37. Iris

188 31 65
                                    

"Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad." ­– Marco Aurelio.

Algo que hace de este mundo extremadamente curioso, es un tema que ya hemos tratado en reiteradas ocasiones y que se ve reflejado en la frase anterior, la perspectiva. A veces, ves algo como brillante y esplendoroso; algo por lo que podrías arrodillarte en mitad de la calle, renunciando a todos y todo, pero que, al cambiar tu perspectiva, te parecerá en extremo borroso, descolorido, incluso. Y es en ese momento en el que te refriegas los ojos y te cuestionas tu vida entera. Sin embargo, no es tu vista la que está mal; nada dentro de ti lo está, de hecho. Es sólo que tu enfoque ha cambiado y has notado detalles que antes ignorabas. Pero, esto también nos hace reflexionar sobre algo en particular: tu perspectiva y la de alguien más pueden variar, diferir desde insignificantes pequeñeces hasta algo completamente diverso, pues, como ya lo mencionó el sabio Marco Aurelio, esta es sólo un punto de vista, no la verdad.

En ocasiones, se piensa que tu verdad es la razón absoluta, cuando nunca es así. Todo tiene más de un punto de vista, como las dos caras de la moneda, como el lado oculto que guarda la luna celosamente, o, incluso, como este mismo relato. Quizás deberías meditar un poco sobre ello. Así como yo pienso constantemente en ese tema, y le doy vueltas una y otra vez, tal como la misma tierra que gira en su órbita.

Otro día ha llegado a su fin, mi telón oscuro ha cubierto por completo la ciudad, lugar en donde todo es fiesta y diversión; un fin de semana cualquiera en dónde se olvidan los problemas y pesares de los días anteriores. Un momento de distracción, para alejarse de la realidad. Sin embargo, no en todos los lugares se respira esa felicidad innata del que se libera, aunque momentáneamente, de sus propias ataduras. Dejo pasar a las almas fiesteras que se embriagan en sus festejos, para centrarme en ese departamento en el segundo nivel de un destartalado edificio, en donde un gato negro sisea a una pareja de rubios que intentan en vano apartarlo de la puerta, mientras ambos se observan con preocupación, pues su dueña lleva días sin abandonar su habitación. El teléfono suena insistente, Annie, suspirando, se retira para atenderlo, sabiendo perfectamente de quién se trata y la pantomima que debe hacer por cuarta o quinta vez en el día, sólo para obtener la misma respuesta.

—Claro, señora. Le preguntaré, ahora vuelvo. —Dijo al auricular, respirando profundamente, antes de dirigirse a la habitación. —Mikasa, tu madre pregunta si puedes hablar con ella.

—No. —Respondió tajante la muchacha, oculta bajo las sábanas.

—Va a volver a llamar. —Advirtió cansada.

—Lo sé.

—Bien, le diré que no quieres hablar ahora.

—¿Te dijo si ya llegó a su casa?

—Sí, en las más de quince llamadas de ayer.

—Ok.  —Respondió con desánimo, observando a su amiga caminar nuevamente hacia el lugar en donde se encontraba el teléfono. En su interior se cuestionaba sobre el trato que le había dado a su madre. Sabía perfectamente que había hecho lo correcto al enunciar en voz alta todo aquello que le carcomía por dentro desde hacía mucho tiempo, pero, se lamentaba de haberlo hecho tan abruptamente y en un lugar poco apropiado. Cuántas veces no había imaginado el día de su graduación; siempre se había visto radiante, sonriente y eufórica por el logro obtenido, pero, ahora que el día finalmente había llegado, lo único que sentía era tristeza, dolor y soledad. Un día que seguramente recordaría siempre, pero no de la manera deseada. Nuevas lágrimas comenzaron a descender por el camino húmedo que habían dejado las rondas anteriores sobre su rostro. Buscó consuelo en la chaqueta de cuero a la que había decidido aferrarse durante las últimas noches, junto a un gato de felpa que había absorbido la humedad drenada por sus ojos y que la observaba inerte, contemplándola en su desdicha.

Night ChangesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora