Capítulo 38

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Busqué videos y una gran oferta apareció frente a mí, había tantas poses y categorías que no supe por dónde empezar. Me puse los auriculares y fui haciendo clic en algunos videos.

La temperatura fue subiendo, mientras seguía investigando.

Algunos tamaños me dieron pánico, y deseé que se tratara de casos poco habituales, de lo contrario realmente iba a decidir morir virgen.

Escuché el gemido de las mujeres al momento de ser penetradas y no parecían sufrir, sino todo lo contrario. Eso me dio un poco de tranquilidad, pero algunas casi gritaban haciendo que resultara sobreactuado.

Un calor se acumuló en la zona más baja de mi abdomen y mi pecho se movía de forma acelerada, esas imágenes estaban provocando cosas que antes no.

Bajé mi mano derecha y la pasé por debajo del elástico de mis pantalones y mi ropa interior, me sorprendió sentir lo húmeda que estaba con solo mirar.

Moví mis dedos y la humedad de la zona hizo que resultara tan placentero que un gemido escapó de mis labios sin poder retenerlo, me acomodé en la silla para estar más cómoda y puse otro video en el cual el chico era muy parecido a Gabriel, mordí mi labio y acaricié mi entrepierna trazando círculos en la zona más sensible, me removí en la silla agilizando el ritmo hasta que mis ojos se cerraron y solo pude concentrarme en el placer que me daba a mí misma.

Recordé a Gabriel rozando su lengua con la mía y sentí venir una oleada de placer a través de mi cuerpo.

El celular sonó haciendo vibrar el escritorio y me sacó de la burbuja en la que estaba metida, abrí los ojos y vi de soslayo el nombre del chico que me estaba haciendo gemir.

Tomé el celular sin dejar de mover, ahora suavemente, mis dedos en mi intimidad y abrí el mensaje.

"-Estoy en el garaje de tu casa, ¿puedes bajar? -"

Di un salto de la silla y saqué la mano de mis pantalones sin dejar de ver el teléfono, tenía la esperanza de haber leído mal, pero no.

Él estaba allí.

Tragué saliva aun con la respiración agitada y me miré al espejo que colgaba sobre el escritorio, estaba colorada y transpirada.

Era impensado que él me viera así, pero ya estaba allí.

No tenía tiempo de tomar una ducha y menos aún de terminar lo que estaba haciendo.

Me acomodé la ropa lo mejor que pude, me até el cabello de forma más prolija y el celular volvió a sonar.

"-Por favor, Azul. Necesito hablar contigo. -"

"-Voy. -"

Bajé las escaleras de dos en dos y me detuve al llegar abajo, mis padres seguían sentados a la mesa, pero ya habían dejado de discutir, ninguno me vio así que caminé de puntas para evitar preguntas que no sabría responder.

Entré al garaje y caminé hacia la puerta con el corazón golpeando nerviosamente contra mi pecho, la abrí y él apareció de pie frente a mí.

Estaba vestido igual que antes, pero su cabello estaba mojado y caía a los lados en mechas, haciéndolo ver muy sexy.

No tenía sentido, a no ser que hubiera tomado una ducha y vuelto a ponerse la misma ropa.

Esa deducción que encontró mi cabeza en solo un segundo, hizo a mi estómago cerrarse en un puño.

Me hice a un lado dejándolo pasar, intentando parecer indiferente.

-Gracias por abrirme, pensé que no lo harías. -

Soñándote despierta. (Completa ✔️) (1)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant