé, amor.—Aseguró abrazándolo.

Se dieron muchos mimos y se dijeron cosas tiernas, quedándose luego dormidos hasta mediodía. Momento en el que bajaron para comer lo que quisieron en el comedor.

Por la tarde darían un paseo por la ciudad.

***

Notas finales: ¡Hasta aquí por hoy!

¡Espero que os haya gustado!


El Tritón y El Pescador [TodoBaku] +Omegaverse+Where stories live. Discover now