Rengoku Shinjuro sujetó a su nieto y lo vio entrar al mundo de los espíritus normal, al fin y al cabo el y su hermano eran espíritus también por su padre.
Kyojuro traía entre sus brazos al Omega, sabía que al hacer eso, el niño perdería la vida y se convertiría en un espíritu.
De inmediato su forma corpórea se evaporó y Tanjiro perdió la vida humana.
El alma pura e inocente brillaba, sus destellos de luz blancos que rodeaban su cuerpo eran hermosos, pero en su frente, la cicatriz se volvió tan roja y delimitada, con una luz que parecía un fuego ardiente.
Su cabellera se hizo muy larga, tan larga que pudo tocar el piso y su delicada figura, se deshizo de la ropa maltratada y humana, siendo cubierto por una prenda blanca y un haori a cuadros verdes y negros.
Al verlo así, Senjuro que estaba enfrente con su sobrino mayor se les quedó mirando.
-¿Hermano?
Ryu miró al otro niño y se parecían mucho, excepto que el otro tenía la cicatriz de su madre.
-¿Tengo un hermano?
Le preguntó a su padre con cierta curiosidad.
-Él es el mayor, es Seijuro
-Ah.... Ahora entiendo porque mamá llora, no llora por ti, llora por él.
-¿Mamá?
El mayor de los gemelos suspiró y se dio cuenta de que su padre traía a la persona que más repudiaba, su supuesta madre.
-Siendo hijo de este Omega, y habiendo te criado con él, debes ser tan malo y vulgar como ese.
Senjuro se sorprendió de ver a su sobrino siendo cruel con alguien.
-¿Qué mi mamá es que?
-Dije vulgar, aparte de ser eso, eres sordo ¿O tu madre no te enseño las palabras básicas?
Ryu se sorprendió de la actitud de su hermano y luego bajó la cabeza para responderle.
-Te compadezco, como creciste sin el amor de una madre no entiendes lo mucho que puede dar por ti. Tienes mala actitud, quizá se burlaban de ti por no tener madre, pero de mi se burlaban por no tener un padre, y sin embargo, no te he tratado mal.
-¿Como te atreves a hablar mal de nuestro padre?
-La única razón por la que no lo quiero es porque nuestro padre tomó a nuestra madre sin permiso, aunque ya sabía que era un espíritu, porque descubrí su flama en el ático y porque mi madre susurraba en sueños, aunque no haya dicho nada todos estos años.
-Mi padre... Nunca...
-Ademas de que tú no conoces el hambre, aquí todo está rodeado de lujos; ni del frío, y aparte vives con un alfa, uno a quién nadie se atrevería a faltarle al respeto. El abuelo y el tío, también son alfas, pero mi madre es un Omega a quién no se le ofrecen buenas oportunidades, nadie lo respeta por tener que cuidar a su hijo solo, así que no tienes derecho de criticar a nuestra madre, por favor... Cuida bien tus palabras.
Ryu era mucho más educado a pesar de no haber vivido una vida de lujos, y muy maduro, Seijuro en cambio parecía un niño mimado.
-¿Crees que podrías compartir una modesta habitación para mi mamá y para mí? Señor Rengoku.
El niño le dijo al abuelo con una mirada preocupada.
-Si... Desde luego.
-Muchas gracias por su amabilidad, nos iremos en cuento mi mamá se recupere, parece estar sufriendo.
