daniel

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Johnny volvió a casa de LaRusso, tocó el timbre y la ama de casas lo hizo pasar.

- Hola, ¿sabe si ayer se me quedó mi teléfono?

La señora le respondió negativamente pero lo dejo pasar a la bodega de su patrón en busca del teléfono.

- ¡Aquí está!, muchas gracias.

Johnny salía satisfecho de la bodega, no vio a Daniel y había encontrado su teléfono, y ya nadie podría quitarle esa felicidad.

- ¿Johnny?

>>¡Mierda!<< pensó Lawrence, se dio la vuelta y lo vió, quizás nunca pensó en lo hermoso que Daniel seguía siendo, se veía bastante joven para solo tener treinta y siete, pero más que nada Daniel seguía teniendo esa misma chispa en los ojos, la misma de la cual se había enamorado veinte años atrás.

Daniel camino rápidamente hasta el y lo abrazó.

- ¡¿Como estás hombre?!

Johnny quedó en shock, luego de terminarle por correo y que hace veinte años no se veían, lo primero que le decía era "¡¿Como estás hombre?!", LaRusso seguía siendo un insensible de mierda.

- Bien

- ¿Que haces aquí, en mi casa?

- Buscando mi teléfono, ayer hice la electricidad de la bodega y...

- ¿Ayer estuviste tú en la bodega?, mierda, si lo hubiese sabido te invitaba un trago hombre. ¿Pero tienes tiempo para hacerlo ahora?

- No, tengo que irme. Lo, lo siento.

- ¡Vamos!, un trago para saber sobre nuestras vidas, veinte años es mucho tiempo Lawrence.

Johnny accedió, LaRusso seguía manipulándolo con sus gestos amables y ojos brillosos como hace veinte años atrás.

- ¿Y que ha pasado con tu vida Johnny?

- Nada interesante, y tú, ¿que hiciste en Okinawa por veinte años?

- Bueno, fundé una concesionaria de autos gracias a un japonés increíble que conocí allá y bueno, me casé.

Johnny sintió esa frase como una puñalada en el corazón, muy parecida al sentimiento de cuando leyó la última carta de Daniel. Buscó rápidamente alguna argolla de matrimonio en las morenas manos, pero no vio nada.

- Ahora estoy separado, en verdad hace años, Kumiko quería viajar, hacer su vida y yo, yo quería plantar cara, casarme, trabajar y tener hijos. ¡Vamos Lawrence, ¿que pasó contigo?!, tienes una argolla, la veo.

Johnny miró su argolla de matrimonio para luego mirar a Daniel.

- Estoy casado, trabajo como maestro constructor y bueno, tengo un hijo, Robby, tiene apenas un año.

- ¡Felicidades!, tienes todo lo que yo quiero- Daniel se dispuso a reír, mientras lo tomaba del hombro. -Fue bueno verte John, sigues teniendo esos cabellos rubios hermosos que me enamoran.

Johnny se sintió bastante incómodo. No podía entender cómo Daniel podía coquetear con el de nuevo, después de todo lo que le había echo.

- ¿A que mierda viniste LaRusso?

- ¿Perdona?

- Eso, ¿a que mierda viniste?, todo estaba mejor sin ti.

- Vine a abrir mi concesionaria Johnny, solo hay una en Los Ángeles y es bastante deshonesta, creo que será un buen negocio.

Johnny esta vez se paró de la silla riendo, de verdad no podía creer cómo Daniel hablaba de todo menos de lo que había pasado entre ellos.

- ¡Adiós LaRusso!.- Johnny no pudo salir del comedor porque una mano lo sujetó fuertemente.

- Lo siento, fui un desgraciado contigo, es cierto, pero lo siento mucho Johnny, yo, yo te quise mucho

- Tú nunca me quisiste LaRusso, ¡nunca!, si lo hubieras echo habrías venido durante estos veinte años a pedirme perdón, me hubieses llamado, enviado una carta, pero no lo hiciste.

Johnny esta vez se deshizo del agarre y se fue a su auto, debía ir al trabajo pero prefirió ir al bar en busca de una cerveza, una nada más.

Después de unas horas Johnny se encontraba borracho al borde del coma etílico y en busca de peleas, sentía que su vida volvía a caer como había caído luego de esa carta.

"Okinawa. 1986
Hola Johnny, he hablado con mi madre y me quedare en Okinawa un tiempo más. Lo siento. En verdad, esta carta tiene un motivo más importante. Siento que esto no da para más, cada día me siento más distante a ti, esto no funciona, y si quieres que sea sincero, me besé con Kumiko, se que estoy siendo un canalla contándotelo pero te mereces a alguien mejor que yo. Lo siento. Se despide Daniel LaRusso."

Su esposa lo llamaba cada dos minutos pero el no contestaba, no era el momento para que ella lo fuera a buscar al bar y llevárselo a casa, pensaba en Robby, tenía que llegar a casa si o si pero lo haría luego. Ese luego nunca llegó y Johnny se durmió en la barra del bar.

Al despertar entreabrió los ojos para cerrarlos nuevamente por el exceso de luz, era raro, a las cinco de la mañana no había esa luz, abrió esta vez sus ojos y vio una habitación blanca con cosas orientales, se miró a él mismo, con un pijama de abuelo color azul.

- ¿Que mier...?

Daniel escuchó la voz de Johnny y entró a la habitación con una bandeja que tenía agua, medicamentos y pan con huevo.

- Toma, se sentirás mejor

- ¿Que mierda hago en tu cama LaRusso?,

- No es mi cama John, es la habitación de invitados, ayer estabas muy alcoholizado, al borde de un coma etílico, no podía dejarte así, llame a tu esposa para decirle que estabas conmigo, que tomamos unos tragos y que te quedaste dormido, todo está bien.

- ¡No quiero ninguna de tus estupideces! ¿Donde está mi ropa?

- Esta lavándose, la vomitaste ayer, solo espera unos minutos, come, toma agua, medícate y si quieres dúchate también, mi casa es tuya.- Johnny siguió bufando.

- ¿O quieres que traiga la ropa con vomito?

El rubio no le dijo nada y empezó a tomar agua para luego comerse el pan con huevo rápidamente.

- Si que tenías hambre eh.

Daniel miraba a Johnny con ese cariño que alguna vez habían tenido. Y que se había esfumado gracias a ese viaje.

- Sabes, me gustaría hablar contigo sobre lo qué pasó Johnny

- Daniel, no quiero saberlo, es mejor para mi

- Es importante que sepas toda la historia, por favor.

Johnny estuvo pensativo, pero sintió que Daniel había vuelto a ser esa persona amable y comprensiva que había conocido desde adolescente. Al final aceptó. Había esperado veinte años este momento de saber la verdad en boca de Daniel, sin intermediarios.

all the things i did // lawrussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora