Propiedad

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Sus uñas se enterraron en la piel cuando miró a su hijo, su sangre, su carne darle un abrazo cariñoso al alfa contrario. Pero sentir el aroma a arándanos que le pertenecía, al mezclarse con el aroma a lavanda del joven que lo acompañaba, no fue precisamente grato.

Enojado volvió a casa y se encerró en su habitación sin querer hablar con nadie, ni siquiera con su hijo.

Tardo tres días y sus noches en recobrar la compostura sobre aquella escena. Su rostro se mostró un poco rojizo debido a la fiebre que tenía, causada por la descomunal ira.

El dolor en su pecho estaba haciéndose cada vez más fuerte, con mucha nostalgia miró los cabellos que permanecían en el cofre en el buró junto a su cama y al mirarlos, los sujetó con tanta fuerza, aún desprendían el dulce aroma del chico al que alguna vez...

Kyojuro empezaba a enfermar debido a la angustia, incluso su pequeño se asustaba con la idea de perderlo y su padre lo regañaba esperando que trajera a casa al Omega que dejó en la tierra a lo cual Kyojuro respondió.

-Nunca traeré a este lugar a un humano ambicioso y sin corazón.

Sabía cuál era la solución, pero se negaba a ella con su pensamiento equivocado sobre Tanjiro, pues por cómo había visto que el chico sonreía, pensó que el mismo no extrañaba a su hijo mayor.

No fue hasta que sintió el hormigueo más intenso en sus labios, con la intención de morder profundamente algo de forma territorial y posesiva, que se dignó a ir a la casa del Omega al que destrozó.

Fijándose por la ventana pudo ver al joven con los cabellos melocotón encima de su chico, con las manos enlazadas en el contrario mientras le besaba la glándula olfativa, se mordió el labio para no gritarle y apretó sus puños para no golpearlo.

El joven de cabellos burdeos había cuidado bien de la cueva donde lo dejó y la había convertido en una hermosa casa, podía sentir su llama ardiendo en alguna parte de la casa, pero el muchacho estaba demasiado ocupado para pensar en su llama.

Había una pequeña vela iluminándolos en esa noche donde parecían estar a un paso de enlazarse.

El espíritu no pudo soportar más en silencio y apagó la luz de la vela al entrar.

Sus ojos ardientes se mostraron en la oscuridad y Tanjiro lo miró con algo de miedo, lo reconocería en cualquier parte.

En su mente escuchó la voz del espíritu, que se ocultó de la vista humana de Sabito.

-Haz que se vaya.

Tanjiro no tardó en detenerse, estaba a un paso de consumar su amor por Sabito, pero el espíritu sonaba irritado y no lo retaría, porque los humanos dependían de él.

-Sabito... Yo... De verdad quería intentarlo, pero no puedo, en mi cabeza y en mi corazón sólo está él...

-¿Te refieres al padre de Ryu?

-Si...

-Lo lamento, tomaré mis cosas y me iré de inmediato.

Con todo el dolor de su corazón, lo dejó ir, pero volvió la vista cuando escuchó que su amado se iba.

-¿A qué ha venido?

-¿Te atreves a cuestionarme humano?

-No... Al fin y al cabo siempre hace lo que desea, por eso me tomó sin permiso y por eso se llevó a mi hijo mayor.

En sus ojos había irá y dolor, esos sentimientos que Kyojuro pensó que no existían.

-Tú...

-Cuando te lo llevaste, me prometí a mi mismo que protegería con todas mis fuerzas a Ryu, por eso decidí matar todos mis sentimientos, todos los que pudieran hacerlo infeliz, ese día te llevaste mi vida, te he odiado desde el momento en que alejaste a mi cachorro de mi.

Espíritu de la flamaWhere stories live. Discover now