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Jisung se encontraba sobre él, pero no lo besaba. Se limitaba a observar su rostro con atención, como si fuera lo más bello del mundo. Jamás se dió cuenta de ello hasta aquél día, su corazón estaba totalmente perdido y sin saber que hacer respecto a lo que hacían.

— Min — Llamó con ternura.

— ¿Qué sucede?

El menor negó con la cabeza, no quería sacar conclusiones aceleradas respecto a sus recientes sentimientos. Minho era alguien muy importante en su vida, siempre estuvo allí para apoyarlo. De tan solo pensar en lo que les preparaba el futuro le aterraba, deseaba no imaginar desgracias.

— Algo te pasa, sabes que puedes contarme— Dijo en plena tranquilidad.

El sentimiento de culpa volvió apoderarse de sí. Se empezaba a regañar internamente por algo que ni siquiera sabía ni fue conversado. Él estaba corrompiendo a su mejor amigo, pero aún no encontraba la manera de parar con todo ello.

— Solo que... Eres muy lindo — Soltó Han con timidez.

El castaño hundió su cabeza en el cuello contrario después de aquella confesión. Tenía vergüenza después de sus palabras, se suponía que no debía decirlo aún.

— Tu también eres muy hermoso, Sunggie— Respondió de la misma manera.

El corazón de Lee latía desenfrenado, a la vez que su mente le reprochaba por lo que estaban haciendo. No debía parecerle lindo, al menos no en ese sentido. Quizás como un gran amigo tratando de subir su poca autoestima, pero no en el contexto presente.

Mientras su cabeza era un lío, acariciaba los suaves cabellos del menor. Por fuera parecía muy tranquilo, pero todo lo que estaba sufriendo por dentro no tenía nombre. Realmente quería volver a cuando eran niños, evitar enamorarse a toda costa de Jisung.

Sabía que por el momento no sospechaba nada sobre su enamoramiento, pero entendía que en cualquier momento saldría todo a la luz. El día en que eso pase su corazón sería partido en mil pedazos debido a un posible rechazo. Necesitaba arreglar todo lo antes posible, antes de que terminara en una desgracia.

— Jisung— Lo llamó sin ternura, solo como el simple amigo que era — ¿No tienes algún examen ésta semana?

— No que yo sepa ¿Por qué preguntas? — El pequeño levantó su mirada hasta que sus ojos chocaron contra los contrarios.

Minho negó con la cabeza a la vez que evadía el brillo en su mirar, tenía que olvidarlo. Jamás estarían juntos, ni siquiera en otra realidad.

— ¿Qué tal si vamos alguna fiesta? Felix me comentó sobre una el fin de semana — Preguntó observando la ventana.

— El fin de semana teníamos otra pijamada— Reprochó como un niño.

— Podríamos pasarla para otra semana ¿Te parece?

Evadir cualquier tipo de contacto más allá de lo que tenían parecía lo correcto. Ya no más besos, no pijamadas sabiendo lo que podría pasar. Trataría de pasar todas estas para un día indefinido, quizás así todo volvería a como debía ser.

— Está bien — Murmuró en un tono algo decepcionado.

El rubio ignoró ello, debía evitar caer ante sus encantos nuevamente. Se separó de él con la escusa de que iría a la cocina a tomar algo de agua, pues en realidad iría a lavarse el rostro. Necesitaba un tiempo para pensar las cosas a solas, pero tenía por entendido que sería raro echarlo de su casa así como si nada.  

Cerró la puerta a sus espaldas para luego deslizarse sobre esta, quedó sentado en el suelo con miles de pensamientos. Nada ayudaba a que los besos paren, quizás...

No, no podría hacer eso. Sonaba bien la idea pero no tan conveniente para Minho. Sabía que jamás se podría enamorar de alguien más, pero era lo que podría acabar con todo ello.

Levantó su cuerpo con pesadez, quedando perplejo al ver su reflejo en el espejo. Mejillas sonrojadas, labios colorados e hinchados de tanto morderlos. Era el efecto que Han tenía en él.

Lavó su rostro solo con agua helada, intentando quitar rastro de lo que pasó hace unas horas. Se le hacía totalmente hipócrita querer arreglar las cosas y no hacer nada al respecto. Tener miles de ideas pero no llevar ninguna a cabo.

Se preguntaba si Jisung se sentía igual de culpable por todo lo que hacían, seguramente no. Era muy inocente y no se daba cuenta de lo que en realidad sucedía. Muy distinto a Lee, quien con cada beso se iba ilusionando cada vez más.

Golpeó sus mejillas intentando quitar el dolor de cabeza que empezaba a recurrir cada día. Ya tenía una imagen clara de como terminar con todo, aunque su enamoramiento siguiera en pie por más trabajo que hiciera para quitarlo.

Salió del baño encontrándose con su mejor amigo trás la puerta, tenía aquella mirada brillosa que tanto le encantaba.

— Lo siento por tardar tanto — Habló con timidez — No sabía que querías entrar.

— No es eso — Comentó en un tono distinto, muy difícil de descifrar.

El rubio asintió sin esperar alguna otra palabra, desde hoy empezaría su plan.

— Min — Volvió a llamar el menor.

— ¿Qué?

— ¿Desde cuándo tienes tantas ganas de ir a una fiesta? Que yo sepa no te gustan en lo más mínimo — Preguntó con curiosidad.

— Creo que subestimé demasiado ir a una, no debería dejarme llevar por solo una experiencia ¿No? — Rio falso, cosa que Jisung no llegó a notar.

El mayor pasó por su lado para ir bajando las escaleras, sin escuchar alguna otra pregunta que su amigo decía. No debía enterarse de su plan, mucho menos que le gustaba desde hace años.

Han mantuvo una mirada oscura, algo le ocurría a Lee. De estar toda la tarde pegado a sus labios pasó a ser algo distante, como si todo fuera un error. Al castaño le disgustó aquella actitud, ni siquiera sabía como pudo soportarla por tanto tiempo.

Sentía que algo iba a suceder, y eso le haría abrir los ojos hacia algo desconocido. No quería saberlo, mucho menos imaginar en alguna tragedia para su corazón. Solo quería estar con Minho, seguir con todo lo que estaban haciendo. Sabía perfectamente lo que hacía, aunque no fuera muy de amigos besarse y tocarse cada momento solos.

Lips || Minsung Donde viven las historias. Descúbrelo ahora