20. Like the first time

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Cuando alguien se enamora por primera vez, su percepción de la vida cambia considerablemente, porque, claro, puedes haber estado atraído hacia muchas personas antes, pero el enamoramiento es algo más; este es un hito, un impacto que marcará un ant...

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Cuando alguien se enamora por primera vez, su percepción de la vida cambia considerablemente, porque, claro, puedes haber estado atraído hacia muchas personas antes, pero el enamoramiento es algo más; este es un hito, un impacto que marcará un antes y después en tu vida. Un recuerdo que atesorarás por toda la eternidad, ese despertar de tu alma ante un nuevo sentimiento.

Enamorarse es encontrar a esa persona que te hace querer ser mejor y buscar siempre devolverle esa felicidad que te genera en el interior, es algo que no se ve con los ojos, sino con el corazón. Un sentimiento divino, capaz de arrastrarte al mismo infierno cuando no sale cómo pensabas. Tan divino es, que incluso puede llegar a nublar tu vista, enalteciendo a la persona frente a tus ojos, rodeándola de un halo de luz, proyectando todos los colores presentes en el arco iris, haciéndote pasar del blanco y negro al color.

Tan colorido como las luces brillantes de una ciudad que no descansa, vistas desde lo alto de un peñasco, entre lágrimas, besos, heridas que cierran y palpitantes corazones que ahora se alejan un tanto soñolientos, pero bastante tranquilos y alegres, gracias a la mutua compañía.

Dos días y noches pasaron desde ese momento, ahora, en sábado me encuentro presenciando su visita en conjunto a la famosa convención a la que ambos han asistido por mucho tiempo, observándose a momentos desde lejos con curiosidad contenida y que ahora, recorren juntos, de la mano, cada uno de los puestos y actividades. Ella con suma emoción y alegría, se bambolea gustosa presumiendo sus regalos, mientras él refunfuña a su lado, sintiéndose un tanto ridículo con su suéter a juego, pero satisfecho de ver que la mujer por la que su corazón repiquetea cual campana en domingo, sonríe feliz.

—Tomémonos una foto. —Menciona ella de manera repentina.

—No. —Replicó él de inmediato.

—Oh, lo siento, no pensé que te molestaría. —Dijo con la cabeza gacha.

—¡No! No es porque no quiera o me moleste. —Admitió nervioso.

—¿Entonces? —Él suspiró sonoramente, antes de balbucear palabras inteligibles. —¿Perdón? —Preguntó confundida, pidiéndole que hablara nuevamente.

Otro sonoro suspiro abandonó sus pulmones para proclamar en voz baja —No me gustan las fotos, porque no salgo bien en ellas. —Habló avergonzado.

—¿Qué? —Inquirió aún confusa.

—No salgo bien en las fotos ¿ok? Siempre parece que me retrataron para un maldito cartel de "Se busca" del viejo oeste.

—Oye, no es necesario que te alteres. Es que me parece tonto que no salgas bien en una imagen cuando en persona eres muy atractivo.

—Mentir es innecesario. —Refutó.

—Podrías creerme, porque digo la verdad o podríamos pedirle al tipo de la capucha que haga un sondeo antes del próximo show de ejecución en la guillotina, cómo si te estuviéramos subastando o algo así y verás que tengo razón. —Dijo con seguridad. —Aunque no será una subasta porque cortaré a cualquiera que se atreva a intentar llevarte. —Agregó con tono sombrío.

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